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lunes, 14 de abril de 2014

ZARZUELA PARA NIÑOS ... Y MAYORES




El paraíso de los niños (Zarzuela fantástica infantil en un acto de Sinesio Delgado y Carlos Arniches. Música de Joaquín Valverde Sanjuán). H. Cardeña. M. Campaña. A, Font. A. González. E.R. del Portal. J. Lumbreras. O Hernández. R. de Tomás. Dirección de escena: Lorenzo Moncloa. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Oliver Díaz. Auditorio de la Universidad Carlos III de Madrid, Leganés. 12-4-2014.


En este comentario hemos de destacar, en primer lugar, la importancia de esta producción. El Teatro de la Zarzuela ha apostado por el acercamiento del género al público más joven y receptivo, recuperando una deliciosa zarzuela infantil, escrita por tres grandes nombres del género hace nada menos que 110 años. Y la ha ofrecido de manera auténticamente profesional, como un espectáculo de primer nivel: buenos cantantes y orquesta, vistosos decorados y magnífico vestuario; es decir, tratando a los niños como “personas mayores”, porque no debemos olvidar que el público infantil es uno de los más exigentes. Sólo hay que ver cómo se integran en el espectáculo, si se les interesa … y con qué facilidad se “escapan” cuando el tema o su desarrollo les aburre.

Esta Paraíso de los niños ha llegado en directo, en el Auditorio de Leganés, a unos 2.000 niños de varios colegios madrileños y, a través de internet, a unos 80 centros educativos de distintas provincias. Es decir, ha tenido una difusión extraordinaria y, por las noticias de que disponemos, una aceptación magnífica.

Son muchas las conclusiones que pueden obtenerse de estas representaciones, tanto desde el punto de vista artístico como sociológico. Es un buen camino para la recuperación de público; un buen sistema para la difusión del patrimonio zarzuelero; un método para plantear sistemas de colaboración entre entidades que permitan, sin grandes dispendios, poner en marcha actividades costosas en si mismas. Pero hay un par de consecuencias evidentes: la primera, que el Teatro de la Zarzuela se ha puesto, a sí mismo, el listón muy alto. La segunda, importantísima, que hay un público muy interesado esperando ofertas como esta, “productos” culturales de calidad y bien presentados, profesores dispuestos a colaborar, preparando a sus alumnos y disfrutando con ellos de la zarzuela, y padres encantados en acompañar a sus hijos y disfrutar con ellos de la música y el teatro.

Pero vayamos al comentario crítico de la función. En primer lugar el decorado: bastante llamativo, a dos alturas y formado por cajas que albergan los distintos muñecos. Sencillo y eficaz. El vestuario, espectacular para todos los personajes. La aparición del Hada arrancó un murmullo en el auditorio, los trajes de Babylinda, Mamá Cucú y Don Nicanor centraron la atención de los niños, porque, además, tuvieron ocasión de verlos de cerca al final de la función. Y varios pequeños detalles (el corazón de Pierrot o el sonido que acompaña Don Genaro) sorprendieron a los pequeños. El maquillaje también muy elaborado.

En cuando a los intérpretes, Hevila Cardeña hizo una Babylinda coqueta y superficial, como lo es el personaje; Amelia Font hizo su aparición como el Hada pero donde se lució especialmente fue en el personaje de Mamá Cucú, mujer enérgica capaz de poner orden entre todos los juguetes. Alejandro González dio vida a Dandynet, el muñeco conquistador y chuleta, con seguridad y firmeza; Pierrot, el pobre segundón, amigo de Dandynet, lo hizo Óscar Hernández, que también convenció en su interpretación del pobre Casimiro. El protagonista fue Don Nicanor, a cargo del versátil Enrique R. del Portal que supo dar al personaje toda su carga emocional y, al mismo tiempo, manejar al auditorio con su risa contagiosa y su capacidad de atracción. Ninguno de ellos tuvo problemas vocales, entre otras razones porque la música no ofrece dificultades.

La orquesta sonó bien, a pesar de algún pequeño despiste, y Oliver Díaz, su director, estuvo siempre pendiente de su control y del acompañando a los cantantes.

La participación de un numeroso equipo técnico del Centro de Tecnología del Espectáculo, del INAEM, ha sido determinante para la construcción del decorado, la realización del vestuario y la caracterización, así como la gestión del sonido y la iluminación. Mucha gente joven que ha prestado no sólo su preparación sino su entusiasmo y sus ganas de trabajar. Todos recibieron una muy justa ovación cuando fueron convocados al escenario.


Vidal Hernando,

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