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martes, 23 de enero de 2018

Recortes en la zarzuela.



HIL.    ¿Qué le pasa a usted, don Sebastián? Le encuentro triste, apenado y cariacontecido.
SEB.    Es verdad. Veo que no se le escapan a usted las expresiones externas de mis preocupaciones. Cierto, muy cierto. ¡Estoy desconsolado!
HIL.    ¿Y se puede saber por qué?
SEB.    Claro que se puede saber. En este país se puede saber todo … menos lo que se puede ocultar,
HIL.    Ya, ya, pero concrete usted, amigo mío. Concrete.
SEB.    Es muy sencillo. ¡Que nos han cercenado la zarzuela! ¡Cercenado, amputado, seccionado!         
HIL.    ¿Cómo?
SEB.    Lo que ha oído. ¡Que nos mutilan la zarzuela, que le dan un tajo! 
HIL.    Quienes
SEB.    El Parlamento.
HIL.    ¿El Parlamento?¿Se mete el Parlamento en la zarzuela? ¿No tienen bastante con su propio teatro? ¡No lo puedo creer!

SEB.    Bueno, meterse con la zarzuela… directamente no, de soslayo. Pero se mete, ¡ya lo creo que se mete!
HIL.    Explíquese, Don Sebastián, explíquese.
SEB.    Pues nada, que el Parlamento quiere prohibir los piropos.
HIL.    ¡Prohibir los piropos! ¡Por ley!
SEB.    ¡Sí, sí, los piropos! Porque dicen que son ofensivos, vejatorios, machistas… Y que quien dice un piropo a una mujer, está acosándola, ejecutando sobre ella violencia de género (de género masculino, se entiende).
HIL.    ¡Dios mío! ¿Y dice usted que eso afecta a la zarzuela?
SEB.    Sospecho que la noticia le hadejado a usted grogui. Es natural, lo entiendo. Pero sí, claro que afecta a la zarzuela. Piense usted, amigo mío, en Cándido, el de La revoltosa, que no podrá llamar a su esposa Gorgonia, “lirio de la selva”.
HIL.    ¿Y qué va a hacer el pobre para congraciarse con ella?
SEB.    No sé, como no la llama ilustrísima… Tampoco podrá decir aquello de
No acabo de convidarte
de mi “motu propio” en esa
buñolería y no acabas
de comerte seis docenas
de buñuelos con dos vasos
de los grandes por mi cuenta?

Porque, visto lo visto, seguro que sale alguno y considera que eso es un “piropo gastronómico”.
HIL.    Entonces, ¿La del manojo de rosas?
SEB.    Pues eso. El pobre Joaquín, el mecánico enamorado de Ascensión, la florista, no podrá decirla aquello de “Cuando Dios te echó al mundo, ¡que faena me hizo!”.
HIL.    ¿Y ella, podrá llamarle, con esa vehemencia y pasión : “¡Chulo!”
SEB.    No se sabe. Habrá que esperar a la letra pequeña de la ley.
HIL.    ¡Qué desastre! ¡Qué hecatombe!  Entonces, tendremos que olvidarnos de ese saleroso y sandunguero pasodoble de María Manuela, que el maestro Moreno Torroba tituló “El piropo madrileño”.
SEB.    ¡Ya le digo!
HIL.    Hombre, pensándolo fríamente… la verdad es que hay piropos mayormente molestos, groseros y hasta ofensivos. Que esos se prohíban… bien. Pero los elegantes, los graciosos, los que nos salen del alma al ver a un monumento andante, los que decimos con cortesía, cariño y asombro…
SEB.    Nada, nada. Todos,  sin excepciones, Y eso no es lo peor.
HIL,    ¿Hay más? ¡Que Dios nos coja confesados!
SEB.    Me ha llegado el rumor, a través del amigo de un amigo, que tiene un primo en el Ayuntamiento, que el consistorio, como es de facción política opuesta a la del parlamento, está pensando en ordenar el tráfico peatonal en las calles: las mujeres deberán ir por una acera y los hombres por la otra. Dice una concejala muy progre que… quien evita la ocasión…
HIL.    ¿Y los matrimonios? ¿Y las familias? ¿Y los del colectivo LGTBI?

2 comentarios:

  1. Siempre tan documentado, tan ocurrente y tan buen escritor. Zarzuelerías es una gran obra de un auténtico "Zarzuelero".

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  2. Muy ocurrente. Y yo me pregunto que si a partir de ahora de berán someterse las zarzuelas a la censura. Muchas y muchos "demócratas-feministas" lo harían, sin duda, muy agusto.

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