Obras de Ramón Damián Alarte. Coro “Salix Cantor”. Director: Francisco Ruiz. Requenense de Musicología. ARM-VI.
Es una verdadera lástima el hecho de que la Iglesia Católica haya sustituido la música que hasta hace unas décadas acompañaba sus ceremonias religiosas, por unas manifestaciones sonoras generalmente de escasa calidad que, además son pobremente interpretadas. Supongo que los responsables habrán tenido sus razones, quizá pretendieran una mayor participación del “pueblo” dando cabida a estas músicas… Pero, ¿dónde han quedado las grandes músicas religiosas de nuestros magníficos compositores de siglos pasados? ¿Dónde, incluso, las que todavía recuerdan nuestros abuelos, nuestros padres o algunos de nosotros? ¿Dónde los cantos gregorianos que las gentes conocían y cantaban? ¿Qué va a ser del patrimonio musical conservado en las iglesias? Esta sustitución tiene, además, otras consecuencias que habría que analizar no desde la óptica musical, sino de la misma sociología. ¿Se ha pensado, por ejemplo, en que muchos de nuestros músicos importantes conocieron los rudimentos de la música en entornos eclesiásticos? ¿Hay algún inconveniente en que, cuando asistimos a una ceremonia religiosa, a las sensaciones anímicas producidas por la propia ceremonia, se añada el placer estético que produce la audición de una buena música? …
Toda esta introducción es para poner de manifiesto que, además de los musicales, este CD tiene el valor añadido de que es una recuperación poco menos que insólita de once composiciones vocales de un músico desconocido, encontradas por casualidad (casi podríamos decir “de milagro”) en el Rastro Valenciano, en 2016, por Marcial García Ballesteros, de la Asociación Requenense de Musicología (ARESMU). Gracias a su interés y constancia, tenemos hoy ocasión de escuchar estas obras religiosas que son la manifestación del quehacer musical de una comunidad en la que la música estaba (y está) presente tanto en la iglesia como en la vida civil a través de sus bandas.
El disco contiene once composiciones de Ramón Damián Alarte (Requena, 1874–1961)un músico que además de componer tocaba el órgano, dirigía la banda y enseñaba a los jóvenes, alternando estas actividades con la de sacristán. Las obras incluidas han sido datadas entre 1939 y1956 y son composiciones sencillas, sin grandes virtuosismos ni exigencias vocales, compuestas con cuidado para que siempre se entienda el texto. De las nueve composiciones incluidas destacaría la transparente Salve a tres voces, un Stabar Mater,un delicado himno titulado Bendita sea tu pureza, para dos tiples, los Gozos a San Roque, para solista y coro al unísono, que recuerda, en algunos instantes, una marcha procesional. Los dos Trisagios, a la Santísima Virgen y a la Santísima Trinidad, son pequeñas composiciones que, en algún momento, recogen influjos populares. En cuanto al Réquiem es página tranquila, alejada de dramatismos trágicos y de tristes y apenadas melancolías. En su redacción hay recuerdos directos al canto gregoriano lo que confiere a la partitura un detalle de originalidad.
El disco ha sido interpretado por el Coro “Salix Cantor”, dirigido por Francisco Ruiz que ofrece la lectura adecuada a este tipo de música: homogeneidad, engarce de las voces masculinas y femeninas y una atractiva musicalidad. El acompañamiento se ha realizado con un órgano electrónico (emulando un antiguo armónium) y la grabación se ha llevado a cabo en el Conservatorio Profesional de Música “Amaniel”, de Madrid.
El CD se acompaña de un interesante libreto. En él que figura la biografía de Ramón Damián, redactada por Marcial García Ballesteros y un estudio sobre el músico escrito por Fermín Pardo Pardo, cronista oficial de Requena.
Una grabación, en suma por la que hay que felicitarse, pues, aunque se trate de música sencilla y hasta humilde, no se olvide que “también entre los pucheros está el Señor”, como decía Santa Teresa. Y, además, es parte de nuestro patrimonio cultural. J.P.M.
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