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sábado, 28 de diciembre de 2019

Adiós a la zarzuela escenificada.



SEB.  Buenos días, Don Hilarión. Le traigo una noticia zarzuelera tremenda. De inmenso calado, trascendencia y que, o garantiza el futuro de la zarzuela de una vez por todas, o termina de darle el matarile que muchos están esperando.

HIL.  ¡Qué me dice usted! ¡Tan gorda es la cosa!

SEB.  Gorda, no. ¡Gordísima!  ¡Ya lo verá!

En primer lugar, déjeme que le diga que me lo ha contado, en secreto, un cliente, que lo ha sabido a través de un conocido de un primo de su cuñado, que trabaja como ordenanza en un ministerio.

HIL.  O sea, lo que los periodistas llaman “fuentes habitualmente bien informadas”.

SEB.  Eso es.

HIL.  Bien. Si los orígenes son tan fiables, no se dilate usted más y dígame la noticia. Espere que me siente … para que me coja bien la cosa. Usted me entiende.  Ya estoy preparado. ¡Diga, diga!

SEB. Ahí va. Tome usted nota. Esta tarde, 28 de diciembre de 2019, será histórica; se va a convocar la MEZ (Mesa de Expertos Zarzueleros) para determinar si se pone en marcha la idea de no ofrecer, en lo sucesivo, versiones escénicas de las zarzuelas.

HIL.  ¡¡¡Cómo dice usted!!! ¡¡Prescindir de las representaciones escénicas!! ¿Me toma usted el pelo?






SEB.  No, por Dios. De ninguna manera. Le digo lo que me ha trasladado mi informante. Es más, me ha comentado, “soto voce”, como es natural, las razones que sustentan esa propuesta.


HIL. ¡Ah! Pero esa … barbaridad, ¿puede ser sostenida? ¿Hay razones?

SEB.  Pues sí. Mire usted, querido amigo. Como bien sabe, porque lo sabe todo el mundo, la situación del país no es muy boyante. Llevamos no sé cuánto tiempo sin presupuestos, porque tenemos un gobierno provisional … que no puede provisionar nada. Y la cosa monetaria no se ve clara; parece que vienen negros nubarrones por el horizonte.

HIL.  Gobierno provisional … de por vida. Porque, ¡al paso que vamos!...

SEB.  No me interrumpa, por favor. Déjeme que continúe y luego, si usted quiere, discutimos o comentamos.

Como no hay dinero, ni fresco ni caliente, la situación financiera de la zarzuela es cada vez peor, más precaria y frágil. Los responsables tienen las manos atadas y el bolsillo con más telarañas que el desván de mi abuela. Y para no reducir el número de espectáculos que ofrecen cada año, han pensado que lo mejor es presentar solamente versiones escenificadas. Así se ahorra un montón de dinero.

HIL. ¡Pues claro! ¡Eso lo entiendo! Las versiones escenificadas no necesitan decorados, ni iluminación … Se pone la orquesta en el escenario y los solistas al lado del director, como pasmarotes y … ¡listo!

SEB. Hay más ahorros todavía, me dice mi informante que le ha dicho el suyo. No hacen falta los ensayos que necesita una representación, porque no hay movimiento escénico. Tampoco el vestuario hace falta. Le recuerdo que en los recitales y versiones de concierto de las zarzuelas, los solistas van vestidos “de fiesta”, ¡con sus propios trajes! No es necesario que el teatro se gaste un dinero en vestir a protagonistas, comprimarios, coristas … Tampoco hacen falta los empleados del teatro que se encargan de la maquinaria y la escena; con dos o tres mozos que coloquen las sillas para los músicos … es suficiente.

