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miércoles, 10 de abril de 2024

Juan José. Un drama social.

 

Juan José. Drama lírico popular en tres actos. Texto y música de Pablo Sorozábal. Intérpretes: Carmen Solís (Rosa), Alba Chantar (Toñuela), Belem Rodríguez Mora (Isidra), Luis Cansino (Juan José), Francesco Pio Galasso (Paco), Simón Orfila (Andrés). Equipo artístico: Dirección de escena: José Carlos Plaza, Director de reposición: Jorge Torres, Escenografía e iluminación: Paco Leal, Vestuario: Pedro Moreno.  Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dirección musical: Miguel Ángel Gómez Martínez  Teatro de la Zarzuela, 7 de abril de 2024.

 

El Teatro de la Plazuela de Teresa Berganza ha repuesto la producción de Juan José de 2016. Debo confesar que la ópera de Sorozábal me ha interesado más que en aquella ocasión. Esto viene a corroborar mi idea de que hay obras cuya comprensión requiere más de una audición. En esta ocasión Juan José me ha parecido un trabajo de gran impacto teatral gracias, en buena parte a una interpretación de primer nivel, muy elaborada tanto en el aspecto teatral como en el musical.

Creo, además, como escribí hace siete años, que el espectáculo caló, porque, prácticamente, no hubo deserciones a destiempo y los asistentes mantuvieron el silencio y la compostura durante toda la función. Ma atrevo a decir que, en esta ocasión, ofrecer al drama sin interrupciones resultó una buena idea; quizá hubiera costado a los asistentes recuperar la intensidad de su atención tras cada descanso

Como dije en 216, sobre Juan José se ha escrito mucho y tampoco me parece ahora momento de volver sobre lo dicho por unos y otros, ni opinar sobre quién puede estar más acertado sobre el significado de la obra de Dicenta-Sorozábal. Juan José es un drama, una tragedia, sin más adjetivos; un suceso que puede ocurrir en nuestro tiempo en algunos lugares del planeta. Además, me parece todo un ejemplo de sociología teatral, en el que cada personaje tiene su propia historia, su propio drama, su propia responsabilidad en el planteamiento de su vida y e sus actos, aunque, como decía el filósofo no se puedan olvidar las circunstancias.

A pesar de su intensidad, el libro resulta algo irregular, pero presenta momentos de gran intensidad dramática, que han de ser resaltados por un elenco poderoso y expresivo. En el apartado instrumental, requiere una gran orquesta y presenta detalles que resaltan situaciones y momentos expresivos: riqueza tímbrica, colorido, energía … La línea de canto es explícita y clara, exige voces potentes, determinantes, que son tratadas lejos de los tradicionales modelos del bel canto. Cualquiera de los papeles es exigente y requiere medios más que suficientes. Me ha llamado la atención la referencia del compositor, pausada pero reconocible, a formas musicales conocidas, con un texto fuera del significado habitual que estas estructuras utilizan. Formas como el chotis, el tango, la habanera, el pasodoble …



Para poner en pie esta partitura se ha contado con el trabajo de dos equipos interpretativos  estupendos. El segundo, al que aquí nos referimos, estuvo protgagonizado por Carmen Solis, soprano pacense, que fue  una Rosa efectiva, convincente y dramática. Alba Chantar, soprano rondeña, fue Toñuela, la amiga de Rosa y Belem Rodríguez Mora, mezzosoprano mexicana, dio vida a la alcahueta Isidra. Ambas resolvieron su parte con intensidad y expresión notables. Las tres superaron las dificultades de sus respectivos roles que, en algunos momentos, resultan complicados en los extremos de sus respectivos registros.

Ellos fueron encabezados por Luis Cansino, un Juan José de voz poderosa y potente, capaz de llegar con claridad al último rincón del teatro. Su interpretación fue premiada con los mejores aplauso9s porque resultó muy convincente y efectiva. El tenor italiano Francesco Pio Galasso, hizo el Paco, el maestro de obras para el inicialmente trabaja Juan José, un personaje que requiere algunos agudos potentes, solventados con suficiencia. Simón Orfila, bajo menorquín, conocido en el Teatro de la Zarzuela, fue Andrés, amigo del protagonista y albañil como él. Como corresponde a su cuerda, resultó redondo y poderoso. La orquesta estuvo a las órdenes del granadino Miguel Ángel Gómez Martínez, siempre muy atento a todos los detalles, tanto del conjunto instrumental como de la escena. Gómez Martínez conoce la partitura hasta el mínimo detalle y fue capaz de sacar de los intérpretes pequeños detalles que dan expresividad a su trabajo. Hubo momentos en que el acompañamiento instrumental me pareció algo elevado, pero en general el planteamiento directoral resultó ejemplar

Muy interesante también el trabajo de la dirección de escena, inicialmente creada por Carlos Plaza y en esta ocasión puesta a punto por Jorge Torres, que figuraba en el programa como “director de reposición”. Buen movimiento de actores, estupenda exposición y caracterización (muy adecuado el vestuario). Estos trabajos contribuyeron al éxito de la función, muy aplaudida por el público que prácticamente llenaba el teatro y que, a buen seguro, salió de la sala con el corazón en un puño. 


 Juan José, es obra pesimista, y aunque ha tardado en llegar a la escena, merece la pena ser vista. 

J.P.M. (Fotos: Teatro de la Zarzuela).

 

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