El piano juvenil de Paco Alonso. Obras granadinas para piano a dos y cuatro manos de Francisco
Alonso. Iberian & Klavier, dúo de pianos. Ibermusik. Teatro Infanta Isabel.
Madrid, 25-9-2017.
Dicen en Galicia que haberlas … hailas.
Salvando las distancias, o quizá no tanto, y aunque no se sabe cómo ni cuando,
es conocido que en algunos conciertos se produce una especial comunión entre el
intérprete y el público. En el recital que comento ocurrió: a mi juicio la
música fresca, sencilla y emotiva, servida por una interpretación brillante,
colorista, riquísima en matices y dinámicas, llegó a la sala y caló en un
público que terminó entusiasmado y entregado. Estoy convencido de que esa
retroalimentación desde el público hacia el intérprete se produjo con
intensidad; Iberian & Klavier, dúo de pianos formado por Laura Sierra y
Manuel Tovar, estaban contentos y emocionados. Y quisieron corresponder nada
menos que con seis propinas, si no recuerdo mal, entre ellas una virtuosística
y espectacular interpretación del célebre tema Moon River, además de la Malagueña de Lecuona, la Pavana, de Albéniz y la Danza de La vida Breve, de Falla.
Formaba la base del concierto, la
presentación en Madrid del CD (ya comentado en este blog:
(https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=19762009499901197#editor/target=post;postID=8524010338269863831;onPublishedMenu=allposts;onClosedMenu=allposts;postNum=1;src=link)
dedicado a la música para piano del compositor granadino Francisco Alonso.
Música de su primera etapa creadora, escrita en Granada antes de su traslado a
Madrid en busca de la fortuna y la gloria. Música sencilla, delicada,
encantadora y atractiva. Pequeñas piezas dedicadas a jóvenes muchachas de su
círculo familiar y de amistades (Pilarcita,
María Luisa, Rosita, Doli), o al paisaje y el embrujo de su Granada natal (Danza gitana, Noche en la Alhambra, Marcha
mora, Mi adiós a Granada).
Música que fue interpretada por Laura y
Manuel con solvencia técnica indiscutible, y, además, con una especial
intensidad emocional. Los pianistas extrajeron del teclado un amplio y variado
colorido, una extraordinaria gama dinámica con delicados pianísimos y potentes
y rotundos fortísimos, con elegancia y distinción. El público sintió la emoción
y guardó un silencio religioso porque nadie se atrevía a interrumpir la
especial sensación que la música de Alonso ponía en la cálida sala del teatro.
En el concierto estuvieron presentes
familiares del compositor; su hija y uno de sus nietos dirigieron al público
unas breves palabras, muy emocionadas como es natural, recordando a su padre y
abuelo y agradeciendo el esfuerzo y la colaboración de quienes han propiciado
la recuperación de estas partituras, su interpretación, su grabación y su
difusión. Aunque, modesto, nos
permitimos añadir nuestro aplauso.
Vidal
Hernando.
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