HIL. ¡Tiene razón, Don Sebastián!, ¡Tiene muchísima razón!  Y…, dígame. ¿qué pasa con los trabajadores? … Porque claro, si no hay maquinistas, carpinteros, electricistas …

SEB.  Es verdad. Se crea un problema, pero, como usted comprenderá, son daños colaterales. No obstante, para los empleados públicos se prevé una reconversión voluntaria de puestos de trabajo, con el mismo sueldo, jubilaciones anticipadas, o cosas de ese tipo. Para los currantes de las empresas privadas o proveedores, habrá que pensar en algo, desde luego. Pero la vida es así. Las cosas de los dineros tienen estas consecuencias.

HIL. Vaya, vaya. Parece que lo tienen todo pensado.

SEB.  Todavía no hay nada definitivo. Ya le he dicho que, por ahora, es sólo una idea, una propuesta que deberá estudiar la MEZ, o sea Mesa de Expertos de la Zarzuela.
Pero también hay cosas positivas. Ya sabe usted que en este mundo todo tiene dos caras.

HIL. O más. Los políticos, por ejemplo, tienen más caras que un saco de perras gordas. Dígame: ¿qué ventajas se barajan?

SEB.  Mire usted, querido amigo. Parece que se van a ofrecer más zarzuelas. Ahora mismo, cada temporada se dan cuatro o cinco títulos; si esto sale adelante, algo del dinero ahorrado podrá emplearse en ofrecer versiones de concierto de obras infrecuentes o desconocidas. Siempre decimos que hay un montón de zarzuelas que merecen la pena, pero que no se pueden montar por problemas de dinero … Ahora tendremos ocasión de escucharlas. Y claro, si hay más programas, habrá más cantantes que puedan trabajar.

HIL. ¡Ay, bueno! ¡Si es así… la cosa tiene otro color!

SEB.  No sé, no sé qué saldrá de todo esto. Ya lo iremos viendo. Pero ahora, me preocupa usted. ¡No se ha enfadado! ¡Ni ha dado puñetazos en la mesa! ¿Qué le pasa?!, porque a usted le pasa algo…

HIL. ¡Ah, Don Hilarión! No se preocupe. No me pasa nada. La noticia me preocupa, claro; ni la entiendo ni la comparto, pero, a mis años, he aprendido que hay cosas que alargan la vida y mejoran su calidad. Por ejemplo, la paciencia, la tranquilidad, la mesura, el estoicismo … Y fíjese, estoy, incluso, por colaborar con el proyecto, siempre desde mi modesta opinión. Le ruego que le diga a su cliente, para que se lo diga al ordenanza en cuestión, que hay otra partida donde se puede ahorrar dinero.

SEB.  ¡Ah, muy bien! Y, ¿cuál es?

HIL.  Los derechos de autor.

SEB.  ¿Los derechos de autor?

HIL. Claro. Si vamos a tener versiones escenificadas, no se dirá el texto hablado; por lo tanto, los derechos de los libretistas no hará falta pagarlos.

SEB.  Bueno, eso parece que no está todavía claro.  Se dice que la MEZ se decanta porque los directores de escena, escriban unos textos para que la gente sepa de qué va la historia.


HIL.  Pero eso cuesta dinero.

SEB.  Si, pero poco.

HIL.  Ya entiendo. Vamos que la MEZ cierra un portón, pero deja abierta una ventanilla.

SEB.  No sé por qué, pero me llegan a la pituitaria un tufillo a chirigota, a cuchufleta, a chuscada. A zasca, como dicen ahora.

HIL.  No, por Dios. ¿Me cree usted capaz de tomarme a broma las cosas de la zarzuela? Muchas gracias, Don Sebastián por la información, pero. Tengo que dejarle, he de hacer algo importante.

SEB.  ¿Se marcha usted?

HIL. Voy a la iglesia.

SEB.  ¿A la iglesia?

HIL. Sí señor. Voy a ponerle una vela a todo el santoral del día de hoy.

SEB.  ¡Que son muchos! Ya lo sabe usted.

HIL.  No importa. Pondré a cada uno una vela a los pies … Para que les ilumine.

SEB.  No sé qué decirle, Don Hilarión. ¡Casi preferiría que diera usted un poquito de cera a los de la MEZ!


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