“La zarzuela está muerta”
es frase que escuchamos con cierta frecuencia, tanto en círculos ajenos,
como entre gentes que se declara aficionada al teatro lírico español. Tal
afirmación me parece peregrina, sobre todo cuando se expresa sin tener datos,
ni investigar cómo está el asunto realmente.
Sólo por ofrecer un dato: el Teatro de la Zarzuela, de Madrid, ha
obtenido en la pasada temporada, en los espectáculos de este género, un 88 de
ocupación en la totalidad de las funciones ofrecidas. Y, lo que es más
importante: se ha observado un aumento del público joven, detalle fundamental
para el futuro de este tipo de espectáculos. ¿Cuántos teatros españoles pueden
presentar resultados equivalentes? Y no me refiero a locales que programen
obras líricas, sino espectáculos que tengan un costo económico equiparable.
Porque no se puede comparar una zarzuela, que puede llegar a emplear hasta 150
personas (solistas, orquesta, coro, bailarines), con una gran escenografía y
vestuario e iluminación, con una obra de teatro que la hacen dos actores, con una
mesa y una cama por todo decorado..
Otras informaciones muestran que hoy, a pesar de todo, de las
dificultades, de las trabas, del desconocimiento y hasta del desprecio, la
zarzuela sigue interesando.
El siguiente cuadro, construido a partir de los datos del Diario Lírico (http://www.diariolirico.es/). muestra el “movimiento” zarzuelero en
España desde el mes de marzo hasta septiembre. Sólo registramos obras
completas, no recitales, ni conciertos o antologías. Tampoco obras íntegras
ofrecidas en “versión de concierto”. Hablamos sólo de zarzuelas representadas.
Título
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Fecha y lugar
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Maruxa (A. Vives)
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Enero/Febrero - Madrid
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Sor Navarra (F. Moreno Torroba)
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Marzo - San Sebastián
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La verbena de la Paloma (T. Bretón)
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Marzo – Oviedo
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La malquerida (M. Penella)
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Abril - Oviedo
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El reloj de Lucerna (P.M. Marqués)
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Abril - Palma de Mallorca
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La parranda (F. Alonso)
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Abril – Murcia
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Los gavilanes (J. Guerrero),
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Abril – Murcia
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La calesera (F. Alonso),
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Abril – Murcia
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Don Gil de Alcalá (M. Penella)
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Abril – Madrid
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Abril - Madrid
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La tabernera del puerto (P. Sorozábal)
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Mayo - Madrid
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Luisa Fernanda (F. Moreno Torroba)
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Junio - Tenerife
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La hija del mestre (S. Tejera)
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Junio – Las Palmas
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La corte de Faraón (V. Lleó)
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Junio – Getafe
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La tabernera del puerto (P. Sorozábal)
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Junio – Oviedo
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La gallina ciega (M. Fernández Caballero)
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Junio - Santurce
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La tabernera del Puerto (P. Sorozábal)
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Junio - Oviedo
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¡24 horas mintiendo! (F. Alonso)
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Junio/Julio - Madrid
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La Gran Vía (F. Chueca/J. Valverde)
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Agosto – Madrid
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La verbena de la Paloma (T. Bretón)
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Julio – Aranjuez
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Casado y Soltero (J. Gaztambide)
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Black el payaso (P. Sorozábal)
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Septiembre – Jerez
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Cierto es que el cuadro anterior, que no
pretende ser exhaustivo, tampoco es para tirar cohetes, ni para echar las
campanas al vuelo, pero no está mal si pensamos en otras especialidades
teatrales, como las grandes obras de nuestro repertorio teatral clásico y
moderno.
En la relación anterior figuran tanto
obras del repertorio (19 zarzuelas) como reposiciones de páginas que no se
conocen (6 obras). Entre las de nueva creación, la de Tomás Marco (Policías y ladrones), aunque “causas ajenas” a la voluntad de los autores y del teatro,
nos impidieron contemplar si este género cuatricentenario puede tener vigencia
en nuestro tiempo.
En cuanto a recuperaciones, que a veces
tienen casi carácter de reestreno por la cantidad de años que hace que no se
representan, figuran las siguiente: Sor
Navarra, El reloj de Lucerna, La hija del mestre, La gallina ciega y Casado y soltero. La pena de estas
producciones es que sólo serán vistas por un número reducido de gentes. Sacar
adelante la tarea que conlleva recuperar partituras, ensayarlas, crear el
espectáculo y levantar el gran edificio que es una producción lírico-teatral,
debería ser contemplado por el mayor número de personas posible. Y aquí es
donde se hace necesario dar otro paso, poner a trabajar a la imaginación para
que otros puntos de nuestra geografía puedan (podamos) conocer zarzuelas que,
en su momento, alcanzaron aplausos y reconocimiento. La colaboración entre las
entidades, públicas y privadas, debería encontrar alguna solución para llevar a
buen puerto estas y otras recuperaciones.
Naturalmente, en una época absolutamente
denominada por la tecnología, tales producciones deberían ser grabadas,
editadas y subidas a la red, para que estén a disposición de cualquiera. Sólo falta
buscar el mecanismo más adecuado, lo que no es tarea sencilla, desde luego,
pero el tema lo merece y lo justifica. Porque, en definitiva, la zarzuela está
viva. J.P.M.
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