Pensamientos
de un barbero.
Repasando recortes de prensa, uno me ha sugerido
algunas preguntas a propósito de lo que es práctica frecuente: la modificación,
el cercenamiento, la amputación de los libretos de zarzuela (y de ópera), y/o
las modificaciones del tiempo y lugar de la acción establecidos por sus
autores.
En el artículo en cuestión[1]
Enrique Viana, adaptador y director del espectáculo ofrecido en mayo de 2017 por
el Teatro de la Zarzuela, que unía la representación de las zarzuelas Enseñanza libre y La gatita blanca, justifica que reescribió los libretos porque “los
originales hacían daño a los oídos de las mujeres y los hombres por ser
demasiado existas y machistas. Sus chistes podrían resultar ofensivos y era
necesario cambiarlos de raíz. No podían interpretarse así”.
No tengo el menor interés en polemizar o
discutir, pero, ¿cree, de verdad el adaptador que Guillermo Perrín y Miguel de Palacios
(libretistas de Enseñanza libre) o
José Jackson Veyán y Jacinto Capella (de La
gatita blanca), tenían intención de ofender a las mujeres de su tiempo? De
ser así, quizá sería mejor olvidarse de estas obras en lugar de modificarlos
tan sustancialmente.
Se dice que los chistes son “sexistas” y
“machistas”. La RAE define “sexismo” como “discriminación de las personas por
razón de sexo”, y “machismo” como “actitud de prepotencia de los varones
respecto a la mujer”. Es decir, en el primer caso las acciones pueden tener
como protagonista y objeto tanto a hombres como a mujeres; en el segundo, el
actor es un hombre y la destinataria, o
víctima, una mujer[2].
¿En qué caso estamos? Si estas obras son ofensivas, ¿por qué
mantener ese número que canta una mujer,
acompañándose de gestos y actitudes inequívocas y cuya letra dice que tiene un
minino que pone en determinado sitio de su anatomía (el famoso “tango del
morrongo”). Por cierto, la gente,
incluidas las damas, al escucharlo se ríe.
Ya he dicho que no estoy por la polémica
(inútil y estéril), pero sí dejaré una pregunta más en estas líneas: eliminar
parte de los libretos, ¿no es una, precisamente, lo que hacía la censura?
Nuestros archivos y bibliotecas conservan libretos originales con partes tachadas
con el lápiz rojo de la censura. ¿Estamos haciendo lo mismo?
En el mismo artículo se expone otra idea:
“¿Es la zarzuela un género por descubrir? Responde Viana: “Para las nuevas
generaciones es una gran desconocida con enormes atractivos que les pueden
servir en la vida, comunica emociones muy nuestras y debemos darle una
oportunidad porque tiene bastante que decir?”.
Estoy de acuerdo en que la zarzuela es
una desconocida, para las nuevas generaciones, incluso para muchos componentes
de otras no tan nuevas: es de dominio general. Ahora bien, no me acaba de
entrar en la cabeza cómo le puede ser útil a alguien algo que no conoce. “Sólo
se ama lo que se conoce”, es frase atribuida nada menos que a Leonardo da
Vinci.
Y para finalizar: el Sr. Viana propone
dar a la zarzuela (a todas, supongo) “una oportunidad, porque tiene bastante
que decir”. ¿Qué zarzuela? ¿La original o la adaptada por quienes deciden qué
es lo que debemos conocer?
Lamparilla
(Todo esto es consecuencia de que no sólo
de zarzuelerías vive el hombre).
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