Zarzuela en dos actos y seis cuadros. Libro de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Música de Jacinto Guerrero. Estreno: 14 de marzo de 1930, en el Teatro Calderón, de Madrid. Acción en un lugar de La Mancha, año 186x
Personajes e intérpretes principales del estreno. Sagrario, ama de la hacienda, mezzosoprano (Felisa Herrero). Catalina, criada de Sagrario, soprano (María Téllez). La Custodia, unos 50 años, curandera y casamentera, soprano (Ramona Galindo). Juan Pedro, ayudador, enamorado de Sagrario, barítono (Emilio Sagi-Barba). Don Generoso, 60 años, antiguo amo y hoy loco, bajo cómico (Valentín González). Moniquito, joven santero de San Roque, tenor cómico (Eladio Cuevas). Carracuca, gañán o pastor, tenor cómico (Pepe Alba).
Números musicales. Acto I. Cuadro I. Preludio, seguidillas y coro. Catalina, La Custodia, Micael, Francisco, Quilino, Juan Pedro, Lorenza. Carmelo y coro (“Aunque soy de la Mancha”). Canción del sembrador. Juan Pedro y coro (“Cuando siembro voy cantando”). Dúo de Juan Pedro y Sagrario (“Ama, lo que usté me pide”). Mutis. Juan Pedro (“Dale al viento”). Cuadro II. Nocturno y ronda. Canción popular manchega. Un pastor, Juan Pedro y coro masculino (“Como soy, nena mía”). Pasacalle de las escaleras. Moniquito, Carmelo, Quilino y Gañanes (“Dos por dos son cuatro”). Cuadro III. La monda de la rosa. Sagrario, Catalina, Lorenza, La Custodia y coro (“De mondar mucha rosa” y “Aroma de tomillo de abril”). Final Acto I. Juan Pedro, Sagrario, La Custodia, Catalina y coro (“Si quieres que te lo diga”).
Acto II. Cuadro IV. Preludio Instrumental. Dúo cómico. Moniquito y Catalina (“Pero ven acá”). La caza del viudo. Carracuca, Moniquito y coro (“¡Conformidá! ¡Qué voy hacer!”). Romanza de Sagrario (“No me duele que se vaya”). Cuadro V. Coro de espigadoras. Catalina y coro. (“Acudid, muchachas”). Cuadro VI. Jota castellana. Juan Pedro, Sagrario y coro (“Bisturí, bisturí”). Dúo de Juan Pedro y Sagrario (“Tengo una angustia de muerte”). Final Acto II, Sagrario, Juan Pedro y coro (“Tralala…”)
Argumento. Acto I. Sagrario, rica propietaria, se ha enamorado de uno de sus sirvientes, Juan Pedro, apuesto mozo de labranza de humilde condición y que además lleva sobre sí el estigma de ser hijo de padres desconocidos. Juan Pedro está también enamorado de Sagrario, pero su diferente condición social se interpone entre sus corazones. Una tradición de siglos, fielmente seguida en la región, no permite amores entre personas de condición social tan distinta. Sagrario se ve, pues, obligada a reprimir los impulsos de su corazón y guardar en secreto el afecto que siente por Juan Pedro.
Por una confidencia, Sagrario se entera de que Juan Pedro corteja a Catalina, una criada de su propia casa. No está, tampoco, bien visto por el pueblo que dos enamorados vivan bajo el mismo techo. Ello sirve de excusa a Sagrario, impulsada por los celos, para echar de casa a Juan Pedro. En el momento de la despedida, Sagrario no puede reprimir sus sentimientos y sus palabras proclaman lo que su corazón siente. Juan Pedro abandona la casa, convencidos ambos de que su amor es imposible.
Acto II. Pero el Amor, con mayúscula, se vale de la astucia de Custodia, una matrona entrada en años, también sirviente de Sagrario y que fue su ama de cría, para resolver el problema. Frecuenta la casa de Sagrario don Generoso, noble y rico hacendado de la localidad que tiene trastornadas sus facultades mentales a causa de que un hijo suyo desapareció misteriosamente de la casa cuna de Ciudad Real poco después de haber nacido. Custodia encuentra la manera de demostrar, con documentos falsos, que Juan Pedro es el hijo desaparecido de don Generoso y éste, viendo realizada su máxima ilusión, recobra la cordura.
La nueva situación social de Juan Pedro hace viable su amor con Sagrario, pero Juan Pedro sabe que todo ha sido un arreglo de Custodia y expresa sus escrúpulos a Sagrario. Esta declara a Juan Pedro que guardará el secreto eternamente y el amor termina triunfando por encima de los prejuicios sociales.
