Buscar este blog

jueves, 27 de diciembre de 2012

CRÍMENES ESTÉTICOS



Filosofías de barbero.
 
 Vuelve a subir la luz. Nada de extraño tiene. Dicen los de la luz que pagamos por ella menos de lo que vale producirla, transportarla y distribuirla. Vamos a suponer que tienen razón. Vamos a suponer que los que calculan el precio de coste (¿alguien sabe quién es?) lo hacen correctamente. Vamos a suponer que los que autorizan los precios de consumo no están pensando en un puesto directivo en las grandes empresas eléctricas cuando dejen de mandar. Vamos a suponer que no es una práctica comercial discutible cobrarle a uno por lo que todavía no ha consumido. Vamos a suponer que no son tontos los que quieren entrar en un negocio tan “ruinoso” como el de la luz, que siempre venden por debajo del coste.


Vamos a pensar por qué las compañías eléctricas han de tener tan grandes beneficios (si tuvieran, un suponer, la mitad, el recibo podría bajar). La respuesta es de matemáticas elementales: Si usted tiene un negocio de mil clientes y quiere ganar un millón cada año, basta con cobrarle mil a cada cliente cada año. Que quiere usted obtener dos millones, fácil: dos mil a cada cliente. Su único problema es buscar quien se lo autorice.

Podríamos suponer muchas otras, pero hoy sólo me referiré a una: Los crímenes estéticos que cometen los de la luz constantemente. Veamos los antecedentes.

Yo sé de un pueblo de Andalucía en el que cuando alguien quiere hacer una casa y empieza a escarbar para cimentarla como es debido, un escalofrío le recorre el cuerpo, porque si tiene la “suerte” de que aparezcan entre las tierras y los barros media docena de trozos de algún  cacharro, vasija o recipiente, que lleva enterrado un cerro de años sin que nadie lo sepa ni lo eche de menos, está perdido. Enseguida llegarán los de Bellas Artes, le pararán la obra y no podrá seguir hasta que estos “sabios” decidan qué hacer y por dónde seguir. Si tiene suerte, después de varios meses, le dejarán continuar y, al cabo del tiempo, todo quedará en un mal recuerdo.

Más antecedentes: en Roma, sí la capital italiana, no pueden hacer más líneas de metro porque a cada palada que dan aparece una piedra ¡y como es histórica! …

Pero, amigo, los de la luz no tienen esos problemas. Está uno cansado de ver cómo los tendidos eléctricos destrozan fachadas preciosas en muchos de nuestros más bellos pueblos. Esos pueblos que conservamos, esos pueblos para los que pedimos ayudas de todo tipo, desde las económicas para mantenerlos en pie hasta honorarias que les den prestigio, reconocimiento y fama.

Los señores de la luz no tienen el más mínimo pudor en atravesar las fachadas más primorosamente conservadas o restauradas con ese puñado de cables negros, feos y ¿peligrosos?. Uno, que ya peina canas, aunque como barbero se las peine como nadie, recuerda haber visto en días de tormenta cables de la luz chisporroteando al mojarse, porque el agua y la electricidad no se llevan bien.

Los señores de la luz tienen patente de Corso para cometer estos atentados estéticos con la mayor impunidad. Ni siquiera se molestan en colocar sus cables de alguna manera más artística. ¿Para qué?

Algunas gentes protestan; algunos ayuntamientos conminan a los de la luz a que solucionen desaguisados de esa naturaleza. No es fácil que a uno le escuchen. Y cuando lo hacen, es más que probable que nos cueste el dinero y tengamos que pagar el entierro de esos malditos cables que afean nuestras valiosas fachadas pueblerinas. El entierro tendrá que ser de la clase que nos digan ellos y se producirá cuando ellos puedan porque con la crisis, los problemas económicos, el déficit tarifario, etc … no siempre tienen la necesaria disponibilidad presupuestaria para mandar a un par de operarios que proceda a meter por la fosa subterránea los susodichos cables.

Mientras tanto, los de la luz siguen teniendo beneficios millonarios.

¡Cuantas veces me acuerdo de lo que me dijo mi padre!: Unos son los pobres y otras las hermanitas de los pobres.


Lamparilla
(Todo esto es consecuencia de que no sólo de zarzuelerías vive el hombre).

No hay comentarios:

Publicar un comentario