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domingo, 31 de enero de 2021

¿Qué es zarzuela?

Parece ocioso e inútil plantear esta pregunta en España, porque todo el mundo sabe lo que es, porque cualquiera nos entiende cuando nos referimos a una zarzuela. Si, a pesar de todo, recurrimos al Diccionario de la RAE encontramos las siguientes definiciones:  1– Obra dramática y musical de origen español en que alternativamente se habla y se canta. 2 – Libreto, texto de una zarzuela. 3–Música de una zarzuela. 4–Género al que pertenecen las zarzuelas. 5– Plato consistente en varias clases de pescados y marisco condimentado con una salsa.

 Prescindamos de la quinta acepción porque aquí vamos a referirnos sólo al teatro. Podríamos discutir, incluso, sobre la cuarta acepción porque, la definición de “género” propuesta por la propia Academia Española: “6. En las artes, sobre todo en la literatura, cada una de las distintas categorías o clases en que se pueden ordenar las obras según rasgos comunes de forma y de contenido”, parece demasiado orientara hacia la literatura, cuando es evidente que en la pintura, la escultura, la música… hay variedades que pueden ser llamadas “géneros”. Pero, en fin …

 Si nos atenemos a los requerimientos del “género”, parece claro que no podemos denominar así a la zarzuela, porque siendo cierto y evidente que las obras que abarca tienen en común la forma, no ocurre lo mismo con el contenido.

 

En España, y suponemos que también en los países hispanoamericanos, tenemos la costumbre de llamar “zarzuela” a muchísimas obras que en nada se parecen en cuanto a su contenido, desarrollo, intención o estilo, es decir que responden a distintos géneros teatrales. Llamamos “zarzuela “ a La Gran Vía, que es fue definida como “revista madrileña cómico-lírica-fantástico-callejera”; a Las Leandras, “pasatiempo cómico-lírico”; a Maruxa, “égloga lírica”, a Doña Francisquita, “comedia lírica”; incluso a El loco de la guardilla, identificado como “paso que pasó en el siglo XVII” ,

 En esto de los géneros zarzueleros, los autores se han mostrado extraordinariamente generosos; Luis Iglesias de Souza, autor de un amplísimo catálogo zarzuelístico[1], contabiliza hasta ¡más de 350 denominaciones dstintas! Entre ellas hay: Apropósitos, comedias, disparates, dramas, entremeses, episodios, extravagancias, fábulas, fantasías, historias (o historietas), humoradas, juguetes, melodramas, parodias, pasatiempos, pasos (o pasillos), revistas, sainetes, viajes … Sólo como curiosidad, dejamos constancia de la denominación más larga de nuestro gran catálogo zarzuelero: corresponde a la obra Revista europea, calificada como “viaje indirecto en tren de recreo, desde las tercianeras orillas del Manzanares hasta las pintorescas riberas del Rhin y un cuarto de legua más allá, en un acto y varios descarrilamientos, en verso o cosa así, y musicalmente compuestos, original de D. Ángel Gamayo”. Si a estas denominaciones añadimos el uso de adjetivos como bufo, lírico, cómico, político, trágico … No obstante, y a pesar de la enorme variedad, con estas identificaciones podemos hacernos una idea del contenido, de la temática, de la materia de las obras y, también, de su desarrollo en el teatro.  

 Otra gran clasificación de este tipo de obras líricas tiene que ver con el tamaño. Llamamos zarzuela grande a la que se desarrolla en tres o más actos y con una importante cantidad de música; zarzuela chica es la de uno o dos actos, con cuatro o cinco números musicales de no demasiada duración. Otra gran denominación es la de “género chico”, obras en un acto, con poca música y de ambiente generalmente madrileña.

 Esta es nuestra situación. Quizá no tenga importancia porque la conocemos y estamos acostumbrados a ella. Quizá podría generarse un debate sobre el asunto, probablemente innecesario; quizá lo único que podría proponerse sería una gran distribución (comedia, drama, humorística … y alguna idea más) para adjudicarla a esas obras que sólo se llaman “zarzuela”. Quizá así podríamos orientar a quienes no las conocen lo que pueden esperar de La canción del olvido, El canastillo de fresas o La parranda.

 

Hay más zarzuelas.

A pesar del amplísimo catálogo de zarzuelas que forman nuestro patrimonio lírico-teatral[2], si nos atenemos a la estructura de las obras, según la definición del término, es decir si pensamos en obras en las que “alternativamente se habla y se canta”, debemos añadir un buen número que, están identificadas de otra manera, pero son “técnicamente” zarzuelas. Nos referimos a comedias, comedias de magia, sainete, entremeses, … en las que la presencia de la música es importante.