Comentario. La rosa del azafrán, tercera de las zarzuelas escritas por Federico Romero, Guillermo Fernández-Shaw y Jacinto Guerrero, está inspirada en El perro del hortelano, de Lope de Vega, y se ambienta en el pueblo de La Solana (Ciudad Real), aunque el libreto hable de un impreciso “lugar de la Mancha”. Federico Romero, nacido en Oviedo, en 1886, se consideraba solanero porque en ese pueblo pasó parte de su infancia y adolescencia. Convertido en escritor teatral tuvo la idea de ambientar allí una zarzuela y se le ocurrió trasplantar los personajes y el argumento de El perro del hortelano, al entorno y ambiente del pueblo ciudadrealeño.
Romero y Fernández-Shaw tenían la buena costumbre de ambientarse “in situ” para escribir sus zarzuelas. Para La rosa del azafrán y acompañados de Jacinto Guerrero, hicieron una excursión a La Solana de la que nos ha quedado una simpática crónica publicada en ABC, el 11 de noviembre de 1928. El relato nos deja detalles de lo duro, arriesgado y lento del viaje, de lo bien que comieron y bebieron, y de la habilidad especial de Jacinto Guerrero para “hacerse” con los lugareños de todo orden y condición, sentado al piano del Casino o tocando en un violín que nadie sabe de dónde salió. El resultado, además, fue que algunos de los lugareños pasaron a convertirse en personajes de la zarzuela (La Custodia y don Generoso, por ejemplo). También está inspiradas en la realidad de la escena de la “monda de la rosa” y el pasacalle de las escaleras.
Con estos precedentes nada tiene de extraño que al representarse en 1930 en la plaza de toros solanera, cantada por Marcos Redondo, según aparecían los tipos y comenzaban a expresarse, la gente gritara: ese es fulano; esa, la mengana....
La crítica de la época advirtió, desde el primer momento, la calidad de la obra. Sólo como muestra de los juicios emitidos, recordamos algunos párrafos del comentario firmado por el compositor Julio Gómez en El Liberal:
“La partitura de La rosa del azafrán, para nuestro gusto, es la mejor que hasta ahora ha producido Guerrero. La Mancha es por aproximación su patria chica; los ritmos de la gallarda seguidilla son connaturales en su lenguaje musical, y ellos informan y dan aroma constantemente a la obra. La construcción melódica tiene fluidez y cuadratura; esto, que parece tan fácil, ¡qué difícil es! La palabra está dicha siempre con naturalidad y elegancia, y la frase musical tiene exacta correspondencia ideal y prosódica con la literaria. Hay dos o tres números cómicos, no inferiores a los mejores que Guerrero ha hecho en el género. Principalmente el de los dos caricatos y el coro de mujeres son un acierto extraordinario. Pero también hemos de consignar que en los números serios notamos en Guerrero un visible progreso. Hay varios momentos de frase apasionada y dramática, resueltos con verdadera maestría de compositor teatral. Y los números de carácter decorativo, coros y danzas populares tienen muy notable vigor y brillante colorido. Las voces están hábilmente trazadas y consigue llegar con ellas al máximo efecto”.
Efectivamente,
La rosa del azafrán, puesta en escena
por un envidiable plantel de primeras figuras, es página en la que el
compositor toledano utiliza lo popular con tan
extraordinaria habilidad que a los pocos días del estreno, los
principales números de esta obra, estaban en la calle, cantados por el pueblo
de Madrid. José Prieto Marugán
LA ROSA DEL AZAFRÁN Nueva producción del Teatro de la Zarzuela 14 funciones (25 de enero al 11 de febrero de 2024)
Equipo artístico: Sagrario Yolanda Auyanet (25 y 27 de enero, 1, 3, 7, 9 y 11 de febrero). Carmen Romeu (26, 28 y 31 de enero 2, 4, 8 y 10 de febrero). Catalina La Custodia (Vicky Peña)). Juan Pedro Juan Jesús Rodríguez (25 y 27 de enero, 1, 3, 7, 9 y 11 de febrero). Rodrigo Esteves (26, 28 y 31 de enero 2, 4, 8 y 10 de febrero). Don Generoso (Mario Gas). Moniquito (Ángel Ruiz). Carracuca (Juan Carlos Talavera).
Equipo técnico: Dirección de escena: Ignacio García. Escenografía: Nicolás Boni. Vestuario: Rosa García Andújar, Iluminación: Alberto Faura. Coreografía: Sara Cano.
Coro Titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor. Antonio Fauró). Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dirección musical: José María Moreno.
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