Amores en Zarza. Zarzuela de Nando López, con música de Chueca, Valverde, Serrano, Sorozábal, Chapí y Giménez.
S. Estévez. F. Fabá. M. Gago. C. García, P. Laborda. L. Maesso. Javier Martínez. G. Pareja. S. Parejo. J. Pastor. N. Pérez. D. Pérez. R. del Pino. Á. Rucas. A. Salzedo. L. Segura. N. Temine.
Dirección de escena: Rita Cosentino. Escenografía y vestuario: Elisa Sanz (AAPEEE).
Iluminación: Juanjo Llorens, Coreografía: Nuria Castejón. Orquesta de Cámara. Dirección musical y piano: Miquel Ortega. Teatro de la Zarzuela, 3 de marzo de 2021.
Los espectáculos anteriores del Proyecto Zarza se construyeron sobre la base de cuatro obras maestras del género chico (La verbena de la Paloma, La revoltosa, El dúo de La Africana y Agua, azucarillos y aguardiente). Amores en Zarza, es una zarzuela original, de nueva creación, que se debe a la pluma del novelista y dramaturgo barcelonés, Nando López. He de confesar que tenía especial interés en conocer este trabajo por lo que podría representar como modelo para construir una zarzuela de nuestro tiempo. El resultado es que, como era de esperar, “se puede”, Amores en Zarza es una obra actual, escrita con un lenguaje moderno y propio de los jóvenes a los que va dirigida, que aborda un tema (el amor en distintas manifestaciones) que, en el fondo, es tan viejo como el mundo. Hay además, algunos guiños a la crítica social (precariedad de los trabajos) y a las dudas que se tienen en algún momento de la vida. La parte más lúdica, más divertida y entretenida viene, curiosamente, de la inclusión de algo más de una docena de fragmentos zarzueleros, escritos por autores de la talla de Chueca, Valverde, Serrano, Sorozábal, Chapí y Giménez. Fragmentos seleccionados por el director musical de la producción, Miquel Ortega, que, curiosamente, no desentonan en el conjunto del espectáculo.
Amores en Zarza es una fiesta dinámica, entretenida, vibrante y ágil en el que destaca la entrega del conjunto de intérpretes. Los 17 chicos y chicas que dan vida a los diferentes personajes, muestran su entusiasmo y, al mismo tiempo, su profesionalidad, aunque alguno de ellos es primerizo en esto de trabajar en un escenario como el de la zarzuela. Todos ellos son intérpretes completos: cantan, bailan, hablan e interpretan con dedicación y convencimiento, en directo, sin las ayudas electrónicas en que se apoyan otros espectáculos.
El acompañamiento instrumental ha tenido que ser adaptado a un grupo de cámara formado por nueve músicos (condicionantes de la situación sanitaria), trabajo realizado por el maestro Ortega con mucha eficacia. Como la música es ligera y sin excesivas exigencias sinfónicas, el resultado es muy correcto; casi me atrevería a decir que no se echa en falta la formación habitual de la orquesta.
Me ha gustado el planteamiento de Rita Cosentino como directora de escena, dando a la función una gran agilidad. Nuria Castejón, como coreógrafa, ha realizado un trabajo encomiable y Juan Llornes, ofrece en la iluminación el mismo dinamismo y variedad que el resto del equipo. En resumen, Amores en Zarza es un trabajo “coral” que cala en el público (a título de curiosidad puedo decir que todos los números musicales fueron aplaudidos). Vidal Hernando.
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