Es sabido que Francisco
Asenjo Barbieri ejerció a lo largo de su vida, muchas y muy variadas actividades.
Él mismo confesó haber sido lego en un
convento, estudiante de medicina, aprendiz de ingeniero, alumno del
Conservatorio, corista, partiquino, director de orquesta, apuntador,
contrabandista durante una hora, buhonero en cierta ocasión, director de un
liceo, secretario de otro, músico militar, miliciano nacional, empresario,
periodista, bibliófilo, compositor y constante adorador del bello sexo.
Lo que no es tan sabido
es que, también, fue bombero, al menos circunstancialmente. El 20 de abril de
1867 se declaró un incendio en el Teatro Real. El diario Los Sucesos, publicaba el día 23 la correspondiente crónica de los
daños en la que se pudo leer: “El sábado se redujo a cenizas la parte del
Conservatorio de Música y Declamación [estaba en el mismo edificio] …El Sr.
Barbieri y los profesores de su orquesta que estaban en el Salón Grande
esperando a que terminara el ensayo del Teatro Real, para comenzar el del
concierto que ayer se verificó en el Circo del Príncipe Alfonso, se
apercibieron del humo que salía por el escenario, levantaron el telón y vieron
que las llamas habían tomado tal cuerpo que no les quedaba otra solución que
salir cuanto antes. Se quedaron solo el Sr. Barbieri con unos pocos que
lograron salvar gran parte de los instrumentos y papeles de los profesores de
la orquesta. El señor Barbieri tuvo una fuerte contusión en un dedo, y el
profesor Álvarez, que logró con heroicos esfuerzos salvar de las llamas tres
violonchelos con sus cajas, se quemó las manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario