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sábado, 21 de noviembre de 2020

A propósito de Marianela.

 


La imponente producción literaria de Benito Pérez Galdós, gran aficionado a la música, pianista aficionado, crítico musical en La Nación, entre 1865 y 1868, y asiduo de representaciones líricas y conciertos. ha dado lugar a más de una veintena de obras líricas inspiradas en sus novelas, sus trabajos teatrales y sus Episodios Nacionales.

 

Benito Pérez Galdós. Retrato de Sorolla.

 La trágica historia de la novela Marianela, ha sido la que más ha llamado la atención de los compositores. El resumen argumental del original galdosiano es el siguiente: Marianela, joven huérfana y fea, sirve como lazarillo a Pablo, ciego de nacimiento y de buena posición social, que sólo conoce el mundo exterior a través de las descripciones de Marianela. Los jóvenes se quieren y piensan en una vida en común. A la aldea llega un médico que se ofrece para dar la vista a Pablo. Esta idea inquieta y preocupa a Marianela, porque le ha dicho a Pablo que es una mujer muy guapa. Tras la operación, a quien primero ve Pablo es a su bella prima Florentina y cree que se trata de Marianela. Marianela huye ante la incomprensión general. Cuando la encuentran, Pablo, que vuelve a tener vendados los ojos, toca su áspera mano y la reconoce, pero la llama Florentina. Marianela, al darse cuenta de la confusión, cae muerta.

 

Magdalena.

La primera aproximación a esta novela, se tituló Madgalena. Siguiendo la trama de la novela galdosiana, Félix Lavín, escribió un libreto en un acto al que puso música el compositor Pedro Miguel Marqués (1843-1918). Calificado como “drama lírico en un acto y en verso”, está ambientado “en las montañas de Vizcaya, año 1829” y se estrenó en el Teatro Apolo, de Madrid, el 15 de noviembre de 1890, en una función a beneficio de las cigarreras damnificadas por el incendio de la Fábrica de Tabacos madrileña.

 Tuvo como intérpretes principales a: L. Alba (Magdalena[1]). J. Alba (Serafina, hija del Doctor). Sr. Fabra (Fernando, huérfano, ciego de nacimiento). Sr. Guerra (Andrés). Sr. Alba (El Doctor). La obra, según el libreto, tiene los siguientes números musicales: Romanza de Andrés (“¡Cuántas veces, no exagero!”). Dúo de Magdalena y Fernando (“¡Fernando! ¡Magdalena!”). Coro y Magdalena (“La noche ya ha cerrado”). Recuerdo del canto de los trabajadores.

 En los “Ecos teatrales” de La Época (16-11-1890) se pudo leer:

 El libro de corte serio e inspirado en una de las mejores novelas de Galdós, se distingue por su esmerada versificación. La música, dos de cuyos números fueron repetidos entre grandes aplausos, revela la inspiración y el buen gusto de su autor, uno de nuestros más famosos maestros.

Sin embargo, el público manifestó su impaciencia varias veces y al caer el telón sólo se oyeron algunas tímidas palmadas.

 

La conclusión de El Heraldo de Madrid fue escueta: “La obra se oyó con encanto, pero no logró interesar al público”. Según Chispero[2], gustó mucho y estuvo en cartel varios días.

  

Jaime Pahissa y Marianela.

En 1913 Pérez Galdós aceptó la idea de que Marianela fuera llevada al teatro hablado, así lo reconoce en carta a los hermanos Álvarez Quintero, en la que sugiere, incluso, local para ser estrenada (el Teatro Español) y hasta el nombre para la protagonista: Mercedes Sampedro. Los sevillanos aceptaron y tras algunos inconvenientes, Marianela se pudo ver en el Teatro de la Princesa, el 18 de octubre de 1916, aunque con Margarita Xirgu en el personaje principal.

 

Margarita Xirgu

 

Galdós quiso que fuera el poeta y dramaturgo gaditano Carlos Fernández-Shaw (1865-1911) quien realizara la adaptación como ópera, pero este no lo hizo por estar trabajando en otra obra, aunque la correspondencia cruzada entre el canario y el gaditano muestra que éste actuó más como intermediario que como redactor de la ópera.

 Años después, ya fallecido Galdós, Jaime Pahissa pidió a los Quintero la conversión de su adaptación teatral en libreto de ópera. En esta forma, los tres actos de Marianela fueron estrenados en el Liceo barcelonés el 31 de marzo de 1923. El libreto sigue las líneas generales de la obra galdosiana, pero nos parece bastante descargado de la intensidad trágica de la narración del canario.

 Los personajes e intérpretes del estreno fueron: Marianela, lazarillo de Pablo (Carlota Dahmen, soprano). Florentina, sobrina de Sinforoso y Señana (Conchita Velázquez, mezzosoprano). Señana, esposa de Sinforoso. Mariuca (Alexina Zanardi, soprano). Pablo, hijo del Patriarca, ciego de nacimiento (Joan Nadal i Martínez, tenor). Teodoro Golfín, médico oculista (Celestino Sarobe, barítono). El Patriarca de Aldeacorba, padre de Pablo (Gabriel Olaizola, bajo). Pachín, un zagalillo (Gallofré). Además participan, Sinforoso Centeno, capataz de ganado en las minas, cuatro mineros (Ramón, Gasparuco, Antón y Pedrillo), Celipín y Tanasio, cuyos nombres no figuran en el libreto que hemos manejado[3].


 La obra presenta los siguientes números musicales[4]: Acto I. Aria de Marianela (“Todas las flores del campo”). Dúo de Celipín y Marianela (“¡Córcholis! ¡Recórcholis!”). Aria del Patriarca (“Por qué Dios santo, ven mis ojos”). Coro de mineros (“Al brillar la luz del día”). Dúo de Marianela y Pablo (“Es ya de noche, Nela”). Acto II. Aria de Tanasio (“A Pepina ronda Lucas”). Aria de Florentina (“Mariposa mensajera”). Oración del Patriarca (“¡Dios de los cielos benditos!”). Aria de Marianela (“Madre de Dios piadosa”). Acto III. Aria de Pablo (“¡Gracias, Señor del cielo!”). Coro (“¡Que viva el Patriarca!”). Dúo de Teodoro y Marianela (“¿Por qué te escapaste? Dime”). Aria de Marianela (“Por qué me huía esa criatura”). Dúo de Pablo y Florentina (“¡Pobre criatura!”).

 De la recepción de Marianela hemos rescatado algunos testimonios: Walter en La Vanguardia (1-4-1923) publicó un amplio comentario del que entresacamos:

 No siempre rinde culto el maestro Pahissa al espíritu tradicional de la ópera, se le ve también echar mano de más modernos recursos, que, por otra parte, le son familiares, como lo demuestra en sus composiciones sinfónicas, y así adquiere un valor descriptivo y evocador el interludio del anochecer en el primer acto, la escena de la curación de la ceguera de Pablo en el segundo y varias escenas del tercero. El comentario musical crece en interés a cada acto y en los momentos más culminantes (final de los dos actos primero y segundo, los dúos del tercero y cuarteto final del mismo) adquiere verdadero empuje. La orquesta suena siempre con plenitud y magnificencia, sobre todo en los momentos dramáticos de mayor tensión, y envuelve como rica túnica las melodías, que en algún caso necesitan el realce de este ropaje. Está bien dibujado el carácter del Patriarca de Aldeacorba, los recitativos y romanza a él confiados están impregnados de serena nobleza. Hallamos a faltar color local en las danzas del tercer acto, de ritmo animado y vigoroso. Es, en conjunto, simpática la música de Marianela, en particular porque la inspiración no aparece ahogada por un exceso de ciencia.

 

Joaquín Montaner (El Sol, 6-2-1923), en un trabajo titulado “Marianela, ópera”, escribía:

 Pahissa ha compuesto, sin duda, una excelentísima ópera. No ha descuidado ninguna ocasión, ni ha desatendido las grandes sugestiones del asunto para despertar emociones múltiples y hondas. Tiene toda la obra una melodía tibia, acariciante y sensual. En determinados momentos aparece el técnico, el formidable técnico y virtuoso; pero enseguida desciende y se nivela con el argumento, aclarándose y devolviéndose en un tono de comprensión, de familiaridad, facilísimo y felicísimo. La pastoral y el dúo del primer acto son de positiva fuerza creadoras.

Marianela –el personaje lírico– tiene la expresión temática de un aire popular catalán. Alguien ha anotado esta anormalidad, sin atreverse del todo a culpar al músico. No habría motivo para ello. Lo interesante en una obra de arte es la interpretación original del artista, incluso cuando se vale de expresiones que no le son propias.

