Entrada 1.000 – Doña Francisquita.
Esta es la entrada número 1.000 de este
blog zarzuelero. Un número redondo que merece la pena destacar. Para hacerlo me
he planteado que tema tratar, y después de barajar algunos me he decidido por Doña Francisquita, la gran obra maestra
de Amadeo Vives, Federico Romero Guillermo Fernández-Shaw, escrita a la sombra
de La discreta enamorada de Lope de
Vega. La inestimable “comedia lírica” que con sus 96 años de historia sigue
teniendo la fuerza y el dinamismo de sus primeros días.
Pues bien, Doña Francisquita fue ofrecida en la Zarzuela la pasada temporada a
partir del 14 de mayo. Quince funciones con todo vendido desde meses antes (Doña Francisquita sigue teniendo un
tirón envidiable). En alguna hubo protestas entre el público, en otras, escándalo,
y en alguna, bronca sin paliativos. La causa: ya lo saben ustedes: el planteamiento
equivocado de un director de escena, que provocó estas reacciones al presentar
como doña Francisquita, un
espectáculo ajeno al espíritu y a la letra de la zarzuela original. En alguna
de las funciones se llegó a interrumpir la representación, con lo que
intérpretes tuvieron que soportar las iras del público, sin tener
responsabilidad alguna. Debo recordar, también, que ese mismo público hizo ver
a los cantantes que la cosa no iba contra ellos, aplaudiéndoles al final con
reconocimiento especial. A pesar del griterío y de los silbidos, el público
suele saber qué es lo que debe agradecer y qué lo que ha de recriminar. Se
equivocan quienes creen que se le puede engañar.
Esta Francisquita
se vio (el día 26 de mayo) por Facebook, YouTube y el canal web del Teatro
de la zarzuela. Una publicidad innecesaria y, a mi entender, improcedente. Además,
al ser una coproducción con el Gran Teatro del Liceo y el Teatro de la Ópera de
Lausanne, se verá en el teatro barcelonés a partir del 10 de noviembre en seis
funciones, una de ellas en varios cines españoles. En la Ópera de Lausanne se
darán cuatro funciones a principios del año entrante. No sé cómo reaccionarán
los asistentes catalanes y suizos, ya nos enteraremos, pero, sea como fuere,
debo dejar constancia de que este espectáculo no es Doña Francisquita. ¡Qué pena me da ver cómo se desperdicia una
oportunidad como esta para hacer disfrutar al público! ¡Cómo se tira por la
borda el trabajo y el esfuerzo de un amplio equipo artístico y técnico, sometiéndolo
a los enfados de un público indignado! ¿De verdad se cree que estas “innovaciones”
van a sobrevivir?
Por otra parte, no dispongo de información
sobre las tareas y actuaciones previas al planeamiento de una nueva producción
de una zarzuela. Desconozco también las condiciones administrativas y
contractuales de la coproducción entre el teatro madrileño y los otros dos coliseos;
en consecuencia tampoco sé las consecuencias de una hipotética cancelación de
las representaciones. Pero sí me pregunto una cosa: ¿Es éste el camino por el
que vamos a promocionar nuestro patrimonio zarzuelero?
Esta es la entrada número 1.000 de este
blog zarzuelero. Dedicándosela a Doña
Francisquita, a la original, era una
manera de rendir homenaje a esta obra maestra y a la zarzuela.
Vidal
Hernando
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