Concierto de
Navidad. (Obras de Alonso, Barbieri, Bretón, Chapí, Fernández Caballero,
Giménez, Guridi, Martínez Valls, Moreno Torroba, Oudrid, Serrano, Soutullo y
Vert, y Vives).
Intérpretes: S. Krasteva. C. García. L. Tena. E.
Ferrer. J.A. López. Coro del Teatro de la Zarzuela (Dtor.: A. Fauró). Rondalla
Lírica de Madrid “Manuel Cid” (Dtor.: Enrique García Requena). Orquesta de la
Comunidad de Madrid.
Director musical: Óliver Díaz. Teatro de la
Zarzuela, 28-12-2017.
El tradicional
Concierto de Navidad del Teatro de la Zarzuela, de Madrid ha realizado este año
un viaje zarzuelero por las autonomías
de España con “paradas” en fragmentos, más o menos representativos, de cada una
de las autonomías de nuestro país. El teatro, lleno hasta la bandera, ha
disfrutado de un atractivo y agradecido programa que ha supuesto un éxito para
sus intérpretes.
La soprano de
nacionalidad española, aunque de origen búlgaro, Svetla Krasteva, dio muestra de
una buena escuela de canto y una voz compacta, poderosa y afinada, y de una
dicción excelente en sus dos intervenciones aisladas: la delicada canción
veneciana de El carro del sol y la
romanza de Margarita de El salto del
pasiego. Carol García, mezzosoprano barcelonesa (San Cugat, 1983),
intervino sola en tres fragmentos de carácter ligero (la canción canaria de Las Leandras, la balear de ¡24 horas mintiendo! y “la tarántula” de
La tempranica), que cantó con
eficacia, solvencia y buen gusto; sus medios canoros son más que suficientes y
el público la premió con entusiasmo.
Enrique
Ferrer, tenor madrileño intervino en tres fragmentos viriles y de impacto
seguro y directo (el canto a los Pirineos de Cançó d’amor i de guerra, la romanza de don Félix de El postillón de la Rioja, y la célebre
jota de La bruja), tres números que
cantó con mucha potencia y no poca energía, en algún momento creo que le pudo
el entusiasmo, aunque su intervención caló en el respetable sin reserva alguna.
Por su parte, el barítono murciano José Antonio López (Lorquí, 1973), se lució
en cuatro fragmentos elegidos entre lo más granado del repertorio de su cuerda:
La romanza de Santi de El caserío, el
canto a Murcia de La parranda, la
romanza de Vidal en el final de Luisa
Fernanda, y el canto a la sidra de Xuanón.
Cantó sin problemas, con afinación, potencia, escuela y estilo. Fue, como
sus compañeros, muy aplaudido.
Mención
especial merece la gran Lucero Tena que dio un ejemplo de musicalidad y sentido
del ritmo en sus tres intervenciones como solista: el fandango de Doña Francisquita, y los intermedios de
esas maravillas que son El baile y La boda de Luis Alonso. ¡Qué energía!
¡qué precisión rítmica! ¡qué colorido! ¡qué dinámicas! En sus manos, las
castañuelas se convierten en instrumento de primera fila.
El coro, como
siempre, magníficamente preparado por Antonio Fauró, intervino a solo en dos
números: el coro de pastores de Maruxa (al
que se incorporó un virtuoso gaitero cuyo nombre no figura en la
hoja-programa), y el número inicial de Pan
y toros (“Aunque soy de la Mancha”). Óliver Díaz le trató con exquisito
cuidado y ellos respondieron con delicadeza, creando dinámicas que se
tradujeron en una paleta sonora excelente. Obtuvo merecidos plausos.
El programa
oficial se completó con un dúo de La del
Soto del Parral, dramático, tenso e intenso, poderoso y exigente (el de La del Soto del Parral) que Krasteva y
Ferrer resolvieron con la intensidad requerida. Terminó la sesión con la casi inevitable
jota de La Dolores, interpretada por
todos los intervinientes. Aunque hubo algún desajuste, el público aplaudió con
ímpetu y entusiasmo.
Óliver Díaz,
al frente de la orquesta, alcanzó un éxito personal merecido. Estuvo atento a
los detalles, creó dinámicas y planos sonoros, supo acompañar a los solistas
dándoles el protagonismo necesario, controlando a una orquesta numerosa que
llenaba el escenario; estuvo especialmente atento con el coro, como ya hemos
dicho, y sólo en algunos momentos se dejo llevar por una, a mi juicio, algo
excesiva rapidez.
Como este
concierto llevaba el subtítulo de “Concierto de Navidad”, la velada incluyó, un
par de villancicos fuera de programa, uno en inglés, famoso y conocido, a cargo
de los solistas y el célebre Adeste
fideles en el que el coro volvió a triunfar sin reserva alguna.
En resumen,
velada excelente, para disfrutar y llevarse a casa una muy buena impresión de
la riqueza que ofrece nuestra zarzuela. Felicidades para todos y que el próximo
año traiga mucha felicidad para todos.
Vidal
Hernando.
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