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lunes, 24 de diciembre de 2018

Zarzuela y comedia musical.


Venimos oyendo, leyendo, desde hace algún tiempo que la zarzuela es nuestra comedia musical. Quienes esto afirman quizá busquen elevar la consideración social que tiene hoy la zarzuela, amparándose en la fama y el tirón de que goza la comedia musical en nuestro país desde hace unos años. Puede que pretendan promocionar nuestro teatro lírico y hasta intenten aumentar su público. La intención es loable, sin duda, pero pienso que  la asimilación es equivocada. No pretendo polemizar ni discutir; tampoco poner un género musical por encima de otro; mucho menos recurrir a esa idea poco afortunada de que lo nuestro es superior. Mi única intención es insistir en que estas comparaciones no tienen razón de ser, porque ópera, opereta, zarzuela[1] y comedia musical son cosas distintas; sólo tienen en común que son teatro con mayor o menor intervención de la música. Más allá de esta certeza no encontraremos más que diferencias.
 
scena de la zarzuela "Pan y toros"
 Insistimos en que ninguno de estos géneros líricos tiene, por sí mismo, supremacía sobre otro en lo que a calidad artística se refiere. Hay óperas magníficas, como existen zarzuelas excelentes y comedias musicales estupendas. También las hay medianas, mediocres y malas. Pero afirmar que La boheme es mejor que La verbena de la Paloma o que West Side Story … está fuera de lugar, porque es lo mismo que comprar peras con manzanas.


Comedia musical … americana.
La primera idea que hay que dejar clara es que asociamos comedia musical (o simplemente “musical[2]”)  a un tipo de teatro nacido en los Estados Unidos, luego desarrollado en el mundo anglosajón.  En nuestro entorno no solemos relacionar “musical” con los espectáculos de esta naturaleza (cantados, hablados y bailados) tan desarrollados y populares en la India (eso que llamamos Bollywood).

Escena del musical "West Side Story"
Zarzuela y musical: Diferencias.
Es cierto que “zarzuela” y “musical” tienen en común partes cantadas, habladas y bailadas, en distintas proporciones.  Pero es la única semejanza; las diferencias son más numerosas e importantes. Veamos algunas:

Edad y entorno social.
Según la Wikipedia, le comedia musical americana (quieren decir estadounidense) nace el 12 de septiembre de 1866, con la obra The Black Crook (1866). Nuestra zarzuela arranca en el siglo XVII (La púrpura de la rosa, una de las primeras se dio a conocer en 1660, definida como “zarzuela en un acto”; incluso tres décadas antes, en 1635 concretamente, registramos una “comedia de música”; aunque no nos ha llegado el nombre del músico, fue titulada El mayor encanto, Amor .

Esta diferencia de edad es la responsable de que el número de “zarzuelas” sea muy superior al de “musicales”. Pero no es la cantidad lo que debe interesarnos, sino que esos casi 400 años de historia generaron una gran variedad de tipos, como consecuencia de estéticas nuevas.

Si pensamos en el entorno social, la conclusión será más evidente. Incluso comparando desde fechas similares (mediados del XIX, cuando nace el musical) la sociedad norteamericana es diferente a la española en lo político, en lo religioso, en lo económico y en lo social. Y el teatro, como cualquier otra manifestación artística humana, es consecuencia y resultado de su tiempo. No hacen falta más detalles.

Presupuestos y presentación.
En el asunto de los dineros podemos encontrar parecidos. El gran montaje de una zarzuela, como la gran producción de un musical, sólo son posibles si se dispone de un elevado presupuesto. Ambos espectáculos son caros, muy caros.  De la misa manera, una pequeña comedia musical, especialmente de esas que han surgido y surgen al rebufo de un modelo que en España ha eclosionado con enorme fuerza, es más barata; también es más barato un espectáculo zarzuelero mediano.

Otro asunto es la procedencia de los recursos financieros. Aquí sí hay diferencias. Y son importantes.

Pintura naif de Manuel Gómez Arce, representando las escenas principales de la zarzuela "La parranda"
No dispongo de datos concretos pero creo no equivocarme al decir que en la comedia musical el soporte económico es la iniciativa privada. En el terreno de la zarzuela, la alimentación viene del Estado y también del mundo empresarial privado.  La consecuencia está a la vista cada temporada: los financiados por la administración (el Teatro de la Zarzuela, concretamente) son grandes espectáculos en lo que se refiere a su presentación (cantantes, orquesta, decorados, coros, vestuario…). Las producciones de zarzuela financiadas por empresas privadas son inferiores, sencillamente porque quienes las ponen en marcha no pueden hacer frente a los elevados costos que precisa este espectáculo.

