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miércoles, 9 de julio de 2014

EL PLAN RIZ



Plan R.I.Z.


 
Seb.
Buenos días, Don Hilarión. ¡Cuánto tiempo sin verle! ¡Ya empezaba a preocuparme!

Hil.
Buenos días, Don Sebastián. Agradezco su preocupación, pero no hay por qué. Estoy perfectamente.

Seb.
Me alegro, pero, ¿dónde se ha metido usted?, si no es indiscreción preguntarlo.

Hil.
He estado trabajando, muy ocupado, casi recluido.

Seb.
¿En alguna fórmula magistral, o elixir mágico?

Hil.
No, amigo mío, no. He estado trabajando por el futuro de la zarzuela.

Seb.
¡Hombre! Eso está bien, sin duda. Y … ¿Algo más concreto?

Hil.
Bueno, he estado trabajando en el RIZ.


Seb.
¿En el hotel? ¿Qué tiene que ver este señorial establecimiento con la zarzuela? Mucho me temo que los  zarzueleros no manejan posibles, como para hospedarse en el Ritz.

Hil.
¡Qué hotel, ni qué ocho cuartos! El RIZ es un plan.

Seb.
¿Un plan? ¡Acabáramos! Usted ha enamorado a alguna tiple y la ha llevado al Ritz, para impresionarla primero y luego“interpretar” con ella alguna zarzuela en ese imponente escenario.

Hil.
¡Que no, que no! ¡Que se equivoca usted! Nada de tiples, ni de conquistas. Aunque ganas no me faltan, ya no tengo edad. Y, además, ahora las tiples no se interesan por un boticario, prefieren banqueros o futbolistas de élite.

Seb.
Hombre, ¡es que la fama que usted tiene!

Hil.
¡Olvídese de famas! RIZ son las siglas de un plan para la Revitalización Integral de la Zarzuela.

Seb.
¡Dios mío, Don Hilarión! Y yo que le creía un artista de la farmacopea, un mago de la combinatoria química. ¡Se ha convertido usted en todo un tecnócrata!

Hil.
Déjese de chanzas. Esto es muy importante. Fíjese: Revitalización Integral de la Zarzuela.

Seb.
Está usted hablando de investigación del repertorio, recuperación de obras olvidadas, y cosas así …

Hil.
Más o menos.

Seb.
Pero eso ya se está haciendo. Bien es verdad que muy poco a poco,  o como diría usted, con cuentagotas, pero los últimos años se han recuperado algunas obras importantes.

Hil.
Cierto y muy cierto. En ese mar proceloso del olvido en que estaba sumida la zarzuela, han ido apareciendo islitas aisladas … una por allí, otra por aquí … Si usted quiere, hasta podríamos hablar de un pequeño archipiélago.

Pero el plan RIZ es mucho más ambicioso, fíjese en que la “I” dice “integral”. O sea, todo.

La “I”, significa también interrelación e intercambio, porque todo está relacionado; unas funciones se apoyan en otras; unas actividades en otras … y, al mismo tiempo se complementan.

La “R”, quiere decir rigor en la investigación, racionalización en el trabajo y responsabilidad.

Seb.
¡Por Dios, Don Hilarión! Parece que está usted vendiendo un producto comercial.

Hil.
De eso se trata. Me ha costado, pero he llegado a la conclusión de que en estos tiempos, hay que hablar de lo propio sin falsas modestias … Hoy se dice muy claro: hay que venderse,

Seb.
¡Hombre, dicho así…!

Hil.
No lo entienda mal, amigo mío. Venderse quiere decir promocionarse, presumir, destacar las cualidades que nos adornan, mostrar nuestra capacidad de sacrificio, sonreír incluso ante la adversidad…

Seb.
¿Y usted cree que eso es lo que hay que hacer con la zarzuela?

