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miércoles, 19 de septiembre de 2012

UN OFICIO HONRADO




Filosofías de barbero.


No es infrecuente escuchar un consejo de este tipo: “búscate un oficio honrado”, o un comentario como este otro: “fulano vive de un trabajo honrado”. ¿Un oficio honrado? ¿Un trabajo honrado? … ¡Todos lo son!

Por más vueltas que le doy, no encuentro ni un solo oficio que no me parezca honrado, aunque en algunos casos me asaltan serias duras. Y no estoy pensando en el oficio más viejo del mundo, precisamente, donde quizá haya más honradez que en otras ocupaciones mucho más recientes.


En cualquier caso, al final la conclusión inicial se reafirma: ¡no hay ningún oficio, profesión o trabajo que no sea honrado! La explicación resulta obvia: el oficio, en sí mismo, no conlleva valor ético o moral alguno. Un oficio responde a una necesidad que la colectividad necesita resolver para subsistir y crecer: si hay caballos, hay herradores; donde no hay árboles, sobran los leñadores.

Hay oficios de muchas clases, como es natural y conocido; oficios muy bien vistos y mejor pagados; oficios que, sin saber muy bien por qué están más considerados socialmente que otros.; oficios de escasa valoración por la colectividad,  oficios que nadie quiere ejercer. Cada uno puede imaginar varios ejemplos encuadrables en estos grupos.  Pero no encontrará ninguno reprobable moralmente. Ni siquiera el de verdugo, porque el verdugo lo crea, lo sostiene y lo paga la propia sociedad.

La honradez del oficio viene de la manera de ejecutarlo, es decir el honrado es el hombre, no el trabajo Un médico no es honrado por ser médico, sino por ejercer la medicina con honestidad, sin engañar a sus pacientes, poniendo toda su sabiduría y esfuerzo en el fin último de su profesión: curar al enfermo. Pero, ¿y el médico que se dedica al tráfico ilegal de órganos humanos?

El abogado que nos da esperanzas de salir bien librados de un litigio, cuando sabe que seremos castigados porque somos culpables, ¿está actuando con honradez?

Un barrendero que tiene su calle impoluta, después de limpiar todo lo que nuestro incivismo va dejando caer, ¿no actúa con honradez?

El enterrador que, con respeto y delicadeza, nos asiste en el duro trance de dar tierra al ser querido, ¿no merece nuestro agradecimiento por su honestidad profesional?

¿Cuál de estos oficios, sólo cuatro ejemplos, es más honrado?

Muchos de ustedes están pensando que una de las profesiones menos honradas es la de ico. Se equivocan. Entre ellos ocurre lo que entre cualquier otro grupo profesional: hay de todo. la dificultad estriba en que a cualquier profesional -maestro, arquitecto, mecánico, comerciante- lo tenemos frente a frente, y siempre es más difícil, y arriesgado, mentir o engañar a quien te está mirando a los ojos. Pero sobre todo, la diferencia en la consideración moral del trabajo del político consiste, creo yo, en la publicidad. Las decisiones de estas gentes las conocemos por los periódicos, la radio, la televisión y la red.  Habitualmente no tenemos ocasión de mirar a la cara a nuestros políticos; ellos hacen y deshacen desde sus despachos y parlamentos, a favor o en contra de los intereses de gentes abstractas, de colectivos a los que ni ven ni sienten. Actuaciones como estas pueden poner en duda la honestidad de la profesión, pero los políticos son, en esto del oficio honrado, como los demás.

Claro que, cuando se suben el sueldo a sí mismos desmesuradamente, cuando se otorgan privilegios y gabelas vitalicias, presentándolas en forma de leyes, nuestras creencias en esto de su honradez se tambalean.

Lo malo es que para solucionar esto no tenemos a nadie más que a los políticos.


Lamparilla


(Todo esto es consecuencia de que no sólo de zarzuelerías vive el hombre).

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