Aquí surgen muchas cuestiones. La primera sería conocer cuánto cuesta un espectáculo y otro. Me temo que la zarzuela es más cara que el musical; basta pensar en el tamaño de la orquesta de una y otra especialidad. Hay más cuestiones que podríamos plantearnos: rentabilidad de las producciones (económica y cultural), inversión publicitaria (notablemente superior para los musicales), respuesta del público (que determina la viabilidad del negocio), elección del repertorio (a la zarzuela le “exigimos” una mínima “recuperación” del patrimonio musical histórico, algo que no ocurre con  un musical)… El asunto es complejo; claro, pero en lo que nos interesa viene a demostrar que la zarzuela no es el musical español.

Consideración social.
Aunque nada tenga que ver con la música, sí creemos que hay diferencias en la consideración de las gentes hacia la ópera, la zarzuela y el musical. Quizá provenga de la necesidad de ciertas gentes de mostrar su clase social,  su poderío económico y hasta su nivel cultural. Quién sabe si la causa es la publicidad y promoción o la consideración que cada género tiene en el pueblo, sea esta consideración acertada o no. No podemos dejar a un lado la tremenda influencia de las “modas”, que, como en todo, condicionan nuestros gustos y actividades.  Podríamos simplificar diciendo que la ópera es un espectáculo más de élites, mientras que la zarzuela es  más popular, teniendo como asistente a un publico ya maduro. Al musical asiste una mayor proporción de jóvenes.

La temática.
Eso que llamamos “zarzuela”, abarca en realidad un abanico de subgéneros distintos entre sí. Salvo que todo es cantado, poco tienen que ver las zarzuelas barrocas con las obras que surgen a partir de mediados del XIX, ni con el género chico, ni con la revista (de actualidad o de espectáculo), ni tampoco con nuestra “comedia musical” (distinta de la “comedia musical” en inglés).

Si nos fijamos sólo en la “zarzuela grande” (Barbieri, Gaztambide, Arrieta, Serrano, Vives, Moreno Torroba, Guerrero, Sorozábal, etc. etc.) encontraremos que la temática y el desarrollo dramático de nuestras obras poco tienen que ver con el musical, pues plantean dramas, tragedias, enredos, problemas sociales, etc. etc, en mayor variedad que lo hacen las obras del otro lado del Atlántico.

El texto.
Escena del musical "Un americano en París"
Característica esencial de nuestro teatro lírico, en cualquiera de sus modalidades, es el texto hablado, que tiene especial importancia. El libreto es quien cuenta la historia y tiene un peso muy destacado. En lo formal, son muchas las “zarzuelas” en las que la parte hablada supone un trabajo muy exigente a los cantantes por su intensidad teatral y su longitud. Si añadimos que, en muchos casos, este texto está escrito en verso, la dificultad se acrecienta porque se requiere un esfuerzo añadido. Debemos añadir que muchos cantantes no tienen la adecuada preparación actoral porque no la incluyen los planes de estudio. Incluso no nos faltan músicos que no quieren hacer zarzuela por el trabajo que les supone para los rendimientos artísticos, de currículum o económicos que obtienen. Con un recitar de romanzas y dúos cumplen con el “deber patriótico” de defender la zarzuela.

La música.
En este terreno, la gran zarzuela del siglo XIX tiene una entidad musical que se integra en el desarrollo argumental, siguiendo las líneas de la música italiana en lo que a la forma se refiere. Esta influencia se ha visto en España excesivamente demonizada, pero hasta mediados del siglo XIX no surgen en el mundo (en este tema en Europa) óperas distintas a los modelos musicales italianos.

La música de los musicales de influencia inglesa se apoya en  temas ligeros, en música más popular, e incorpora en mayor medida que la zarzuela, el baile, que en nuestra zarzuela suele tener raíces folclóricas evidentes.

Resumen.
Se pueden desarrollar cada una de estas características y elaborar estudios más detallados, desde luego. Aquí queda la idea. Por el momento nosotros queremos destacar que la zarzuela no se parece al “musical”, ni a la ópera. Cualquiera de estas especialidades es exclusiva, con mayor o peor calidad, naturalmente, pero no deberíamos compararlas. La verbena de la Paloma, El barberillo de Lavapiés, Doña Francisquita, … y tantas otras, ¿a qué se parecen?

José Prieto Marugán



[1] Uso aquí el término “zarzuela” de manera genérica, como solemos emplearlo de manera habitual, aunque es evidente que en el conjunto de nuestro teatro cantado, hay variedad de modelos; Nada tienen que ver entre sí La Gran Vía y La tabernera del puerto, por ejemplo, pero a ambas las llamamos “zarzuelas”.
[2] Esta asociación la hace la propia Real  Academia Española que en la entrada “comedia”, destaca “comedia musical” remitiendo al término “musical”, que define como “Género teatral o cinematográfico de origen angloamericano, que incluye como elemento fundamental partes cantadas y bailadas”. La Academia olvida otra definición de “comedia musical”, aquella que se refiere a un espectáculo teatral “placentero, festivo o humorístico cuyo desenlace suele ser feliz” y que incluye la música como parte esencial, como ella misma dice. Por ejemplo,  Doña Francisquita o Luisa Fernanda, fueron definidas por sus autores como “comedia lírica”.

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