Hil.
Sí señor. Hay que acabar con esa idea romántica y blandengue del arte, de la elevación espiritual cuando se oye una romanza, o del desmayo emocional después del dúo apasionado. Hay que dejar definitivamente fuera las comparaciones con otras artes y desterrar para siempre el complejo de inferioridad que nos acompaña. Hay que demostrar que somos lo que somos, ni más ni menos; que tenemos nuestro corazoncito, aunque me esté mal recordar la frase de ese fantasmón del Julián.

Este mundo de hoy es práctico y material. Y en él tenemos que vivir. O te adaptas o …

Seb.
A mí no tiene usted que convencerme. Ya sabe que, en esto del género lírico, soy de usted un seguidor, un asistente, un acólito, un esclavo…

Pero, dígame, ¿en qué áreas concretas ha estructurado usted el proyecto?
 
Hil.
Son varias, como es natural y las he agrupado bajo el nombre de DIVÁN.

Seb.
¿Diván?

Hil.
Sí, así como suena: DIVAN, que significa Divulgación, Investigación y Valoración de Activos Nacionales.

Seb.
¡Acabáramos! ¡Son siglas otra vez!

Hil.
Pues claro. ¿Qué pensaba usted?

Seb.
Hombre, pues, escuchando “diván”, imaginaba, sofá, tumbona, hamaca, canapé, otomana…

Hil
¡Ay, Don Sebastián!

Escuche usted algunas ideas generales del plan.

Divulgación: De nada sirve hacer un buen trabajo si no se da a conocer. El lema de nuestro tiempo es “lo que no se anuncia, no se vende”. El plan RIZ va a inundar el mundo con información, con datos de todo tipo.

Investigación: Quiere decir lo que su nombre indica. El RIZ buscará toda clase de activos zarzueleros: libretos, partituras, noticias de prensa, críticas, documentos … Buscaremos en archivos, bibliotecas, hemerotecas, en los armarios y altillos de los herederos de autores e intérpretes y hasta debajo de las piedras. Y cada dato será relacionado con los que le correspondan.

Valoración, significa… eso: valoración; es decir análisis y enjuiciamiento.

Seb.
¡Por Dios, Don Sebastián! ¿Me está diciendo usted que va a medir y puntuar cada zarzuela? ¡Pero si hablamos de Arte, no de matemáticas ni de física!

Hil
¡Ay, amigo mío!. ¡Piénselo! Nos pasamos la vida midiendo y valorando todo lo que nos rodea, incluso lo artístico. ¿No decimos que esa es mejor novela que aquella? ¿No se paga más por un lienzo que por otro?, ¿Qué hacemos en los concursos y certámenes, sino valorar –y premiar– al que consideramos mejor? Y los grandes premios, culturales y científicos, ¿no se dan a los que más se consideran? ¿No es todo esto valorar, medir, puntuar, calificar y clasificar?

¿Y por qué no vamos a hacerlo con la zarzuela? Ya sé que es subjetivo, pero, pregúntese, Don Sebastián, ¿No sería usted capaz de decir qué zarzuela es la que más le gusta?

Seb.
Pero, dígame, Don Hilarión ¿quién va a hacer el trabajo? Porque supongo que detrás de esas ideas lo que hay es mucho trabajo.

Hil.
Es cierto, tiene mucho trabajo, pero todo está pensado. Las tareas básicas, el trabajo de campo, como dicen ahora los que no han pisado en su vida ni un mal terrón, lo harán MOZAs.

Seb.
¿Cómo que mozas? ¿Quiere usted decir, señoritas…?

Ya le pillé, amigo mío. ¡Cómo no he caído antes! Usted lo que quiere es decirle a alguna muchacha de buen ver: “Oiga usted, monumento, ¿le interesaría incorporarse al DIVÁN del RIZ?

Hil.
¡Qué barbaridad! ¡Qué barbaridad! ¿Cómo puede usted pensar eso de mí. Tiene usted unas ideas más calenturientos que el horno de San Onofre.

Lo de MOZA también son siglas: Monitores Operativos para la Zarzuela Antigua.

Seb.
Perdóneme, Don Hilarión, pero con la fama que le precede …




















































































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