Luces y sombras. Joven
Orquesta Nacional de España. Obras de S. Blardony, J. Rodrigo y P.I. Chaikovsky.
P. Villegas,
guitarra. S, Sánchez, recitadora. Joven Orquesta Nacional de España, Dtor: José
Ramón Encinar. Auditorio Nacional de Música, Sala Sinfónica. 12-1-2015.
Da gusto, y hasta diría que es
contagioso, escuchar a una orquesta de jóvenes entregada a la interpretación
musical con la intensidad con que lo hizo en la sesión comentada la JONDE.
Atrás, es decir antes, ha quedado el trabajo, el esfuerzo para preparar el
concierto; después, las ovaciones del público y el aplauso entre los propios
músicos, la satisfacción por el trabajo bien hecho. Un balance excelente.
Abría el concierto el estreno absoluto
de La trayectoria de la sombra, del
compositor Sergio Blardony (Madrid, 1965), página para recitación, corno inglés
solista, orquesta y electrónica, que emplea como texto poemas del libro Otro año del mundo de Pilar Martín Gila,
y que responde a un encargo de la AEOS y la Fundación Autor. Amplia partitura,
unos 30 minutos, para una orquesta muy numerosa con rica presencia percusiva
servida por cinco músicos, cuyo discurso musical “se conforma ante la
imposibilidad de hallar la luz. Un continuo amanecer, el día que nunca llega”;
en palabras de José Luis Carles, autor
de las notas. Música de amplísimas dinámicas, de densidades sonoras, de masas de
sonido que, como olas, van y vienen y, quizá, no acaban de llegar. Los
solistas, situados entre el público, dan a la música una espacialidad”
aumentada por los efectos electrónicos que “mueven“ la voz por la sala, voz (la
de la actriz Susi Sánhez) que, en ocasiones, a causa de la incorporación de
efectos electrónicos y la propia voz en off, dificultan la comprensión del
texto. La orquesta respondió a una compleja partitura con exactitud, gracias a
una dirección muy cuidadosa y atenta a todos los detalles. La longitud, la
complejidad y los contrastes de esta música requerirían de nuevas escuchas para
sacarle todo el partido que contiene.
Tras esta obra nueva, el conocidísimo Concierto de Aranjuez del maestro
Rodrigo. Música más íntima, con una formación más reducida que, no obstante
sonó con presencia y brillantez. El guitarrista riojano Pablo Villegas (Logroño,
1977) dio una lección de limpieza y de técnica. Todas las escalas, limpísimas,
velocísimas; los rasgueos (que no todos los guitarristas “clásicos” saben
resolver adecuadamente) claros y perfectos; armónicos límpidos y una dinámica
capaz de hacer competir a la guitarra con la orquesta. Quizá hubo algo de
precipitación en algún momento, pero, en general, la interpretación levantó
entusiasmo en el auditorio. La consecuencia es que el guitarrista ofreció, como
propina, la Gran jota de Francisco Tárrega, verdadero alarde de la
técnica guitarrística, aunque nos hubiera gustado un poco mas de sosiego en su
interpretación.
La sesión se cerraba con la Sinfonía Patética de Chaikovsky, página
emotiva, impresionante porque viene a ser como el canto de un hombre
desesperado, como la claudicación de alguien cansado de luchar. Encinar la planteó
con brillantez, con energía, obteniendo de la JONDE un sonido potente,
articulaciones precisas y claras, y fraseo que destacaba planos y líneas
melódicas. Nos gustó, especialmente, el vibrante tercer tiempo y nos dejo con
el espíritu encogido el final, ese silencio mantenido unos pocos segundos,
ese “se acabó” dicho con un pianísimo
que se pierde en el aire.
Solistas, orquesta y director
recibieron una ovación de gala; el entusiasmo de los intérpretes prendió en el
público que lo agradeció con fuerza. Y la orquesta añadió dos obras de propina:
la Obertura festiva. de Shostakovich
y una cuyo título y autor no pudimos escuchar por causa de un apasionado aplaudidor
cercano.
El concierto fue dedicado por José
Ramón Encinar a la memoria del recientemente desaparecido director Luis
Remartínez.
Vidal
Hernando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario