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miércoles, 21 de noviembre de 2012

GAYARRE - EL TELEGRAMA DE LA PAELLA



Se habían reunido en la casa que tenía Gayarre en Turín una serie de personas y el tema de conversación giró hacia la comida española. El tenor navarro alababa las excelencias del arroz cuando una tiple alemana intervino:
        No es posible que un plato en que se cuecen juntos carnes, pescados, verduras, mariscos, etc., no dé por resultado una  soberana “porquería”.
        ¡Porquería! –decían los españoles, heridos en lo más profundo del amor patrio–. ¿Ha dicho usted “porquería”? Estamos obligados a convencerla de lo contrario.
        ¿Pero, cómo?
        Invitándola a usted a un arroz que haremos aquí mismo.


La idea fue secundada con entusiasmo. Sí, un arroz. Pero, ¿quién lo hacía?  Se buscó por todo Turín un cocinero español sin resultado: se preguntó al criado de Gayarre, y el fracaso fue rotundo. ¿Iría a quedar malparado el pabellón de la cocina española y aquella señora seguiría propagando a los cuatro vientos que la “paella” era, teóricamente, una “porquería” culinaria? Gayarre se dio una palmada en la frente, y cogiendo el sombrero dijo con el acento decidido de quien ha dado con la clave:
        No os preocupéis más de esto. Tendremos arroz.
 Nadie sabía cómo iba a arreglárselas el cantante para resolver el conflicto. Y éste, muy sencillamente, telegrafió a una fonda muy famosa de Valencia para que, también por telégrafo, a la mayor urgencia y con respuesta pagada, le fueran transmitiendo la receta para condimentar una paella según todas las reglas del arte.
Todo un día estuvieron viniendo telegramas, que tenían asombradísimos a los telegrafistas de Turín, que no entendían ni una palabra de todo aquel galimatías de “échese el doble de caldo que de arroz, déjese reposar en el horno, téngase cinco minutos en un lado del fogón, etc...”.
Un amigo fue el encargado de confeccionar la “paella” según aquellas escrupulosas instrucciones y el éxito fue absoluto. La dama alemana, completamente convencida, pidió por favor que le dejasen traducir a su idioma natal el telegrama descriptivo con el objeto de hacer propaganda del arroz valenciano en Alemania.”
Además de agradecer a Gayarre la iniciativa propagandística, y a pesar de la definitiva y sabrosa demostración circunstancial (porque suponemos que la paella no duraría mucho tiempo) hay que darle un poco de razón a la tiple alemana: no siempre da buenos resultados cocinar juntos carnes, pescados y verduras. Piensen ustedes, por ejemplo, en alguna ópera o zarzuela. El secreto es otro que la simple mezcla de ingredientes. Claro que si los resultados pueden ser como una paella, quizá merece la pena correr el riesgo del guiso.

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