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miércoles, 8 de febrero de 2017

Veores y consentiores.



Pensamientos de un barbero.




Muchas veces oí decir a mi difunta madre la frase “tanto pagan veores como consentiores”, justificando con ella el repudio o el castigo de aquellos que, siendo testigos de algo injusto o de un delito, no reacciónan sino con el silencio o la inactividad. La empleaba en el ámbito doméstico pero, que recuerde, nunca se la escuché en relación con otras situaciones.

Como no soy jurista no estoy seguro de que la frase sea aplicable en nuestra vida social. Creo, no obstante, que hay casos previstos. Por ejemplo, si uno es testigo de un accidente y no hace nada, puede ser acusado de lo que llaman “omisión de socorro”; tengo entendido que es delito comprar cosas que sabemos robadas. Seguramente habrá otros comportamientos señalados en las leyes y me pregunto: ¿no tiene esto un sentido similar a lo de ver y consentir?.

Sin embargo, en nuestra actual vida social, los veores y consentiores no siempre son denostados. Hay casos, incluso, en que estos individuos sacan tajada de su pasividad ante lo que ven y lo que consienten, incluso no faltan quienes justifican semejante comportamiento. Pienso en quienes aceptan cualquier tipo de violencia, aunque venga vestida bajo la bandera de las costumbres, de la cultura ancestral, de las ideas políticas o de la libertad, esa bandera que no tiene colores porque cada uno pone los que quiere o se le acomodan.

Pienso en las empresas que no sólo no intervienen ante casos de flagrante injusticia y violencia, sino que sacan producto –¡y qué producto!– de su inacción. Por ejemplo las que soportan las redes sociales, las que permiten y ayudan a difundir ideas xenófobas o machistas, las que distribuyen mensajes de odio, muchos de ellos al borde de la amenaza pura y dura.  Esas empresas que hacen caja sólo por la cantidad, sin mirar nada más. ¿Por qué no controlan, y eliminan, este tipo de comunicaciones, Técnicamente es posible. Y lo digo yo que en mi barbería  sigo usando una caja de las de manivela. Si lo hicieran, dejarían de ser cómplices, veores, y si, además, denunciaran estos mensajes a las autoridades, perderían su condición de consentiores. Perderían también algunos clientes (ellos los llaman usuarios), algunas decenas, o cientos. ¿Y qué?

Lamparilla

(Todo esto es consecuencia de que no sólo de zarzuelerías vive el hombre).

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