Filosofías de barbero.
Me acabo de enterar de que en la ceremonia de inauguración de los
Juegos Olímpicos 2012 los músicos de la Orquesta Sinfónica
de Londres no tocarán en directo; en su lugar los asistentes a tan singular espectáculo
escucharán el sonido grabado previamente y verán al director Sir Simon Rattle
gesticular delante de ellos como un mimo. Es la versión sinfónica del conocido
“play-back” que consiste en mover los labios como si se cantara, pero sin
hacerlo realmente.
Bien saben quienes me conocen,
que esto de los deportes no es cosa por la que me interese especialmente, pero
también están al corriente de que soy amigo de causas perdidas, de manera que
echaré mi cuarto a espadas en este tema.
La ausencia de la música en
directo la justifican por la dificultad de sonorizar adecuadamente un recinto
como el que va a albergar la ceremonia de apertura. Un lugar de reciente
construcción y dimensiones considerables.
La excusa no me convence. Lo
siento. Somos (es una manera de hablar) capaces de sonorizar campos de futbol
de todas clases y tamaños, plazas de toros, lugares al aire libre, playas y
campos, …, hemos llegado a resolver las dificultades técnicas que presentan, en
este aspecto, cuevas naturales como la de Nerja, con sus ecos, contraecos y
reverberaciones; ponemos sonido hasta en los teatros, locales en los que esta
práctica debería estar ausente … ¿y no podemos dar solución a los problemas de
este nuevo recinto deportivo?
Por otra parte, en mi ignorancia
sobre etapas de potencia, amplificadores, unidades de eco, mesa de mezclas,
micrófonos, altavoces, etc. etc., no acabo de entender por qué hay tanta
dificultad, cuando la fuente original del sonido es un señor que canta, y los
problemas desaparecen –supongo– o se minimizan si el origen sonoro ha sido
grabado con anterioridad. ¿Será que hay trampa?
Los expertos lo dirán, porque en
este mundo todo tiene explicación, o como dice un colega del barrio de
Maravillas: desde que se inventaron las excusas, nadie queda mal.
Con razones técnicas y
profesionales, o sin ellas, la cosa me parece mal. Lo del “play-back” es un
fraude; que un cantante no cante y se limite a mover los labios es un engaño.
No sé, aunque éste es otro tema, si cuando compras la entrada de uno de estos
conciertos tiene distinto precio según que el artista cante o no cante.
Cantar sin cantar significa
eliminar de la interpretación musical la espontaneidad que puede hacer ese
concierto distinto a otros; cantar sin cantar es une mera reproducción mecánica,
sin vida.
¿Qué ocurriría si se hiciera lo
propio en las disciplinas deportivas? En lugar de la apasionante carrera de los
cien metros, ¿nos conformaríamos con una filmación en una gran pantalla,
mientras los atletas de la pista movían sus piernas sin moverse del sitio?
¿Y las medallas? ¿Podrían ser
reutilizables? ¿O quizá como esas de chocolate que les compro, de cuando en
cuando a mis sobrinos? Con la crisis … es una idea.
No. Lo del “play-back” es un
engaño y ningún cantante o músico que se precie debería presarse a tal
práctica.
Quedan pocos días para el
comienzo de los Juegos Olímpicos. Entre lo del “play-back” y el ridículo equipo
(los periodistas deportivos dicen “equipación”, palabra que no existe) de
nuestros atletas … ¡Vaya!
¡Ah!, lo olvidaba. Si los
cantantes no cantan y los músicos no tocan, los derechos de autor, ¿cómo se
pagan? ¿En dinero del Monopoly?
Lamparilla
(Todo esto es
consecuencia de que no sólo de zarzuelerías vive el hombre).
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