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lunes, 19 de noviembre de 2012

BOLOS O GIRAS.





Hil.
¿Puedo hacerle una pregunta, don Sebastián?

Seb.
Las que quiera, don Hilarión. Usted me manda.

Hil.
¿Qué le parecen a usted los bolos?

Seb.
¿Los bolos? ¿Se refiere usted a los oriundos de cierta provincia o ciudad española, a quienes se les identifica, peyorativamente, con ese nombre un poco ofensivo?

Hil.
No, no. Me refiero a esas funciones o conciertos que se dan esporádicamente por ciudades y pueblos de nuestro país.

Seb.
¡Ah, ya! Pues mire usted. Si estamos hablando de los bolos, bolos, mi juicio no puede ser más que negativo. Me parecen mal. Ahora bien, hay que tener mucho cuidado y no confundir las cosas. Un concierto que no nos satisface no siempre es un bolo.

Cuando opinamos sobre una interpretación musical o teatral, estamos juzgando el trabajo de las personas. No deberíamos olvidarlo. El trabajo siempre hay que respetarlo.

Hil.
Más deberían respetar ellos el trabajo del autor y la presencia del público.

Seb.
Un momento, amigo. Me da la impresión de que en este tema, como en otros muchos, vamos a estar de acuerdo en el fondo. Aunque nuestra forma de expresarlo difiera; usted es más vehemente, más visceral que yo y, por lo tanto, más riguroso y exigente en la manera de decir las cosas.

Demos un trago a esta zarzaparrilla que nos refrescará el gaznate y sosegará el espíritu. Y hablemos con tranquilidad.

¿A qué podemos llamar bolo?

Hil.
Hombre, don Sebastián. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua, lo dice bien claro en las dos acepciones que afectan al tema del espectáculo: 1 - Reunión de pocos y medianos cómicos que recorren los pueblos para explotar alguna obra famosa. 2 - Representación o representaciones que, en escaso número, ofrece una compañía teatral para actuar en una o varias poblaciones con el fin de aprovechar circunstancias que se juzgan económicamente favorables.

Seb.
Es lo que suele entenderse, pero me parece que falta algo importante, en especial lo que distingue el “bolo” de la “gira”.

Hil.
¿Y es?

Seb.
Bueno, la idea de gira significa, a mi entender, la existencia de una  compañía o conjunto más o menos estable y ensayado, que dispone de medios adecuados para la representación (escenografía, utilería, vestuario, etc.) aunque sean modestos. Y, sobre todo, que representa la obra con una idea de expresión artística. El resultado podrá gusta o no, pero la intención es clara.

El bolo es diferente. Lo ejecuta un grupo ocasional de artistas que suele reunirse para la ocasión y se disuelve al terminar la función; suelen presentarse con pocos medios, con escasos o ningún ensayo, confiando en su “profesionalidad”, en su “conocimiento de la obra”. Trabajan sólo por el caché y en ocasiones no muestran el debido respeto por el público local, al que consideran poco preparado.

Hil.
Me parece que lo ha dicho usted muy bien. ¡Da gusto oírle!

Seb.
¡No me adule!

Hil.
No lo hago. Ya sabe usted que dar jabón no es lo mío. Soy boticario y lo único que doy son bálsamos, jarabes, ungüentos ...

Seb
Y, de vez en cuando, algún purgante.

Hil
Bueno..., no faltan. Pero volvamos al tema. Deduzco de su explicación que la diferencia entre bolo y gira está en la intención.

Seb.
Exacto. En el bolo la idea es como lo de César: llegar, tocar (o cantar), cobrar (si hay suerte) y marcharse. Hay quien tiene tanta prisa por hacerlo que es capaz de tocar un bolero a la velocidad de un pasodoble.

Hil.
Yo añadiría, si usted me lo permite, un poquito de falta de respeto al público. Como es gente de pueblo, de “provincia”, no tienen la sensibilidad y la preparación estética de los de ciudad. Y no hace falta ser demasiado riguroso en la interpretación.

Seb.
Es posible que haya, en algún caso, algo de eso. Aunque yo creo más bien en razones económicas. Como en el pueblo tal están en fiestas ..., como entre el concierto previsto de tal lugar y el de tal otro hay un día vacío, si pudiéramos tocar en algún sitio intermedio... Además, tampoco es mucho el trabajo ... como lo que tocamos ya nos lo sabemos...

Hil.
Seguramente esa es la principal razón. ¡Es una pena! A veces pienso que eso de pagar los conciertos y las zarzuelas por adelantado, había que planteárselo.

Seb
¿Cómo?

Hil
Está claro. Antes de adquirir un coche, usted lo mira y hasta lo prueba; antes de comprar un traje usted se lo pone para comprobar si le cae bien ... Si hiciéramos lo mismo con el teatro o con la música ...

Seb.
¡Tiene usted unas ideas! ¡Ande, déle un buen trago a la zarzaparrilla!


           

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