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viernes, 1 de marzo de 2019

Amor divino y amor humano.


Música para la Paz. Homenaje al profesor Tomás y Valiente.
Obras de A. Pärt, A. Bruckner, J. Brahms, S. Rachmaninov, L. Ondarra, F. Madina, G. Fauré y C. Orff. 

Eugenia Boix, soprano. Alain Damas, tenor. Neopercusión (Director: J. Guillem). Daniel Oyarzábal, órgano y piano. C. Constantini, L. Hamadi y M. Huertas, pianos. Director musical: Igor Ijurra. Organiza: Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música, de la Universidad Autónoma de Madrid. Auditorio Nacional, 28-2-2019.

El ya tradicional concierto que el CSIPM de la UAM dedica a la figura de quien fue su profesor Francisco Tomás y Valiente, ha estado dedicado este año a músicas relacionadas con el amor divino y el amor humano, tema más que atractivo que nos ha dado ocasión de escuchar ocho pequeñas obras “religiosas” en la primera parte y  la infrecuente cantata Catulli Carmina, que junto con El triunfo de Afrodita y la muy célebre Carmina Burana, forman la trilogía de Carl Orff titulada Trionfi.
Abrió el programa una impresionante y atractiva obra para órgano del compositor estonio Arvo Pärt, que me pareció contemplativa y sugerente, enmarcada por un impresionante crescendo que pone a prueba las capacidades del instrumento. Cerró esta primera parte otra obra de Pärt, Frates, para un grupo de percusión, llena de juegos tímbricos a base de distintas secuencias, Entre ellas me llamaron la atención dos padrenuestros: Pater Noster, del autor navarro Lorenzo Ondarra (1931-2012) con el tradicional texto latino y Aita Gurea, del guipuzcoano Francisco Madina (1907-1972), con la letra en eusquera. 

Estas y las otras páginas fueron interpretada por el Orfeón con autoridad, delicadeza, fuerza y un colorido vocal destacable.
Un momento del espectacular concierto (Foto: Rafael Martín)
 El plato fuerte de la velada era la cantata de Carl Orff Catulli Carmina, pagina muy poco escuchada en nuestros auditorios a pesar de su atractivo sonoro.  En algo más de media hora de música, asistimos a todo un catálogo de síncopas, variaciones dinámicas y rítmicas, juegos de colores entre las distintas voces, contrastes y hasta efectos ajenos al canto como aplausos o risas de los coristas. El Orfeón Pamplonés, uno de nuestros grandes conjuntos corales, realizó un trabajo magnífico. Siempre empastado, con delicadeza en los pianos y sin estridencias en los fortes, precisión y rigor en los ataques y en los finales. Siempre atentos a una dirección clara y definida de quien es su guía desde 2005. Igor Ijurra mostró su gran experiencia en este delicado trabajo y estuvo siempre atento a todos los detalles.

La soprano Eugenia Boix y el tenor Alain Damas cumplieron su papel, papel ciertamente menos importante que el de la masa coral. Con similar nivel de calidad hicieron su trabajo los ocho percusionistas del grupo Neopercusión y los cuatro pianistas.
El público aplaudió con entusiasmo y disfrutó de dos obras fuera de concurso ofrecidas por el Orfeón. Sin duda, una buena manera de recordar al profesor Tomás y Valiente.

José Prieto Marugán


Ocho minutos de aplausos premiaron el trabajo bien hecho (Foto: Rafael Martín)

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