Seb.
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Buenos
días, Don Hilarión.
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Hil.
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Buenos
días nos de Dios, a los hombres de buena voluntad y comportamiento.
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Seb.
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Pues
no crea usted que con esa fórmula va a saludar a tantos …
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Hil.
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¿Qué
me dice, amigo mío? Viene usted desanimado, porque esa respuesta …
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Seb.
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Pues
sí. La verdad es que salí de casa, no diría que eufórico y optimista (los
tiempos no están para demasiadas alegrías), pero en el camino ha ocurrido
algo que me ha desalentado y casi deprimido.
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Hil.
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¿Y puede saberse …?
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Seb.
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Pues
sí. Es más, me gustaría conocer su opinion. Ya sabe usted que la tengo en
mucha estima.
Verá
usted. Venía yo en el Metro hacia aquí, cuando he escuchado media
conversación…
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Hil.
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Por
casualidad …
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Seb.
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No,
por casualidad no. Porque el individuo hablaba a voces, como si quisiera que
todo el vagón se enterase. Vamos, que he estado a punto de decirle: “guarde
usted el teléfono”, con lo alto que habla, no le hace falta …”
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Hil.
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Bueno,
bueno, Y dice usted que ha escuchado la conversación ..
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Seb.
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Toda
no, sólo la mitad. porque como era por teléfono …
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Hil.
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Ya,
ya. Pero muchas veces no hace falta oír a las dos partes. De lo que dice uno,
se deduce lo que va diciendo el otro…
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Seb.
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En
este caso, no sé ... Pero, bueno … Tampoco me hacía falta, con lo que le he
escuchado al sujeto … ha sido suficiente ..
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Hil.
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Bueno,
bueno, tranquilícese. Y dígame, ¡porque me tiene usted en ascuas!
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Seb.
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Pues
el individuo venía hablando de zarzuela. y, ¿sabe lo que ha dicho? entre
otras cosas… Pues que , como la gente hoy no entiende los textos de la
zarzuela, hay que cambiarlos… Así … Ni más, ni menos.
O
sea, que hoy no entendemos lo que escuchamos …
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Hil.
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Ya,
ya. Y como no lo entendemos, claro, hay que meterles la tijera, el
destornillador o el berbiquí… ¡Cualquier cosa que sirva para levantarlo, haga
el daño que haga!
No
es nuevo. Ya lo hemos oído varias veces …
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Seb.
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Ya,
pero, ¡qué quiere usted! Hoy me ha molestado más esa idea. Porque, ¡dígame,
¡Es que somos tontos! ¿Quién le ha dicho a ese sujeto, ente o individuo, que
no entedemos lo que oímos? ¿Quién le ha investido a él, y a otros como
él, del conocimiento y la autoridad
para “explicarnos” las cosas? ¿Por qué
estos prójimos se creen los salvadores de la Zarzuela?
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Hil.
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¡No
se altere, Don Sebastián! ¡ Procure serenarse! Nada va a conseguir con
ponerse al borde del infarto.
Tiene
usted razón, Don Sebastián. Ya lo dice nuestra zarzuela. Pero es que esto de
llamar ignorante al público, se ha convertido en una práctica para esos
“expertos” que se creen el culo del arca.
No
digo que no haya personas que no entiendan ciertos libretos; que muchos
espectadores no adviertan la ironía, el sarcasmo, la sátira y la puya de
ciertos parlamentos o de ciertas canciones.
Mire
usted, me consta –porque he sido testigo directo– que hay quien cree que la
canción de las viudas de La corte de
Faraón, es machista … porque aquello de que “con él en la casa entra toda
… pero toda su autoridad”. Pero, la excepción,
dicen que confirma la regla…
En
fin, tengo la impresión de que la ignorancia no está en el patio de butaca,
sino en aquellos que se creen “listos” y buscan presentarse como “salvadores”
de lo que sea… de la Patria, del Arte o de la Zarzuela.
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Seb.
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¡Que
bien! Con esto que me acaba de decir, me ha dado usted como una medicina …
¡Como se ve que es boticario!
Pero
hay más. El del teléfono, siguió con su perorata y añadió que Enseñanza libre es una obra machista y
que de ninguna manera … Vamos .. Dijo, exactamente (refiriéndose al texto)
que “hay que cortarlo de raíz”.
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Hil.
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Con
que machista… ¡Vaya! ¡Otra pata para
el mismo banco! ¡Qué manía de juzgar con criterios éticos de hoy lo escrito
hace cien años! ¡Qué fácil es generalizar!
Entonces,
el del teléfono propondría cambiar todo el texto, incluido el de las
canciones..
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Seb.
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Pues
no, mire usted. Supongo que su interlocutor le diría algo como eso, porque le
escuché decir que no, que las canciones van enteras. como fueron escritas,
sin tocar nada. ¡Ah! Y que la música es magnífica.
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Hil.
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¡Ah,
bueno! Algo es algo … Porque no me hubiera extrañado nada que también
atribuyera a la música carácter machista, o pornográfico… Porque …
¡Ay,
Señor, Señor! Siempre lo mismo. ¿Qué hemos hecho para que nos castigues con
gentes de esta guisa, que deciden por nosotros lo que debemos ver y oir
porque nos consideran ignorantes, poco preparados, o, incluso, indecentes?
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Seb.
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Pues
sí. ¿Y qué buscan?
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Hil.
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Mucho
me temo que la pasta, porque al hacer estos arreglos, “indispensables”,
según ellos, se llevan unos buenos
duros.
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Seb.
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¿Del
erario público?
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Hil.
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Casi
siempre.
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Seb.
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¡Estamos
apañaos!
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Hil.
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¡Ay,
Don Sebastián! No le dé más importancia. Esto es así. Tómese usted el
chocolatito, que le va a sentar bien.
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Seb.
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¡Qué
bueno es tener un amigo boticario! Y, ¿dígame? lo del chocolatito lo dice
usted por ¿el número musical de La
gatita blanca”, o por el delicioso alimento a base de cacao y azúcar?.
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Hil.
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¡Hombre!
… Si estuviera aquí el del teléfono, podría preguntarle. ¿No le parece?
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Un blog para los amantes y amigos de la Zarzuela
Anécdotas, curiosidades, comentarios, efemérides, libros, discos... y algunas consideraciones sobre otras músicas.
viernes, 12 de mayo de 2017
La zarzuela incomprensible.
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