Cecilia Valdés. Comedia lírica en dos actos de
Agustín Rodríguez y José Sánchez-Arcilla. Música de Gonzalo Roig.
Intérpretes:
Elizabeth Caballero. Linda Mirabal. Cristina Faus. Martín Nusspaumer. Homero
Pérez-Miranda.
Equipo técnico: Dirección de escena: Carlos Wagner. Escenografía:
Rifail Ajdarpasic. Vestuario: Gabriela Christophe Ouvrard.. Iluminación: Fabrice
Kebour. Coreografía: Nuria Castejón. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela.
Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Óliver Díaz. Teatro de la
Zarzuela: 30-01-2020.
Cecilia
Valdés, la zarzuela cubana de mayor popularidad,
ha tardado 88 años en llegar al Teatro de la Zarzuela. Y lo ha hecho gracias al tesón y al esfuerzo
del equipo dirigido por Daniel Bianco (que acaba de renovar su contrato hasta
2023), sorteando y resolviendo dificultades infrecuentes. Ojalá sea este el
comienzo de una nueva línea de actuación del Teatro que está ofreciendo, en
general, una programación atractiva y variada y, salvo excepciones que hemos
lamentado, presentada con dignidad y calidad artística.
Cecilia
Valdés me parece una zarzuela algo irregular en
su desarrollo. Ya he señalado en este mismo blog, lo inadecuado de su
calificación como “comedia”, cuando están presentes claras referencias a la
esclavitud y al racismo y termina con un asesinato. Además, el vibrante y
poderoso ritmo narrativo de la parte musical, decae un tanto en la parte
hablada. A pesar de todo, la obra gustó
al público que se mantuvo atento y aplaudió, con intensidad.
La protagonista |
El planteamiento de esta Cecilia, realizado por el director de
escena originario de Venezuela, Carlos Wagner, correspondió al diseño original,
centrando la acción de las distintas unidades narrativas en un mismo escenario
con ligeras variantes. Las partes más populares, con la alegría adecuada a
estas músicas, las habladas, donde se concentran las referencias a la
esclavitud y al racismo, sin caer en lecturas actuales sobre el tema: Cecilia se ambienta en 1812 y entonces
las cosas eran como eran; presentarlas (y juzgarlas) con la ética actual es más
que discutible.
Linda Mirabal |
Lo que más llamó la atención fue la
expresión de la música de corte folclórico; los ritmos calientes de origen
afrocubano y la sensualidad del bolero o la habanera, calaron en el público. La
parte musical de corte lírica, está bien planteada: se pueden destacar la
entrada de Cecilia Valdés, las dos intervenciones de Dolores Santa Cruz, los
dúos de Leonardo con Cecilia y con Isabel, y la delicada y emocionante Canción
de cuna de Cecilia.
Los solistas cumplieron adecuadamente su
cometido. Elisabeth Caballero, soprano cubana hizo una Cecilia convincente,
aunque hubiéramos deseado un punto más de fuerza en su presentación inicial.
Cristina Faus, mezzosoprano, dio vida a Isabel, la novia de Leonardo; tiene un
papel canoro muy limitado, sólo un duetino con Leonardo que resolvió con
sobrados medios técnicos y con elegancia expresiva. El tenor uruguayo Martín
Nusspaumer fue Leonardo; gustó, aunque me pareció muy ajustado en la parte más
aguda de su registro. Homero Pérez-Miranda, tenor cubano sacó adelante con
brillantez el papel de José Dolores Pimienta, el enamorado de Cecilia. Se lució
en su romanza del segundo acto. Por último, Linda Mirabal, soprano cubana,
encarnó al personaje de Dolores Santa Cruz. Estuvo particularmente brillante en
sus dos Tangos Congo; el del primer acto, cantado desde el patio de butacas.
Brillantísima fue la intervención del
grupo de baile, en espectaculares coreografías de Nuria Castejón que
entusiasmaron al público, por su energía, su vivacidad, su ritmo, su
primitivismo racial, y su entrega. Fueron justamente ovacionados.
Uno de los momentos de baile. |
Mención especial para el espectacular vestuario,
responsabilidad de Christophe Ouvard, tanto en los trajes criollos, como en los
elegantes modelos del baile aristocrático de segundo acto.
Y la orquesta. Óliver Diaz ya ha
demostrado con creces que sabe manejar la excelente formación de la Comunidad
de Madrid en el foso de la Zarzuela. En esta ocasión, a mi juicio, el
acompañamiento -como las intervenciones instrumentales- añadían una especial
dificultad, la proveniente de la increíble fusión que consigue el compositor,
al unir músicas de corte lírico y tradición europea, con los ritmos africanos y
caribeños, sin que se revienten las costuras, ni chirríen timbres, melodías y
ritmos. Esta fusión, resuelta con una sencillez absoluta, requiere de un
esfuerzo especial para quien está en el foso, que se ve obligado a cambiar de medidas
constantemente, a controlar la variada y rica percusión, y a sostener la
verdadera función del conjunto instrumental: acompañar y sustentar [JPM1] la escena. ¡Buen
trabajo, maestro!
Con Cecilia
Valdés, la zarzuela cubana ha entrado pisando fuerte en Jovellanos. ¡Ojalá
tengamos ocasión de escuchar alguna de las obras maestras de su repertorio!.
Vidal
Hernando.
(Fotos: Javier del Real. TZ)
(Fotos: Javier del Real. TZ)
No hay comentarios:
Publicar un comentario