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lunes, 12 de marzo de 2018

El Real absorbe a la Zarzuela. La Zarzuela pierde.



El día 11 de marzo de 2018 será una fecha histórica para el Teatro de la Zarzuela, de Madrid y para la propia zarzuela, independientemente de lo que suceda en los próximos días. El motivo es la publicación en algunos medios de comunicación generalistas y especializados de la noticia de que el Ministerio de Cultura  pretende unir bajo un mando único los Teatros Real y de la Zarzuela. La prensa lo llama “fusión” o “absorción”.

El asunto, a pesar de haber sido filtrado a la prensa, al parecer desde el entorno del teatro de la Plaza de Oriente, y sin conocimiento de los responsables de la gestión del de la calle de Jovellanos, es tan importante que merece algunas reflexiones y comentarios.

La primera de ellas es que el asunto, con las consecuencias que tenga, NO se relaciona con la ópera y la zarzuela como géneros artísticos ni como espectáculos. Nada tiene que ver con la ridícula, aunque histórica y permanente comparación entre una y otra. El asunto es meramente empresarial e incluso político.

¿Fusión o absorción?
Los medios que se han ocupado de la noticia hablan indistintamente de “fusión” y “absorción”. Como otras veces la falta de rigor lingüístico puede desorientar al lector. Quienes se tomen la molestia de consultar un diccionario, advertirán que no es lo mismo “fusión” que “absorción”.  En el primer caso el resultado es un nuevo producto o cosa; en el segundo supone la desaparición de uno de los elementos en beneficio del otro, lo que el refranero aclara sabiamente: “el pez grande se come al chico”.


En este caso hablamos de “absorción” pues el Teatro de la Zarzuela pasará a depender del Teatro Real, según se dice. Deberíamos habla propiamente de la Fundación que gestiona el Teatro Real, pero preferimos simplificar. 


¿Por qué?
Parece que el origen de esta idea, que no es nuevo según informa Gonzalo Alonso en http://www.beckmesser.com/opa-hostil-del-teatro-real-sobre-la-zarzuela/ está en los inconvenientes y dificultades de gestión que plantea el Teatro de la Zarzuela debido a las exigentes y encorsetadas normas emanadas de su dependencia de un ministerio, de los convenios laborales de sus trabajadores y, en definitiva, de la ausencia de herramientas para flexibilizar las tareas habituales de la gestión de un teatro. Estos inconvenientes no los tiene el Real, pues la fórmula jurídica que lo rige permite una versatilidad de actuación muy superior.

Objetivos.
Desde el entorno del Teatro Real se afirma que la idea de la operación es la internacionalización de la zarzuela. Como tantas veces en los entornos empresariales escuchamos frases “redondas” y grandilocuentes, pero vacías. Históricamente el Teatro Real no se ha interesado por la zarzuela (es verdad que ha habido alguna que se ha representado en su escenario, pero casi siempre lo ha sido por atender a peticiones concretas de personas a las que no se les podía negar). Tampoco ha prestado demasiada atención a la ópera española, cuando la ha habido (por imposiciones contractuales) las obras nacionales han quedado relegadas al lugar menos importante de la temporada y se han ofrecido muy pocas representaciones. En nuestro tiempo basta contemplar las programaciones de las últimas temporadas para comprobarlo. Sin embargo, el Teatro de la Zarzuela ha ofrecido en los últimos años, varias óperas: Marina, El Gato Montés (reposición), Juan José, Maruxa, incluso ha estrenado una de nueva creación: María Moliner.

¿Y ahora el Teatro Real va a “internacionalizar” la zarzuela? ¿Dónde va a llevarla? ¿Qué títulos? ¿Nuevas producciones o alguna de las existentes?

Un detalle importante en esto de la difusión: Nada se dice de llevar la zarzuela a teatros del territorio nacional. ¿Cuándo van a ver nuestras provincias una producción “en condiciones”, cuando sus costes los cubren los presupuestos nacionales? ¿O van a tener que ir los cacereños a alguna ciudad alemana a ver una zarzuela? 

El personal.
La operación plantea problemas de muy difícil resolución en lo que tiene que ver con el personal que atiende al teatro de la calle de Jovellanos. Se comenta, aunque nunca se han dado detalles concretos, que el convenio colectivo de los trabajadores es especialmente exigente, hasta el punto de hacer imposible la grabación de Videos por el sobrecoste que tiene. Nos parece que esto no debería ser un problema; si un colectivo mantiene unas condiciones laborales “abusivas”, sostenidas con dinero publico, lo sensato es denunciar el asunto, negociar con lo representes de los trabajadores y encontrar una solución sensata; mantener “per sécula seculorum” una situación arbitraria, que, a la larga, perjudica a la difusión de la zarzuela, que es nuestro mayor patrimonio músico-teatral, parece poco recomendable.  Cortar por lo sano, que es lo que se propone ahora, tampoco es solución, porque esto va a traer problemas sin duda alguna.

Además de este personal, la Zarzuela tiene un Coro muy preparado en lo vocal y con gran experiencia en lo escénico. ¿Va a sustituir al del Real, un conjunto contratado? ¿Coexistirán los dos? ¿En las mismas condiciones laborales?

