Mirentxu. Idilio lírico en dos actos. Texto de José
María Arozamena y Alfredo Echave. Música de Jesús Guridi. Versión de concierto.
Intérpretes: Ainhoa Arteta. Marifé Nogales. Mikeldi
Atxalandabaso. Christopher Robertson. José
Manuel Díaz. Carlos Hipólito. Coro de voces blancas Sinan Kay (Dtora: Lara
Diloy). Coro titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor. Antonio Fauró). Orquesta
de la Comunidad de Madrid. Director musical: Óliver Díaz. Teatro de la
Zarzuela, 24-11-2019.
Lo más probable es que la mayoría de los
asistentes a la función comentada hayan escuchado por primera vez esta singular
obra de accidentada carrera histórica. Al hacerlo, han asistido, hemos
asistido, a un verdadero descubrimiento porque la zarzuela de Guridi es una
página excelente tanto en el tratamiento vocal como en el de la orquesta.
Siendo así, no se entiende muy bien que no sea representada y no exista de ella
una grabación sonora.
Mirentxu
es página sencilla pero intensa, el desarrollo
dramático, y su final trágico. La versión escuchada contaba con un texto de
Borja Ortiz de Gondra, que me pareció muy adecuado: poético, emocionante y
clarificador, fue dicho por el actor Calor Hipólito con ecuanimidad, clara dicción
y perfecta gradación emocional. Su intervención fue planteada con sencillez y
discreción, como corresponde. No sé hasta dónde el texto escuchado era obra de
Ortiz de Gondra y cuánto tenía de los libretistas originales, pero, en
cualquier caso me pareció interesante.
Esta versión de Mirentxu, que existe en
castellano y en euskera, se cantó en la Zarzuela en vasco. No voy a entrar en
el tema del posible significado que esto pueda tener en el momento actual. Sí
me gustaría escuchar la versión en castellano, sólo para comprobar cómo la musicalidad
del texto, a la de la música.
Para montar Mirentxu hace falta un elenco uniforme y de primer nivel. En esta
ocasión la Zarzuela ha contado con él. La figura más popular era Ainhoa Arteta
que se hizo cargo del papel protagonista y que se lució especialmente en su
última intervención. Antes se la vio muy satisfecha y emocionada. Marifé Nogales, mezzosoprano guipuzcoana,
cantó el papel Presen con especial cariño, y, por supuesto, sin problema vocal
alguno. Mikeldi Atxalandabaso, bilbaíno
de nacimiento, fue Raimundo, el protagonista masculino. Cantó con energía,
brillantez y potencia dando a su papel una entidad vocal de primer nivel. El
barítono, también bilbaíno, José Manuel Díaz, fue Manu; su papel es menos espectacular
que el de Raimundo, pero lo defendió con interés y convicción. El grupo de
solistas lo completaba Christopher Robertso, bajo-barítono de imponente
presencia física que hizo el papel de Txantón. Fue también aplaudido por su
interpretación. Hay que destacar la intervención, en papeles secundarios, de
Mario Villoria, bajo perteneciente al Coro del teatro, y dos niñas, Patricia
Valverde y Azahara Bedmar, del Coro de voces blancas, que tuvieron una
estupenda intervención y fueron ovacionadas.
Saludo final de todos los intérpretes (Foto: T. Zarzuela) |
El Coro del Teatro de la Zarzuela es un
conjunto modélico. Canta con cohesión y afinación; se le ve cómodo y, en esta
partitura de un músico que sabía manejar muy bien este tipo de conjuntos, consiguió
una versión musical ejemplar.
Me queda la orquesta, a las órdenes del director
de la casa Óliver Díaz. El maestro
ovetense obtuvo de la orquesta un sonido lleno, especialmente en la cuerda,
potente sin estridencias, lleno al tiempo que claro en los distintos planos
sonoros. Fue un acompañante delicado con los cantantes y en sus intervenciones
a solo (los preludios de ambos actos) realizó una preciosa labor de filigrana.
El resultado fue una magnífica velada
para recordar; uno de esos conciertos de referencia. El público, que
prácticamente llenaba el teatro, se mostró muy atento durante toda la sesión ,
prueba evidente de su interés.
Vidal
Hernando
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