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sábado, 3 de febrero de 2024

La Mancha en la Zarzuela.

 


La rosa del azafrán. Zarzuela en dos actos de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, con música de Jacinto Guerrero. 

Intérpretes: Yolanda Auyanet, Juan Jesús Rodríguez, Carolina Moncada, Ángel Ruiz, Vicky Peña, Juan Carlos Talavera, Mario Gas, Pep Molina, Emilio Gavira, Chema León, Elena Arona. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: José María Moreno.

Dirección de escena y adaptación del texto: Ignacio García. Escenografía: Nicolás Boni.Vestuario: Rosa García Andújar. Iluminación: Albert Faura. Coreografía: Sara Cano. Teatro de la Zarzuela,1 de febrero de 2024.

 

No se puede dudar de la popularidad de La rosa del azafrán. Y si hay alguien que no lo crea, anoten este dato ofrecido por el minucioso experto Víctor Pagán: en la temporada 1976/77, se ofrecieron en loa Zarzuela, ¡80! funciones, en ¡46 días! entre el 25 de noviembre y el 9 de enero. Bien podría ser un dato para extraer de él consideraciones sociológicas.

A pesar de ello, La rosa del azafrán ha tardado 21 años en volver al escenario de la Plazuela de Teresa Berganza, con una nueva producción. Y cuando ha llegado lo ha hecho a lo grande. Con llenos totales y entusiasmo desbordado.

La versión ofrecida ha sido adaptada en los diálogos (como viene siendo casi habitual) por el responsable de la puesta en escena: Ignacio García, En general podemos decir que se respeta el espíritu de la zarzuela: La Mancha sigue estando presente, el pueblo, muy representado por la importante presencia de los coros, está en primera línea, y la ambientación muy adecuada. Lo mismo podría decirse del vestuario, preparado por la figurinista Rosa García Andújar, quien incluye en el libro-programa, un interesante trabajo sobre el tema de su especialidad que merece la pena leer. La coreografía de Sara Cano, presenta una estilización de movimientos para hacer llegar a la sala la fuerza vital de jotas y seguidillas.

La rosa del azafrán es, creo yo, una zarzuela de barítono, pues el personaje de Juan Pedro está presente en nueve de los diecisiete números musicales, con temas como la “Canción del sembrador”, y el Dúo con Sagrario, apenas comenzado el primer acto. Lo defendió Juan Jesús Rodríguez, cantante con mucha experiencia en ópera y zarzuela, con potencia y poderío, afinación y vigor. Arrancó aplausos en sus principales intervenciones. La soprano canaria Yolanda Auyanet, estuvo excelente en su papel de Sagrario, solventando los problemas de un rol con agudos exigentes que aparecen apenas sin preparación. Actoralmente dio vida a un papel complejo. La navarra Carolina Moncada hizo la Catalina, una criada, suelta, ágil, que sabe lo que quiere; muy adecuada en sus intervenciones, un trabajo estupendo. Ángel Ruiz, malagueño, hombre de gran experiencia en la zarzuela, fue Moniquito, un rol cómico alegre y simpático. Estuvo a la altura tanto en la parte vocal como actoral. Custodia, la casamentera fue Vicky Peña, mujer de gran experiencia teatral bordó su papel de enredosa y urdidora con brillantez. Carracuca, un pueblerino sencillo y sin picardía, fue interpretado por el madrileño Juan Carlos Talavera, que se lució en el simpático número de “La caza del viudo”. Mención aparte merece la presencia de Mario Gas, que dio vida al personaje de Don Generoso, el anciano del pueblo que ha enloquecido al perder a su hijo. Hombre de teatro (actor, director, escenógrafo, gestor, …) dio una verdadera lección de interpretación gracias a su voz profunda, a su dicción clara y articulada, a su saber “decir” el texto sin prisas, con expresividad, entonación e intención. 

El coro del teatro, como ya nos tiene acostumbrado, intervino con solvencia en los varios momentos en que lo requiere la partitura (la presencia del coro, que en realidad es el pueblo, en las zarzuelas del compositor toledano, es notoria).  En lo musical: afinación y musicalidad le acompañan siempre, incluso cuando la movilidad que demanda la escena y la acción, podría poner el peligro cualquiera de ellas.  La orquesta me pareció algo excesiva en el volumen: en algunos momentos parecía sobrepasar el de los cantantes. Es este, a mi juicio, un hecho que se repite con cierta frecuencia, incluso en los preludios, donde es ella única la protagonista. Quizá sean apreciaciones personales.

Al margen de pequeños detalles, la función está bien planteada, gustó y fue aplaudida por el público que llenaba el teatro completamente. En esto de los aplausos, no encuentro demasiada diferencia entre el entusiasmo debido de una función como ésta y la frialdad con que el “respetable” asiste a la representación de una obra que no entiende, que no le llega. Otro tema para la sociología zarzuelera.

José Prieto Marugán.. Fotos: Javier del Real. Teatro de la Zarzuela.

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