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jueves, 10 de enero de 2013

EL LÍO DE LOS GÉNEROS


Hil,
Buenos días, don Sebastián.

Seb.
Los tenga usted, querido amigo.

Hil.
Me acabo de enterar de los Premios Campoamor de este 2012 que se acaba.

Seb.
Y veo por su semblante que algo no es de su agrado. ¿Me equivoco?

Hil.
¡Pues no, mire usted por dónde! Uno de los que más me interesan, no me acaba de convencer.

Seb.
Hable, hombre, hable, que le veo con ganas. Y procure descongestionarse, que está usted más colorao que un langostino recién cocido.

Hil.
Mire don Sebastián. El premio al mejor cantante de zarzuela se lo han dado al barítono tarraconense Ángel Ódena, por su trabajo en El gato montés.  

Seb.
¿Y el de Nueva Producción de Zarzuela?

Hil.
A El gato montés, del Teatro de la Zarzuela, dirigida musicalmente por Cristóbal Soler y en la escena por José Carlos Plaza.

Seb.
¿Y cuál es el problema?

Hil.
¡Hombre, don Sebastián! ¿Se lo tengo que explicar? ¡Qué El gato montés no es una zarzuela? ¡Es una ópera!

Seb.
¡Ah! Ya entiendo. La discusión de toda la vida sobre los géneros líricos españoles. Ya sabe usted mi opinión sobre el tema: no hay que ser excesivamente radicales.

Hil.
Ya, ya. Si le entiendo. Pero, entiéndame usted también. El gato montés no es una zarzuela. En todas partes aparece como lo que es: ópera en tres actos. Así lo escribió su autor, Manuel Penella, como usted bien sabe.

Seb.
Ya lo sé… Ya sé que Manuel Penella escribió tanto la música como el texto de esa obra, pero aunque la llama ópera, mucha gente la incluye con la zarzuela. Seguramente por la popularidad extraordinaria de su famoso pasodoble.

Pasa también con otras obras. ¿Qué me dice usted de La Dolores?

Hil.
¿Qué quiere que le diga de La Dolores?

Seb.
Es también una ópera, pero la célebre jota figura en muchos conciertos y discos de zarzuela. Y nadie se molesta.

Hil.
Bueno, bueno, pero es que La Dolores …. como la escribió el mismo músico que La verbena de la Paloma …

Seb.
Si, claro. Tomás Bretón. Que también fue el autor de Garín, Los amantes de Teruel, Guzmán el Bueno, Tabaré, Raquel… óperas todas.

Mire usted. Lo que pasa es que en España usamos el término zarzuela para casi todo. Es algo curioso que, además, no nos crea ningún problema porque nos entendemos.  Solamente a unas pocas obras las excluimos, pero a casi todo lo llamamos zarzuela.

Hil.
Ya, ya. ¿Pero a usted le parece bien? La ópera es la ópera y no se debía confundir con la zarzuela. Advierta usted, querido amigo, que no digo que la zarzuela sea mejor que la ópera; sólo que son distintas.

Seb.
No hace falta que lo jure. Lo sé tan bien como usted.

Pero, dígame, don Hilarión: ¿por qué llamamos zarzuela a La Gran Vía, que es una revista, Las Leandras, que son un pasatiempo cómico-lírico, Luisa Fernanda o Doña Francisquita, calificadas como comedias líricas…

Hil.
Bueno, bueno. Casi me pilla usted. Y digo casi porque esos otros géneros y el de la zarzuela tienen algo común que les distingue de la ópera. Y usted lo sabe: en la ópera no se habla, pero en las zarzuelas, las comedias, las revistas… se habla. ¡Y mucho!

Seb.
¡Tuché!

No obstante, hágame usted caso. No se muestre tan radical con este tema. Y no se rasgue las vestiduras porque lo mismo queda usted con los calzones al aire ¡Y a su edad!

Hil.
¡Don Sebastian!

Seb.
Deje usted esta discusión filosófica para los expertos, los pensadores del arte … Mientras, usted y yo brindemos a la salud de los que han sido premiados y porque nuestro género lírico empiece pronto a recuperarse .

Hil.
¡No faltaría mas!  ¡Viva la zarzuela!



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