Alma de Dios - Seguidillas del fuelle. T. de la Zarzuela. Fdo. Marcos |
La reina mora (Sainete de los hermanos Álvarez
Quintero, música de José Serrano). Alma
de Dios (comedia lírica de Arniches y
García Álvarez, música de José Serrano). Teatro de la Zarzuela, 26-1-2013.
Entretenido y acertado programa
doble, muestra de lo que fue el género chico y del excelente quehacer de
grandes autores. Dos modelos de teatro,
más o menos costumbrista, de historias con su pizca de misterio, con su
planteamiento completo, con su desarrollo rapidísimo y con los detalles
necesarios para hacer pasar al público una hora (cada una) divertida. Este es
el objetivo y no otro. Y tanto el trabajo de ambiente sevillano de los
Quintero, como el madrileño de Arniches y García Álvarez lo consiguen. No hay
que buscar más: ni conflictos sociales, ni retratos en blanco y negro de
nuestro pasado, ni análisis sicológicos metafóricos, … Nada más. Sólo
entretener. Que ya es bastante.
Alma de Dios y La reina mora son
dos obras más teatrales que musicales. En la sevillana la música, salvo la
presentación de Coral, la “Canción del pajarero”, y el Dúo entre Coral y
Esteban, páginas de cierta entidad, todo lo demás son melodías presentadas y
sugeridas, pero no desarrolladas. En Alma de Dios, la música aparece muy
tarde y su adaptación a la temática de la obra resulta algo forzada. Se
destacan las célebres “seguidillas del fuelle”, ejemplo de música para tenor
cómico, el baile de la farruca y la popularísima “canción húngara”. Los dos
últimos ejemplos son interpretados por personajes ajenos a la trama principal
de la obra.
La reina mora - Dúo -. T. de la Zarzuela. Fdo. Marcos |
De la interpretación hay que
destacar el excelente trabajo de los actores (hoy cuadra este nombre casi mejor
que el de cantantes). En la obra madrileña la figura indiscutible es la de
Jesús Castejón que dio vida al Señor Matías. Castejón es hombre con muchísima
experiencia teatral, capaz de sacar partido a personajes de este tipo que no
son fáciles; destacó los detalles del “amo de casa”, sometido a la voluntad de
su mujer, valiente … cuando no está ella, pero bueno: en el fondo, un “alma de
Dios”, como suele decirse. Cristina
Marcos fue Ezequiela, la mujer dura, de carácter, capaz de todo para defender
la inocencia de Eloisa. Su actuación, muy convincente y … temible. Agustín, a cargo de Albert López-Murtra fue también un
personaje creíble, al igual que Saturiano (Alfredo Alba), el pobre muerto de
hambre, gorrón por necesidad. En la
parte musical, además de las pícaras “seguidillas del fuelle” triunfó sin duda
alguna el tenor Alejandro Roy en la “canción húngara”. Aunque comenzó, desde
dentro, algo desajustado, rápidamente se hizo con el tema y demostró potencia,
y capacidad para arrancar del público la más cerrada ovación de la noche.
En la obra quinteriana destacó el
trabajo de Charo Reina (Doña Juana la
Loca), mujer con gran experiencia en papeles de esta
naturaleza y el de la pizpireta Mercedes (Aurora Frías). Los primeros papeles
masculinos fueron bien dichos por Paco Ochoa (Cotufa), y Miguel Caiceo (Miguel
Ángel).
La reina mora tuvo como protagonista musical a Cristina Faus,
mezzosoprano valenciana que resolvió con maestría su primera intervención
(“Compañero der arma”). Con el barítono madrileño César San Martín pusieron en
pie un dúo magnífico, muestra de la capacidad melódica del maestro Serrano. También se ganó el aplauso Ruth González en
la “canción del pajarero”.
Mención aparte merece, además, el
trabajo como director de Jesús Castejón que ha creado un espectáculo excelente.
Dinámico, entretenido, dosificado en sus chistes, moviendo a sus compañeros
actores con eficacia y demostrando, como ya se ha dicho, su polifacético
quehacer como actor y cantante cómico.
La escenografía de Ricardo
Sánchez-Cuerda muy adecuada, especialmente en Alma de Dios, tanto en el cuadro inicial como en el espectacular
campamento de los gitanos. En cuando a la realización de La reina mora, la solución escenográfica es mucho más austera,
especialmente en la escena de la cárcel.
De Alma de Dios, han desaparecido dos números musicales de carácter
religioso (el “Kyrie” inicial cantado por el coro y el “Gratias agimus tibi”
que tiene lugar en la iglesia), quizá para no alargar en demasía el
espectáculo, Hay otros cambios: el añadido del personaje “argentino” de
Pelegrín (Tomás Pozzi), el cambio del burro por una moto, … pero la comedia no se resiente ni chirría.
La orquesta, a las órdenes de
José María Moreno, joven director mallorquín que llevó la orquesta
correctamente aunque un poquitín alta.
El teatro lleno; un público
entusiasta y entregado, que vuelve a demostrar, otra vez, que le gusta ver y
escuchar lo que conoce. aspecto a tener en cuenta por quienes organizan
espectáculos zarzueleros.
Vidal Hernando.
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