Zarzuela en tres actos, en verso. Libro de Luis
Mariano de Larra. Música de Francisco Asenjo Barbieri. Estreno: 18 de diciembre
de 1874, en el Teatro de la Zarzuela. Acción en Madrid, hacia 1770, reinado de
Carlos III.
EL BARBERILLO DE
LAVAPIES
(Adaptación de
Alfredo Sanzol)
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela
Personaje e intérpretes:
Paloma: Cristina Faus * / Ana Cristina Marco **
Marquesita del Bierzo: María Miró * / Cristina Toledo **
Lamparilla: Borja Quiza * / David Oller **
Don Luis de Haro: Javier Tomé * / Francisco Corujo **
Don Juan de Peralta: David Sánchez
Don Pedro de Monforte: Abel García.
Equipo técnico:
Dirección de escena:
Alfredo Sanzol.
Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar. Iluminación: Pedro Yagüe.
Coreografía: Antonio Ruz.
Coro titular del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la
Comunidad de Madrid.
Dirección musical: José Miguel Pérez Sierra.
14
funciones:
28
de marzo al 14 de abril de 2019.
* 28, 30, 3, 4, 5, 7, 10, 12 y
14.
** 29, 31, 4, 6, 11, y 13.
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Personajes e intérpretes del estreno. Paloma, costurera (Dolores
Franco de Salas). Marquesa del Bierzo, dama de la corte (Cecilia Delgado). Lamparilla,
barbero de Lavapiés (Miguel Tormo). Don Luis, prometido de la Marquesa (Rosendo Dalmau). Don Juan, un conspirador
(Víctor Loitia). Don Pedro, amigo de don Luis (Sr. Edo).
Números
musicales. Acto I. Introducción. Lamparilla
y coro (“Dicen que en El Pardo, madre”). Jota de los estudiantes y final I (“Ya
los estudiantes, madre”). Presentación
de Lamparilla (“Yo fui paje de un obispo”). Romanza de Paloma (“Como
nací en la calle de la Paloma”). Terceto. La Marquesita. Paloma. Lamparilla
(“¿Lamparilla! ¡Servidor!”), Acto II. Dúo de la Marquesita y Don
Luis (“En una casa solariega”). Dúo de Paloma y Lamparilla (“Una mujer que
quiere ver a un barbero”). Relato de Lamparilla (“Por salvar, yo no sé cómo”). Seguidillas
. Lamparilla y coro (“En el templo de Marte”). Acto III. Coro de costureras y guardias (“Aquí están los que
buscamos”). Coro de costureras y Paloma (“El noble gremio de costureras”). Cuarteto
y caleseras. Paloma. Marquesita. Lamparilla y Don Luis (“El sombrero hasta las
cejas”). Dúo de majas. Paloma y marquesita (“Aquí estoy ya vestida”). Final III. Caleseras (“En entrando una maja”).
Argumento.
Acto I. Romería de San Eugenio. El Pardo. Aunque la situación política es
delicada hay en la fiesta un animado bullicio de estudiantes y gente del
pueblo. Lamparilla hace su entrada entonando su famoso número musical y, tras
él, aparecerá Paloma; también dejará constancia de quién y cómo es. Para
completar el ambiente aparecen en escena
la Marquesa, de incógnito, y don Juan. La dama y el gentilhombre traman una
conspiración para derrocar al gobierno de Grimaldi. Don Luis, sobrino de
Grimaldi, aparece en escena y recrimina a la Marquesa lo que a todas luces
parece una infidelidad. La dama no puede contar la verdad y entra en una casa
previo santo y seña. Mientras, don Luis marcha a buscar a la guardia, la
Marquesa ha puesto al corriente de su situación a Paloma y ésta acude a
Lamparilla para que intervenga y les ayude.
Un nuevo personaje, don Pedro, revela a don Luis
la conspiración. Éste rodea la casa con la guardia y trata de prender a todos
sus moradores. Pero, Lamparilla que les ha espiado, arma un gran alboroto y los
conspiradores consiguen escapar. La guardia entra en la casa y al único que
consigue atrapar es Lamparilla, a pesar
de que va disfrazado de mujer, y lo encarcela.
Acto II.
Plaza de Lavapiés. Barbería de Lamparilla. Lamparilla ha sido puesto en
libertad gracias al dinero pagado por la Marquesa y se encuentra en su barbería
junto a Paloma y a la propia Marquesa.
Don Luis y don Pedro aparecen de nuevo con la
guardia, porque han recibido el soplo de que los conjurados están en a
barbería, pero al entrar en la casa quedan sorprendidos de hallarla vacía,
Lamparilla ha sacado a sus amigos a través de un pasadizo secreto.
Acto III.
Taller de Paloma en la calle de Toledo. Las costureras se quejan de su
soltería. La conspiración parece encaminada a fracasar y Lamparilla da
instrucciones a sus protegidos para salir de Madrid disfrazados de majos. Con
ellos va don Luis que, por fin, se ha enterado de los motivos exclusivamente
políticos de su enamorada para relacionarse con don Juan.
Listos para la partida, son sorprendidos por un
gran alboroto: la guardia ha entrado en la casa advertida por las modistillas
que han denunciado a su maestra. Las fuerzas prenden a todos, excepto al
barbero que consigue escapar por la buhardilla, para volver, casi
inmediatamente, ahora por la puerta, trayendo la última noticia: el rey acaba
de destituir a Grimaldi y nombrar ministro a Floridablanca. La conspiración ha
triunfado aunque Lamparilla concluye la zarzuela filosofando que “la nación
seguirá igual que antes; pues a pesar del cambio de Secretario de Estado,
seguirán los mismos perros, aunque lleven ahora distinto collar”.
Comentario.
Francisco Asenjo Barbieri es, posiblemente, el principal responsable del
renacimiento musical español del siglo XIX, gracias tanto a sus trabajos de
erudita investigación, como a su personal aportación al mundo de la creación.
Su Barberillo de Lavapiés, está
considerada como una de sus obras más acabada. En ella culminan su nacionalismo
musical, su profunda raigambre popular y la elegancia y rigor de su
construcción, pues no en vano Barbieri era un hombre de vastísima cultura, no
sólo musical, como es sabido.
En esta magnífica zarzuela, pueden encontrarse
referencias a la ópera bufa italiana, pero destaca, sobre todo, el casticismo
de la música de Barbieri que recurre a formas autóctonas: jotas, seguidillas,
para dar vida a un excelente cuadro de costumbres ambientado en el Madrid de
los barrios populares.
En los dieciséis números musicales de que consta,
podemos encontrar momentos de excelente inspiración como la presentación del
protagonista en la que narra sus proezas y desventuras (“¡Salud, dinero y
bellotas!”), la canción de Paloma (“Como nací en la calle de la Paloma”), la
jota de los estudiantes (“Ya los estudiantes, madre”), las seguidillas
manchegas (“En el templo de Marte”), así como los dúos, tercetos y cuartetos
que se distribuyen generosamente a lo largo de la obra, que termina con unas
vibrantes caleseras (“En entrando una maja en San Lorenzo”).
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