 Marianela se ofreció en el teatro Colón de Buenos Aires en 1946. Para aquella ocasión Pahissa escribió:

 Marianela es una ópera. El hecho de que el libro esté escrito en castellano, no quiere decir que sea una zarzuela. Zarzuela y ópera son dos mundos distintos. En cada uno hay sus valores. Pero ninguno de los compositores que han trabajado en la zarzuela ha tenido el dominio completo de la técnica ni un alto ideal artístico para que sus obras estuvieran a la altura de la gran música universal[5].

Muchos tipos de ópera hay: desde la melodiosa de la escuela lírica italiana, a la majestad insuperable de las grandes creaciones wagnerianas. Marianela no pertenece a ninguna de esas dos escuelas. Ni tampoco al género típico nacionalista como las óperas rusas. Pero en ella las voces cantan con todo el vuelo lírico de la ópera italiana, aunque apoyadas, las melodías, en un fondo armónico simple pero matizado; y la orquesta suena siempre sinfónicamente, como en las obras de tipo wagneriano y moderno, bien entendido que esto se refiere sólo al aspecto técnico y de escritura, no al de la expresión o escuela, pues esta es clara y cálida como de origen latino, de la España mediterránea, frente a las costas de Italia y situada en la Europa occidental.

 

Partitura de Jaime Pahissa

Otros acercamientos.

Otros músicos se han interesado por la historia de esta novela: Benjamín Gutiérrez Sáenz (1937), Manuel B. González y Jesús Romo (1906-1995). También Joaquín Malats (1872-1912)[6] y Enric Morera (1865-1942)[7]. Además, Arturo Lapuerta (1872-1934) inició el trabajo de musicalizar Marianela, pero lo aparcó en beneficio de su ópera Zaragoza, la única cuyo libreto es del propio escritor canari.  De estas obras nos ocupamos a continuación.

 El compositor costarricense Benjamín Gutiérrez Sáenz (San José, 1937), escribió su ópera en dos actos, Marianela, sobre libreto de Roberto Paniagua, antes de cumplir los veinte años y tuvo ocasión de estrenarla en el Teatro Nacional de San José, el 7 de octubre de 1957. La obra fue bien recibida y en ella encontraron algunos críticos influencias del Verdi dramático y de Wagner. La obra sigue el esquema argumental original y sus personajes son: Marianela (lazarillo de Pablo), Florentina (prima de Pablo), Pablo (ciego, hijo de D. Pedro). Don Pedro (padre de Pablo), Centeno (sirviente de D. Pedro) y Sofía. En su interpretación intervinieron: Albertina Moya (Marianela), el barítono Ermer Campos, el tenor Gustavo Silsky y los bajos Claudio Brenes y José Rafael Ochoa. La obertura fue interpretada al piano por el propio compositor y el acompañamiento de la representación corrió a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por Hugo Mariani[8].

 Compositor portorriqueño (nacido en Arecibo) Manuel B. González, escribió una ópera en tres actos titulada Marianela o Nela[9]. Comenzó a trabajar en la música a los 13 o 14 años, después hizo el libreto ayudado por José Luis Keyes. En 1974 tuvo ocasión de darla a conocer en el Colegio Eugenio María de Hortas, con acompañamiento de dos pianos. Después, la intérprete Graciela Rivera la ha cantado en otras ciudades[10].

 Además de estos ejemplos operísticos, el compositor español Jesús Romo Raventós, sobre texto de José Méndez Herrera y José Molina Navarrete, compuso una zarzuela titulada Marianela o Tu lazarillo; fue presentada a un concurso convocado por la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero, pero no alcanzó el premio.

 Además, Marianela fue lleva al cine en tres ocasiones: 1940, Benito Perojo (Guion: Hermanos Álvarez Quintero y B. Perojo. Música: Jesús Guridi. Intérpretes: Mary Carrillo, Julio Peña, Rafael Calvo). 1955, Argentina. Julio Porter (Guion: Pablo Palant, Luis Ordaz y Julio Porter. Música: George Andreani. Intérpretes: Olga Zubarry, Pedro Laxalt, José María Gutiérrez). 1972, Angelino Fons (Guion: Alfredo Mañas. Música: Pascual Auriat. Intérpretes: Rocío Dúrcal, Germán Cobos, Lola Gaos).

 Aunque no es objeto de estas líneas, podemos añadir que basadas, con mayor o menor rigor, en textos galdosianos se han escrito un número importante de zarzuelas. Nos limitamos a una simple relación pues ya hemos tratado el tema con mayor detalle en artículo publicado en el dosier “Benito Pérez Galdós. Canciones, romanzas y arias”, coordinado por Antonio Gallego y publicado en la revista Scherzo[11].

