El próximo día 20 de mayo estaba prevista en Palma
de Mallorca la representación de una “adaptación libre” de Luisa Fernanda, que ha sido felizmente suspendida. La función iba a
titularse “Luisa Fernando”, estaba
organizada por Euroclàssics y el Mallorca Gay Men’s Chorus, y se trataba de una
“producción atrevida y provocadora, innovadora y
comprometida”.
Los detalles de esta
“versión libre”, se pueden comprobar en el reportaje publicado por el Diario de Mallorca el pasado 15 de
febrero, que está disponible en esta dirección:
La SGAE, a propuesta de
los propietarios de los derechos cuya autorización previa es preceptiva, para
cualquier representación de la obra, ha prohibido dicha representación y la
gira que la empresa tenía previsto realizar por algunas localidades
mallorquinas. Los organizadores no habían solicitado este permiso. Ha sido
determinante, además para esta resolución, la intervención de la abogada de los
herederos de Federico Moreno Torroba que envió a los organizadores un burofax concluyente.
En los mensajes
intercambiados, los organizadores anuncian que sustituirán la representación de
la zarzuela de Romero, Fernández-Shaw y Moreno Torroba, por un “recital
lírico a base repertorio no protegido”,
No voy a comentar detalles de la pretendida
representación. Recomiendo, eso sí, la lectura del reportaje del periódico
mallorquín, para conocimiento general. Y para la valoración que cada uno
considere más oportuna.
Si dejaré constancia de mi felicitación a los
herederos y a la SGAE por tomar esta valiente decisión. Es hora ya de poner
evidencia los desaguisados que se están cometiendo con la zarzuela, tanto en
sus textos, como en sus músicas (que también los hay, aunque en mucha menor
medida), e incluso en sus planteamientos escénicos. No se trata de mantener una
postura radical y anticuada, no; es solamente defender el respeto al trabajo
artístico ajeno y procurar que no se atente contra lo que es nuestro patrimonio
artístico. Podrá gustar o no, pero es patrimonio.
En cuanto a la utilización de repertorio “no
protegido”, conviene recordar que, además de los derechos pecuniarios (que tienen fecha de caducidad), están los derechos morales, que tampoco deben ser
conculcados impunemente. Y que no tengo noticia de que caduquen.
José Prieto Marugán
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