Égloga lírica en dos actos. Libreto de Luis Pascual de Frutos. Música de Amadeo Vives. Estreno: 28 de mayo de 1914, en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid. Acción en una aldea de Galicia, en época del estreno.
MARUXA
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funciones del 25 de enero al 11 de febrero de 2018.
Intérpretes:
Maruxa,
enamorada de Pablo: Maite Alberola*/Susana Cordón**.
Rosa,
prima de Antonio: Ekaterina Metlova*/Svetla Krasteva**.
Eulalia:
Julia Arfellano.
Galicia,
diosa: María Cabeza de Vaca.
Pablo,
enamorado de Maruxa: Rodrigo Esteves*/Borja Quiza**.
Rufo,
capataz: Simón Orfila.
Antonio,
primo de Rosa: Carlos Fidalgo*/Jorge Rodríguez-Norton**.
Zagal,
muchacho: Carles Pachón.
Iluminación:
Pedro Yagüe.
Vestuario:
Ana Güel.
Movimiento
escénico: Carlos Martos.
Proyecciones:
Pedro Chamizo.
Dirección
de escena y escenografía: Paco Azorín.
Orquesta
de la Comunidad de Madrid.
Coro
titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor.: Antonio Fauró).
Dirección
musical: José Miguel Pérez-Sierra.
* Días 25,
27, 31 de enero, 2, 4, 8, 10 de febrero.
** Días 26,
28 de enero, 1, 3, 7, 9, 11 de febrero.
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Personajes e intérpretes del estreno. Maruxa, la pastora, tiple
(Ofelia Nieto). Rosa, prima de Antonio, tiple (Emilia Iglesias).
Pablo, el pastor, barítono (Juan B. Corts). Rufo,
el capataz, bajo (Francisco Meana). Antonio, primo de Rosa, tenor (Rafael López
).
Números musicales destacados.
Acto I. Coro introductorio (“La
luz del nuevo día”). Dúo de Pablo y Maruxa (“Con la aurora salió la zagaliña”.
Romanza de Rufo (“Teño una nena’n Betanzos”).
Monólogo de Rufo (“¡Ganapanes! ¡Atrevidos!”). Terceto. Rosa, Antonio y
Rufo (“¡Guarda Rufo que vienen los novios riñendo!”). Dúo de Rosa y Rufo (“¡Rufo
amigo!”). Dúo de Pablo y Rosa (“Alalá, que en las montañas”). Final. Rosa,
Maruxa, Rufo, Pablo (“Con la aurora sale mi zagaliña”). Acto II. Preludio. Romanza de Rufo (“Si la señora quiere al pastor”).
Cuarteto. Antonio, Maruxa, Rosa, Rufo (“¿Cumpliste mis instrucciones?”). Dúo de
Antonio y Rufo (“¿Se han marchado?”). Coro de pastores (“An qu’a tua porta me
poñaná”). Escena. Eulalia y coro (“Todas
las chuvias d’Abril”). Monólogo de Pablo (“Aquí n’este sitio, sitio”). Escena
final (“¡Silencio! ¡Habla bajo por favor!”).
Argumento
original. Acto I. Maruxa, una joven y bella pastora, está peinando a su oveja
Linda cuando aparece Pablo, el pastor. Ambos cantan, bailan y se confiesan su
amor. La escena es interrumpida por la llegada de Rufo, el viejo capataz, que está
de muy mal humor porque, a su edad, le han encargado que vigile y proteja los
amores de Rosa y Antonio que son primos. Este encargo le resulta impertinente.
Rosa y Antonio sostienen una acalorada discusión. El muchacho acusa a la joven
de no hacerle caso y, en consecuencia, se verá obligado a buscar el amor de
otra mujer. La presencia de Rufo provoca que Antonio abandone la escena para ir
en busca de Maruxa, a la que intentará conquistar para dar celos a Rosa. Rufo y
Rosa han quedado solos. La mujer aprovecha para ordenar al capataz que busque a
Pablo porque le ama. Rufo le recuerda su compromiso con Antonio y se niega a
realizar el encargo pese a que Rosa le hace ver quién es el ama. Llega, ahora,
Pablo, cantando. Rosa le invita a sentarse junto a ella y le dice que su nombre
será Maruxa. Pablo, encantado al oír el nombre de la pastora, se deja transportar
como en un sueño y sostiene con Rosa, a la que él cree Maruxa, una apasionada
escena de amor. Rufo sorprende a la pareja y mientras Pablo huye, Rosa maldice
al capataz. Maruxa ha perdido su oveja y, en la búsqueda, la acompañan Antonio
y Rosa. Esta última dice a Maruxa que necesita una doncella y la toma a su
servicio.