 Zarzuela grande: Cádiz (Javier de Burgos, con música de Federico Chueca y Joaquín Valverde Durán, 1886); Trafalgar (Javier de Burgos, con música de Gerónimo Giménez, 1890); Gerona (Mariano de Rojas, música de Teodoro San José, 3893).

Zarzuela chica: El 7 de julio (Guillermo Perrín y Miguel de Palacios, con música de Ángel Rubio y Casimiro Espino, 1887); ¡Zaragoza! (José Jackson Veyán, con música de Ángel Rubio, 1888); El estudiante de Maravillas (Julián Castellanos y Velasco, con música de Gerónimo Giménez , 1889); Aragón (José Suárez y Bernardo Martínez y Navarro, con música de Segundo Olea y Manuel Martínez Faixá, 1892); El equipaje del rey José (Cristóbal de Castro y Ricardo Catarineu, con  música de Ruperto Chapí, 1903); Biblioteca popular (Luis de Larra, con música de Joaquín Valverde Sanjuán, “Quinito”, y Rafael Calleja, 1905); El pueblo del Dos de Mayo (Carlos Servert y Fortuny, con música de los maestros Gregorio Mateos y Antonio Porras, 1908); Episodios nacionales (Maximiliano Thous y Elías Cerdá, con música de Vicente Lleó y Amadeo Vives, 1908), y El grito de independencia (Gerardo Farfán y Javier de Burgos, con música de Gerónimo Giménez, 1908);

Parodias: La del capotín o Con las manos en la masa (Gabriel Merino, música de Luis Arnedo); La de don sin din (Enrique Ayuso Miguel, música de Salvador María Granés), y La de vámonos (Felipe Pérez y González, música por Joaquín Valverde Sanjuán, “Quinito”. Las tres se dieron a conocer en 1894 y parodian la comedia galdosiana La de San Quintín (1894). También fue parodiada la novela El abuelo (1897), que dio lugar a El abuelito (Manuel Fernández de la Puente, música de Manuel Fernández Caballero) y El camelo (Gabriel Merino, música de Rafael Calleja Gómez), ambas de 1904. Por último, ¡Alerta! (Federico Rodríguez Escacena y Rafael Muñoz Esteban, música de Jesús Corvino y Luis Foglietti, 1901) parodiaba el drama Electra (1901), del canario. 

José Prieto Marugán.

 



[1] Magdalena y Fernando, son Nela y Pablo, respetivamente, del original galdosiano.

[2] Víctor Ruiz Albéniz, “Chispero”. Teatro Apolo. Historial, anecdotario y estampas madrileñas de su tiempo (1873-1929). Prensa Castellana, Madrid, s/f. p.184.

[3] Serafín y Joaquín Álvarez Quintero. Teatro completo. Tomo XXXIV. Sainetes y zarzuelas. Espasa-Calpe, Madrid, 1943.

[4] En las óperas, como se sabe, no existe la separación entre partes cantadas y las “recitadas”, por así decirlo. Ene ste caso, como el texto está escrito en prosa y verso, hemos considerado estos últimos como los verdaderamente cantados,

[5] Estas opiniones son discutibles, pero no es momento de hacerlo. Algunos compositores de zarzuela escribieron ópera de nivel; si no son conocidas y valoradas es por la mala actuación de los responsables de la cultura y los teatros hacia la ópera propia, no por su calidad.

[6] Carta a Galdós, 22-10-1896. Shlueter, 94.

[7] Carta a Galdós, 9-10-1903. Shlueter, 162.

[8] Datos obtenidos de: Vernon A. Chamberlin. “The first Costa Rican Opera (1957), en Anales Galdosiano, 1984, págs.. 147-148. También en Ivette Rojas, Zeledón. “La composición de óperas en Costa Rica a partir de 1950”, en Revista Estudios (de la Universidad de Costa Rica), nº 28, 2014.

[9] Ambos títulos hemos encontrado.

[10] Datos procedentes de Schlueter, 286 y ss.

[11] José Prieto Marugán. “Zarzuelas basadas en textos de Galdós”. En Antonio Gallego (Coord.) “Benito Pérez Galdós. Canciones, romanzas y arias”. En Scherzo, Año XXXV, nº 366, Octubre, 2020,  págs.. 75-91

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