Pensamientos
de un barbero.
La Real
Academia Española (mal llamada por algunos Academia de la Lengua) acaba de
admitir el uso de la palabra “iros” como término válido para la segunda persona
del plural del imperativo del verbo “ir”, en lugar de “idos” que es la palabra
correcta. La razón argumentada por quienes lo han propuesto y conseguido (los
“escritores” dicho así en genérico) es su uso habitual y generalizado por la
comunidad , Otra cesión más al uso
vulgarizado de nuestro idioma que, cada día ve cómo su riqueza va
desapareciendo. No llevo la cuenta, pero son demasiadas, las licencias que la
Academia ha otorgado a muchos términos, contrarios a la norma emanada de la
propia institución.
Yo no soy
lingüista, ni gramático, ni nada parecido; soy un simple barbero a quien le
gusta su lengua y que sufre con la invasión de términos extranjeros en nuestro
hablar diario. La mezcolanza de palabras inglesas y españolas que escuchamos,
me molesta y me duele. Pero me duele mucho más, no escuchar con la suficiente
fuerza, claridad y difusión, a responsables de la Academia defendiendo lo
nuestro. Me encorajina el uso ridículo
de los masculinos y femeninos, cuando en el empleo del género neutro no hay
intención de ofender a nadie por parte del hablante. Me enrabieta que ningún
responsable, o representante del idioma, haya puesto en evidencia la estupidez
de los redactores de esas normas o reglamentos que proponen sustituir “padre” o
“madre” por “persona cuidadora 1 o 2”.
Me enciende que muchos de nuestros periodistas y comunicadores, gentes
que tienen en la lengua su herramienta de trabajo, digan o escriban “han habido”
cuando se refieren a una palabra en plural (“han habido” tantos heridos). Me
irrita escuchar a no pocos locutores comenzar una frase por un infinitivo: eso
tan habitual de: “decir que … o mencionar que …”. Me encrespa lo de “pienso de que” … y tantas
cosas.
Lo de
“iros”, bendecido por los académicos (adviértase que no escribo “académicos y
académicas”) tiene gracia. Puede decirse o escribirse sin que sea una
incorrección. Pero no ocurre lo mismo con palabras como “marcharos” “daros” “comeros” “tocaros” …. ¿Por qué la
Academia no ha concedido a estas palabras, también de uso común, el premio de
la admisión en el Diccionario? ¿Va a
hacerlo en el futuro? ¿Lo de iros es un “globo sonda” a ver cómo reacciona el
personal? ¿Está la Academia pensando en dar validez oficial a la frase “si me
queréis, irse”… Porque, uso habitual, no
lo sé, pero difusión …. ¡vaya si la han tenido estas cuatro palabras?
Y no digo
nada sobre “raners, coaching, taiming …” y demás palabros (admitido por la Academia)
que conforman el voluminoso tomo de eso que damos en llamar “espanglis” o, “spanglish”
o “espanglish”, que es el vocablo incluido en el Diccionario de la RE.
Si esto
es abrir las puertas de la Academia a tanta “especie vocal invasora”, me atrevo a decir a los responsables: “váyanse ustedes a …”. Y conste
que uso “váyanse” porque debo llamarles de usted, ya que al no conocerles
personalmente, no me atrevo a tutearles. En caso contrario, podría haber
escrito “iros a…” . Resultaría perfectamente válido.
Lamparilla
(Todo esto es consecuencia de que no sólo
de zarzuelerías vive el hombre).
Estoy completamente de acuerdo, señor Lamparilla.
ResponderEliminarLos escolapios me enseñaron que los enemigos del alma son tres: el mundo, el demonio y la carne. La experiencia me ha enseñado que los enemigos de la lengua son otros tantos: la política, la Academia y el periodismo; y coloco a la Academia en el lugar del demonio, porque ambos se caracterizan por su voluntad de obrar el mal y su intención de hacer daño.
Hace tres siglos, la casa que entonces era docta limpiaba, fijaba y daba esplendor al idioma. Desde hace tres décadas, intenta justificar su existencia legitimando bastardos y naturalizando extranjeros: la lengua castellana, que fue de plata pura, está quedando tan devaluada por estas aleaciones que ya no es digna del nombre de vellón.
Es, en fin, la Real Academia Española, una mancebía absurda, con una sola baldonada (la lengua) y cuarenta y cuatro rufianes que la venden al populacho. Siendo la prostitución forzada y el proxenetismo ilegales en España, opino que debería ser clausurada; y sospecho que, cuando el Partido Popular modificó el artículo 187 del Código Penal, fue sólo para poder mantenerla abierta.