Acto II.
En la casa de Rosa, Rufo entrega una carta de Pablo a Maruxa. Como la pastora
no sabe leer, Rosa y Antonio discuten sobre quién ha de hacerlo. Al final es el
joven quien lo hace. En la carta Pablo lamenta la ausencia de Maruxa. Hay que contestar
la misiva y Rosa se ofrece a escribirla, pero lo hace con un tono tan
apasionado que Maruxa se sorprende. En la carta, Rosa ruega a Pablo que vaya a
verla. Maruxa no acaba de entender la intención de su ama y la ruega que deje
de escribir. Rosa advierte que se ha delatado y trata de romper la carta, pero Maruxa insiste porque desea ver a su pastor.
Llegada la noche, Pablo espera a Maruxa mientras Rufo está decidido a que los primos
no se salgan con la suya y a proteger los amores de los pastores. Consigue que
Maruxa y Pablo se reúnan y marchen hacia los prados. Mientras, Antonio se ha
disfrazado de pastor y acude a la cita. Rosa, disfrazada también de pastora y
que está esperando la señal convenida, se presenta también. Como es de noche,
ambos se abrazan sin saber realmente quién es el otro. Las voces de Maruxa y
Pablo, a lo lejos, les devuelven a la realidad.
Argumento
de la versión representada. Acto I. En silencio, asistimos al nacimiento de
Galicia, figura mitológica, a través de los versos de Rosalía de Castro. Deidad
intemporal y omnipresente, símbolo de la tierra y de la cultura gallega.
Acto I.
Noviembre de 1973. Maruxa y Pablo, jóvenes en un entorno rural, coquetean y
hablan de su amor, en perfecta comunión con el pasaje que los rodea: Galicia encantada.
En el momento más íntimo, los interrumpe Rufo, el
capataz de la finca, que anuncia la llegada de Rosa y Antonio, una pareja bien
distinta a Maruxa y Pablo. Rosa y Antonio son primos y deberán casarse para
perpetuar la hacienda familiar. Entran en escena en una monumental discusión
que pone en peligro su futura boda. Rufo tiene la tarea poco menos que
imposible de proteger esos amores, tarea encargada por los tutores de Rosa.
Mientras tanto, se reúne el consejo de
administración de la empresa naviera que está a punto de pasar a manos de Rosa,
como parte de una herencia familiar. Rosa hastiada de todo este protocolo, ha
fijado su mirada en Pablo, por quien siente una inconfesada pasión. Antonio
rechaza el desdén de Rosa e inventa un plan para darle celos a través de
Maruxa. En paralelo, el consejo de administración celebra la toma de posesión
de Rosa y presentan en sociedad el nuevo proyecto que les reportará cuantiosos
beneficios: un petrolero de última generación. Llega Pablo y Rosa le propone un
juego en el que ella representará a Maruxa y así él podrá expresarle todo su amor. En medio de este
juego patético Rosa intentará besar a Pablo. Justo en ese momento se precipita
todo con la llegada de Rufo, que detiene momentáneamente el plan de Rosa. Pablo
se marcha confundido.
En el plano superior, Galicia ha caído en la
trampa de los especuladores e identifica su gran adversario: el petrolero que
proyectan.
Poco después llega Maruxa muy apenada por haber
perdido a Linda, la pequeña oveja que Pablo le regaló como símbolo de su amor.
Rosa reacciona rápidamente y le ofrece a Maruxa un puesto de trabajo en su casa,
como miembro del servicio con la finalidad de apartarla de Pablo. Se marchan
todos menos Rufo. Regresa Pablo, quien es informado por Rufo del nuevo destino
de Maruxa. Pablo canta su triste suerte mientras cae el telón.
Acto II. Mayo de 1976- Botadura y accidente del
Urquiola frente al puerto de La Coruña. Llegan las primeras pruebas de la
catástrofe. Los socios de Rosa, propietaria del petrolero, se preparan para dar
explicaciones, en contra de su voluntad.
En un ambiente enrarecido tras el accidente, Rosa
persiste en su aventura amorosa, ajena a la gravedad del momento. Llega una
carta de Pablo para Maruxa. Todos juegan con Maruxa para que no la lea.
Finalmente los primos, Rosa y Antonio,
se la quitan y leen parcialmente su contenido. Maruxa quiere contestar la carta
y, de igual modo, deciden hacerlo todos juntos, dictando un texto
diametralmente opuesto al que Maruxa hubiera deseado escribir. En la carta
citan a Pablo para esa misma noche. Rosa quiere encontrarse también con él,
adelantando la cita. Antonio quiere encontrarse a solas con Maruxa, retrasando
la cita de la carta. Al final, Rufo rompe la carte en secreto para defender los
amores de Maruxa y Pablo de las agresiones de los primos enloquecidos.
Mientras tanto, la marea negra ha llegado hasta
las playas. Un chaval se presenta con un cubo lleno de petróleo. El pueblo se
va concentrando frente a la casa de Rosa y pide explicaciones. Se teme lo peor,
una tragedia irrecuperable para su tierra. Aparece el presidente del consejo de
administración dispuesto a dar explicaciones contradictorias, pero es
sorprendido por una acción de protesta de todo el pueblo al unísono. Esta
acción simbólica pone en marcha un gran operativo de limpieza de la mancha. El
pueblo, una vez más limpia su paisaje, su dignidad, frente a la inacción de los
poderes públicos y la impunidad de los culpables. Galicia entra en contacto con
la gran mancha.
Rosa y Antonio, escondidos en ropas como la de los
voluntarios y pertrechados con utensilios de limpieza del chapapote, se
disponen a quemar su último cartucho para conseguir así a Pablo y a Maruxa, sin
saber que gracias a la ayuda de Rufo, ya han huido y están lejos del lugar,
ayudados por la marea humana que limpia las costas. Rosa y Antonio, burlados
doblemente, reconocen su fracaso. En los últimos compases se forma un nuevo
consejo de administración. Ahora estamos en Galicia, en 2002. Continuará.
Rosalía de Castro se lamenta de la suerte de
Galicia.
Comentario. Maruxa
es una de las grandes obras del compositor catalán Amadeo Vives y una de sus
últimas aportaciones al teatro lírico hispano. Pese al entorno en que se
desarrolla, no se trata de una "gallegada", aunque el perfume sonoro
de aquellas tierras impregna la música de Vives, que llega a utilizar formas
genuinas como la muñeira.
Parece que el célebre” “golondrón” tuvo su origen
en una sardana titulada "San Pol" que el compositor ya tenía escrita.
Además de este excelente merecen
estacarse el descriptivo coro introductorio y el “ambientado” dúo de Pablo y
Maruxa (“Con la aurora salió mi zagaliña”). La discusión de Rosa y Antonio que,
con la intervención de Rufo, se convierte en terceto y el dúo de Pablo y Rosa son páginas
destacadas del primer acto.
El segundo se abre con un intenso preludio que
pone de manifiesto las cualidades creadoras de Vives, su gusto por la música
centroeuropea de su momento y su habilidad para unir melodías de intenso
lirismo con el sonido típico de la música gallega.
Un magnífico cuarteto sigue a la intervención de
Rufo (“Si la señora quiere al pastor”). Un magnífico “Coro de pastores”, de
clara inspiración gallega y una escena formidable en la que se canta y describe instrumentalmente la lluvia, preceden
al Dúo de Rufo y Pablo. Por último, la espera impaciente del pastor (“Aquí
n'este sitio”), nos lleva a la escena final en la que se resuelve la trama.
Al terminar el estreno, libretista y músico fueron
llevados a hombros hasta el café de Fornos, que estaba en la calle de Alcalá esquina a la de la Virgen de los Peligros.
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