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viernes, 29 de diciembre de 2017

Zarzuela en plural.



Concierto de Navidad. (Obras de Alonso, Barbieri, Bretón, Chapí, Fernández Caballero, Giménez, Guridi, Martínez Valls, Moreno Torroba, Oudrid, Serrano, Soutullo y Vert, y Vives).
Intérpretes: S. Krasteva. C. García. L. Tena. E. Ferrer. J.A. López. Coro del Teatro de la Zarzuela (Dtor.: A. Fauró). Rondalla Lírica de Madrid “Manuel Cid” (Dtor.: Enrique García Requena). Orquesta de la Comunidad de Madrid.
Director musical: Óliver Díaz. Teatro de la Zarzuela, 28-12-2017.

El tradicional Concierto de Navidad del Teatro de la Zarzuela, de Madrid ha realizado este año un viaje zarzuelero por  las autonomías de España con “paradas” en fragmentos, más o menos representativos, de cada una de las autonomías de nuestro país. El teatro, lleno hasta la bandera, ha disfrutado de un atractivo y agradecido programa que ha supuesto un éxito para sus intérpretes.


La soprano de nacionalidad española, aunque de origen búlgaro, Svetla Krasteva, dio muestra de una buena escuela de canto y una voz compacta, poderosa y afinada, y de una dicción excelente en sus dos intervenciones aisladas: la delicada canción veneciana de El carro del sol y la romanza de Margarita de El salto del pasiego. Carol García, mezzosoprano barcelonesa (San Cugat, 1983), intervino sola en tres fragmentos de carácter ligero (la canción canaria de Las Leandras, la balear de ¡24 horas mintiendo! y “la tarántula” de La tempranica), que cantó con eficacia, solvencia y buen gusto; sus medios canoros son más que suficientes y el público la premió con entusiasmo.


Enrique Ferrer, tenor madrileño intervino en tres fragmentos viriles y de impacto seguro y directo (el canto a los Pirineos de Cançó d’amor i de guerra, la romanza de don Félix de El postillón de la Rioja, y la célebre jota de La bruja), tres números que cantó con mucha potencia y no poca energía, en algún momento creo que le pudo el entusiasmo, aunque su intervención caló en el respetable sin reserva alguna. Por su parte, el barítono murciano José Antonio López (Lorquí, 1973), se lució en cuatro fragmentos elegidos entre lo más granado del repertorio de su cuerda: La romanza de Santi de El caserío, el canto a Murcia de La parranda, la romanza de Vidal en el final de Luisa Fernanda, y el canto a la sidra de Xuanón. Cantó sin problemas, con afinación, potencia, escuela y estilo. Fue, como sus compañeros, muy aplaudido.

Mención especial merece la gran Lucero Tena que dio un ejemplo de musicalidad y sentido del ritmo en sus tres intervenciones como solista: el fandango de Doña Francisquita, y los intermedios de esas maravillas que son El baile y La boda de Luis Alonso. ¡Qué energía! ¡qué precisión rítmica! ¡qué colorido! ¡qué dinámicas! En sus manos, las castañuelas se convierten en instrumento de primera fila.

El coro, como siempre, magníficamente preparado por Antonio Fauró, intervino a solo en dos números: el coro de pastores de Maruxa (al que se incorporó un virtuoso gaitero cuyo nombre no figura en la hoja-programa), y el número inicial de Pan y toros (“Aunque soy de la Mancha”). Óliver Díaz le trató con exquisito cuidado y ellos respondieron con delicadeza, creando dinámicas que se tradujeron en una paleta sonora excelente. Obtuvo merecidos plausos.

El programa oficial se completó con un dúo de La del Soto del Parral, dramático, tenso e intenso, poderoso y exigente (el de La del Soto del Parral) que Krasteva y Ferrer resolvieron con la intensidad requerida. Terminó la sesión con la casi inevitable jota de La Dolores, interpretada por todos los intervinientes. Aunque hubo algún desajuste, el público aplaudió con ímpetu y entusiasmo.

Óliver Díaz, al frente de la orquesta, alcanzó un éxito personal merecido. Estuvo atento a los detalles, creó dinámicas y planos sonoros, supo acompañar a los solistas dándoles el protagonismo necesario, controlando a una orquesta numerosa que llenaba el escenario; estuvo especialmente atento con el coro, como ya hemos dicho, y sólo en algunos momentos se dejo llevar por una, a mi juicio, algo excesiva rapidez.

Como este concierto llevaba el subtítulo de “Concierto de Navidad”, la velada incluyó, un par de villancicos fuera de programa, uno en inglés, famoso y conocido, a cargo de los solistas y el célebre Adeste fideles en el que el coro volvió a triunfar sin reserva alguna.

En resumen, velada excelente, para disfrutar y llevarse a casa una muy buena impresión de la riqueza que ofrece nuestra zarzuela. Felicidades para todos y que el próximo año traiga mucha felicidad para todos.


Vidal Hernando.

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