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sábado, 16 de octubre de 2021

Vuelven Los Gavilanes.

 


Zarzuela en tres actos de José Ramos Martín con música de Jacinto Guerrero.

Intérpretes: Sandra Ferrández, Leonor Bonilla, Javier Franco, Alejandro del Cerro, Lander Iglesias, Esteve Ferrer.

Equipo técnico: Dirección de escena: Mario Gas. Escenografía: Ezio Frigerio con Riccardo Massironi. Vestuario: Franca Squarciapino. Iluminación: Vinicio Cheli. Audiovisuales: Sergio Metalli. Movimiento escénico: Carlos Martos de la Vega. Dirección musical: Jordi Bernácer. Teatro de la Zarzuela, 14 de octubre de 2021.

La huelga del personal técnico de los teatros del INAEM, reivindicando que no les olviden en la nueva política de contrataciones, impidió el estreno de esta reposición de la onocida y admirada zarzuela del músico toledano. Las convocatorias subsiguientes del paro para otros días (salvo que haya desconvocatoria) imposibilitará la consecución del calendario de funciones inicialmente previsto, pero en los días que haya función, el éxito está asegurado con el mismo entusiasmo que el que tuvimos ocasión de contemplar.

Otro detalle a destacar es que en el Teatro han desaparecido las restricciones debidas a la pandemia, y el local presentaba un lleno caso absoluto, lo que resulta una muy buena noticia.

El público congregado disfrutó con la representación y aplaudió al finalizar todos los números musicales, que, además conoce, aunque hayan pasado veinte años desde la última vez que esta zarzuela se vio en la calle de Jovellanos.

 

De manera general, la representación alcanzó niveles elevados. Javier Franco, barítono coruñés, en el papel de Juan, el indiano que regresa del Perú, resolvió las grandes dificultades de su papel, escrito –como casi todos los demás– en una alta y exigente tesitura que puede resultar ingrata para muchos cantantes. Sandra Ferrández, mezzosoprano crevillentina, fue una Adriana poderosa, convincente y muy interesante desde el punto de vista dramático.  Alejandro del Cerro, tenor santanderino, como Gustavo gustó por su timbre, por su línea de canto y por sus grandes recursos.  Leonor Bonilla, soprano sevillana, también dio la talla en el papel de Rosaura.  La pareja cómica (esta vez a cargo de dos hombres: Clariván, el alcalde y Triquet, el gendarme, fueron muy aplaudidos, como reconocimiento a su gran actuación actoral. Dignifican estos roles.

De manera similar habría que destacar a Ana Goya, dando vida a Leontina, madre de Adriana y abuela de Rosaura, que estuvo magnífica a pesar de su corta intervención. Lo mismo se podría decir de otra pareja (Trinidad Iglesias y Enrique Baquerizo), cuñada y hermano de Juan respectivamente. Se nota perfectamente, cuándo en la Zarzuela se cuenta con un buen director de escena, capaz de sacar partido a la parte actoral en los intérpretes, tanto en la expresividad gestual como en la parte hablada del espectáculo.

 


La orquesta estuvo a las órdenes del alcoyano Jordi Bernácer, debutante en el teatro; llevó al conjunto con corrección. Quizá convenga recordar que el acompañamiento instrumental de Los Gavilanes no presenta grandes problemas técnicos, porque es sencillo y sólo busca servir de soporte a la voz de los solistas.

El coro, por su parte, con una intervención importante y variada en esta obra, volvió a dar muestra de su profesionalidad, eficacia, y solvencia

No acabó de convencernos la escenografía. A base de estructuras metálicas móviles, que se mantienen durante toda la acción y tras las cuales se proyectan una serie de imágenes que completan el entorno. No encontramos referencias para advertir que la acción, trasladada de la Provenza de 1845 prescrita por el libretista, al tiempo de entreguerras de los años veinte. Creemos que tal cambio poco aporta a la representación. Desde luego, al público no le importó porque aplaudió con calor y entusiasmo al final de la representación. El tema y su desarrollo se entendieron y aunque existieron recortes, la historia se entendió (si es que había alguien que no la conociera).

Por último, el movimiento escénico nos pareció un punto estático, desde el mismo coro inicial. En cuanto al vestuario, muy atractivo, vistoso y acertado.

Vidal Hernando.


 

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