Las leyendas de Bécquer. (Zarzuela en un acto, de Lorenzo Moncloa y Carlos Crooke. Música de César Belda). H. Cardeña. L. Moncloa. C. Palomo. A. Castilla. C. Crooke. Director musical: C. Belda. Colegio Sagrada Familia, de Madrid, 28-10-2013.
He tenido ocasión de ver y
escuchar esta nueva zaruela del siglo XXI en una representación ofrecida con
evidente intencionalidad didáctica que debo explicar a quienes lean estas
líneas. Se pretendía llevar a un numeroso grupo de estudiantes, de entre unos 13 a 17 años, el teatro, el
teatro lírico, más concretamente, y el mundo romántico de Bécquer. Todo ello
con la esperanza de que algunos, después de esta experiencia, se acerquen al
teatro, al teatro musical y al más grande de nuestros poetas románticos. Toda
una experiencia, la primera para muchos de ellos.
Me ha parecido que la
representación les ha interesado, al menos la han seguido con interés y
respeto, aunque la concentración se perdió –como es lógico– cuando en un
determinado momento, reconocieron entre los actores a media docena de sus
compañeros.
¿Se habrán conseguido los
objetivos? El tiempo lo dirá, pero es muy probable que algunos de estos
muchachos haya quedado “enganchado” por el teatro, por la música o por la
poesía.
Pero vayamos a la obra. Las leyendas de Bécquer, es una
verdadera zarzuela, pues tiene los elementos fundamentales que identifican el
género: texto hablado, romanzas, dúos y hasta un concertante final encuadrados
en la estructura dramática de la obra. Resume alguna de las Leyendas becquerianas, El rayo de luna, La rosa de pasión y La
promesa, unidas por una breve pincelada biográfica del propio Bécquer en
relación a su enamoramiento, no correspondido, de una gran cantante española de
ópera, Julia Espín, hoy quizá más conocida por su relación con el poeta
sevillano que por sus triunfos en la escena.
La música de Las leyendas de Bécquer es amable, delicada, sencilla y efectiva.
Eminentemente melódica; es de ese tipo de música que nos resulta familiar,
aunque nunca la habíamos oído. Música romántica, pero no lacrimosa ni
sensiblera en los momentos álgidos, incisiva en la escena de la batalla, de La promesa, evocadora en la descripción
del entorno soriano del El rayo de luna, y
chispeante y saltarina en la intervención del trovador. Música, además, cómoda
para los cantantes, aunque no faltan momentos de gran expresividad que llevan a
las voces a su registro más alto. En esta ocasión el acompañamiento fue
ejecutado con un piano electrónico (no había posibilidad de incluir una
orquesta), pero la música tiene una base extraordinaria para lucirse en el
terreno de la instrumentación.
Los intérpretes cumplieron su
trabajo con entrega y eficacia. Moncloa, en su personificación de Bécquer,
cantó con autoridad y presencia, he hizo un personaje comedido. Hevila Cardeña,
hizo una Julia vocalmente adecuada, voz firme, timbre agradable y actuación
teatral convincente. Carlos Crooke, el
trovador, fue probablemente el intérprete que mejor conectó con los chavales,
gracias al diseño incisivo de su personaje y de su intervención.
Un buen vestuario e interesantes
proyecciones que ambientan el entorno de cada una de las leyendas, fueron el
marco de la representación en la que sólo nos pareció revisable un poquito más
de acción en el movimiento actoral de la primera parte.
Estas breves reflexiones nos
llevan a la conclusión de que Las
leyendas de Bécquer es una zarzuela del siglo XXI. Una obra lírica que
merece ser apoyada y difundida porque lleva al público importantes elementos de
nuestro patrimonio cultural: la música, el teatro y la poesía. Quizá haya
gentes que piensen que el arte actual no deben ir por estos caminos. Están en
su derecho, pero el comportamiento de los chavales, muchos de ellos primerizos
en estos temas, no se olvide, y su aplauso final, demostró que transitar por
esta vía es bueno. Por mi experiencia como espectador suelo distinguir la
cualidad de un aplauso; en este hubo entusiasmo y no mera cortesía o
compromiso.
Como cierre, debo dejar
constancia de mi aplauso al colegio que
ha tenido iniciativa tan interesante y a los intérpretes que no han
dudado en ofrecer una representación seria ante un auditorio tan infrecuente.
Este es un buen camino para mostrar a nuestros jóvenes la magia del teatro, de
la música y de la gran literatura.
Vidal Hernando.
Muchas gracias por tus palabras. Aquí seguimos, en el 150 aniversario de la muerte de Bécquer y habiendo estrenado dos leyendas más.
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