¿Y la orquesta? Ninguno de los dos teatros tiene orquesta propia. El Real, la Sinfónica de Madrid, entidad privada; el de la Zarzuela, la de la Comunidad de Madrid, pública. ¿Cómo van a coexistir? ¿Habrá una orquesta “de primera” para las óperas y una “de segunda” para la zarzuelas”.

Parece claro que se buscan dos teatros, uno de primera “para la gran ópera”, y otro de segunda, para las pequeñas óperas, las contemporáneas de escaso tirón popular, para la zarzuela y para la danza, pues tanto la Compañía Nacional de Danza como el Ballet Nacional seguirán teniendo su sede en el Teatro de la Zarzuela

Otras consideraciones.
El articulo de Gonzalo Alonso, el más documentado de los publicados hasta ahora, plantea otros interrogantes: ¿Quiere seguir el Real el modelo de la Ópera de París? ¿Tiene algo que ver que al año que viene terminen los beneficios fiscales de quienes han patrocinado los “200 años” del Real? (Por cierto, que esto de los 200 años me resulta incomprensible: es la primera vez que escucho y veo que un cumpleaños se celebre en función de la ”concepción” del sujeto y no del “nacimiento”, como hace todo el mundo).

¿Y los dineros? Los presupuestos de ambos teatros hoy oscilan unos entre los 78 y 90 millones de euros (según los distintos artículos leídos); el previsto para ambos locales fusionados podría alcanzar “casi los 100 millones”. ¿Cómo se repartirían?

¿Y el programa pedagógico? Los dos teatros mantienen sendos programas educativos aunque diferenciados en su concepción y desarrollo. ¿Qué modelo va a pervivir?

Cuestiones burocráticas.
Según parece, la noticia fue filtrada a ciertos medios, desde lo cuales fue saltando a otros, sin conocimiento de los responsables del Teatro de la Zarzuela. Si esto es así, la actuación de los responsables del Real es impresentable. No encontramos ninguna razón que justifique tal comportamiento, máxime cuando hablan de actuaciones conjuntas y sinergias.  Esto no es una actuación ética ni elegante.

¿Realidad o globo sonda?
Hay quienes opinan que este “proyecto” no es más que un “globo sonda” para ver cómo respira el personal. Esta es una técnica muy utilizada por los políticos irresponsables que, cuando advierten que han metido la pata, recogen velas, dicen que no les hemos entendido (lo que significa que nos consideran ignorantes), que no era su intención decir lo que dijeron… Y no pasa nada. (Ver un ejemplo de esto en el artículo de Gonzalo Alonso, referido a la publicación en el BOE (el 27 de marzo de 1996) de la “cesión de la zarzuela al Real”, que felizmente no se llevó a cabo).

Si esto es un “globo sonda”, ¿no es más noble y sensato preguntar y plantear la situación, con “luz y taquígrafos”? Si la absorción no se produce, ¿se hará alguien responsable de este alboroto?

¿Y el futuro?
En este momento, me rondan en la cabeza muchísimas preguntas que no tienen respuesta, y me asalta un sentimiento de tristeza. ¿Qué pasará? No se sabe. Habrá que esperar, pero la sensación es mala. Todo tiene la pinta de dejar en segundo plano la zarzuela, un espectáculo con más de 350 años de historia, que ha sido el alimento músico-teatral de generaciones, con un volumen de producción impresionante, entre la que se encuentran muchos y magistrales ejemplos líricos. Creo que la zarzuela sufrirá un golpe mortal. Puede que esto no se lleve a cabo ahora, pero la idea está ahí, desde hace más de veinte años (vuelvo a recomendar la lectura del trabajo de G. Alonso).

Y ya lo dice el refranero: cuando el río suena …  José Prieto Marugán

P.D. Con posterioridad a la redacción del texto precedente, leo en La Razón una entrevista con Gregorio Marañón, Presidente del Patronato del Teatro Real, en la que desmiente que se vaya a a privatizar ni absorber a nadie, que es un acuerdo institucional.

También dice que “los acuerdos los toman quienes tienen la responsabilidad institucional de hacerlo y son ellos quienes después (la negrita es nuestra) lo explican con sus argumentos”. Añade, además, que Plácido Domingo tiene “deseos de participar en el proyecto, incluso de apadrinarle e involucrarse”. Sabemos que  Plácido Domingo es un entusiasta de la zarzuela, y también que es una figura especialmente querida y popular.

2 comentarios:

  1. A mi me preocupa que ese afán de "internacionalizar" la zarzuela conlleve un incremento más que considerable en el precio de las entradas,que nos obligue a volvernos atrás a muchos de sus incondicionales.
    Por descontado que el Teatro de la Zarzuela es deficitario. Como también lo es el Auditorio Nacional y el Museo del Prado. Pero son deficitarios en términos económicos. No así en su labor social y cultural. Algo que todo gobierno debe facilitar.

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  2. Ah, y coincido con VD. Sr.Prieto, en su opinión sobre el artículo-análisis de Gonzalo Alonso,en su portal beckmesser.com. lo cual ya expresé ayer en el mismo.

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