 Tenemos algunos ejemplos que justificarían estas adiciones. Las bodas de Camacho el Rico, están identificadas en el libreto impreso por Joachin Ibarra, en 1784, como “comedia pastoral premiada por la Villa de Madrid para representar en el Teatro de la Cruz, con motivo de los festejos públicos que executa por el feliz nacimiento de los Serenísimos Infantes Carlos y Felipe, y ajuste definitivo de la paz[3]. Su autor literario fue Juan Meléndez Valdés y el musical Pablo Esteve, nombre que figuran en el libreto.

 Esta obra nació de un concurso convocado por el Ayuntamiento de Madrid, en cuyas bases figura esta curiosa cláusula:

 5ª. Tampoco se admitirá ninguna zarzuela, ni otra especie de drama, cuya representación haya de ser cantada en el todo o en la mayor parte; pero sí aquellos en que haya coros o algunos pasajes en música diestramente acomodados a su materia.  

 Sin embargo, Las bodas de Camacho el Rico tiene música y así se dio a conocer. ¿Cómo pudo ocurrir esto? Quizá se deba a que, en el siglo XVIII, la definición oficial de zarzuela es la que aparece en el Diccionario de Autoridades: Representación dramática, a modo de comedia española, con sólo dos jornadas”. Sólo a partir de la edición del Diccionario de 1803, no encontramos una definición del término en el que aparezca la música: “Composición dramática en dos actos, parte de ella cantada”[4].  Por otra parte, tanto una como otra definición hacen referencia a la extensión en “dos actos” y la zarzuela de Valdés, Esteve se desarrolla en cinco actos.

 Un segundo ejemplo es la zarzuela en dos actos Las bodas de Camacho, escrita por Leandro Ontala y Maqueda, de la que no hay constancia de que fuera musicalizada. Lo que nos interesa de esta obra es que procede de una “comedia jocoso-seria” con el mismo título escrita por Antonio Valladares de Sotomayor, que data de 1772.  No sorprende que la zarzuela proceda de la comedia, algo que ha ocurrido con frecuencia en nuestro teatro; tampoco llama la atención que la comedia tuviera previsto en el libreto una importante cantidad de música, nueve números en total que pasaron, prácticamente sin modificaciones, a la zarzuela.  Además, estos números musicales comunes son de la suficiente entidad como para necesitar de un compositor y unos intérpretes  vocales con una mínima capacidad para cantar.

Otro ejemplo es La encantada Melisendra y Piscator de Toledo, “comedia famosa” escrita por Tomás de Añorbe y Corregel, representada el 1 de febrero de 1740 en el Teatro de la Cruz y el 29 de octubre de 1785 en el del Príncipe, ambos de Madrid. Para ella escribió Blas de Laserna ocho números musicales. Tanto el texto como la música se conservan en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Madrid.

 Podríamos buscar más ejemplos, pero no se trata de construir un catálogo de las comedias, sainetes, entremeses u otro tipo de teatro, al que podemos incluir en el ese gran conjunto indiscriminado que llamamos zarzuela, porque en tales obras “alternativamente se habla y se canta “.

 Quizá merezca la pena iniciar este camino que ha de darnos muchas sorpresas. Pensemos que sólo en el catálogo de Blas de Laserna contenido en la biografía escrita por José Luis Arrese[5], figuran nada menos que 109 comedias con música.

José Prieto Marugán



[1] Iglesias de Souza, Luis. El teatro lírico español. Excma. Diputación Provincial de La Coruña, 1994. 4. Vols.

 

[2] Aunque no está oficialmente cuantificado, se habla de un número de entre 10.000 y 15.000 zarzuelas, de distintas clases, estrenadas o no…

[3] Firmado en Versalles ponía fin a las hostilidades entre Gran Bretaña y España, se reconocía la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, España recuperaba Menorca y perdía Gibraltar.

[4] Sobre la evolución de la palabra “zarzuela”, en los diccionarios de la Real Academia Española, véase nuestro trabajo:

http://zarzuelerias.blogspot.com/search/label/Documentos?updated-max=2020-11-21T08:02:00%2B01:00&max-results=20&start=2&by-date=false

[5] Arrese, José Luis de (Colaboraciones de Eduardo Aunós y Julio Gómez). El músico Blas de Laserna. Biblioteca de Corellanos Ilustres. Corella, 1952.

sábado, 23 de enero de 2021

Zarzuelas. Luisa Fernanda.

Comedia lírica en tres actos, el segundo dividido en tres cuadros, en verso. Texto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Música de Federico Moreno Torroba. Estreno: 26 de marzo de 1932, en el Teatro Calderón, de Madrid. Acción de los dos primeros actos en Madrid, el tercero en Piedras Albas (Cáceres), Año 1868.

NUEVA PRODUCCIÓN DEL TEATRO DE LA ZARZUELA.

Equipo artístico:

Yolanda Auyanet (28 y 30; 3, 5, 7, 10, 12 y 14) y

Maite Alberola (29 y 31; 4, 6, 11 y 13).

Juan Jesús Rodríguez (28 y 30; 3, 5, 7, 10, 12 y 14) y

Javier Franco (29 y 31; 4, 6, 11 y 13).

Rocío Ignacio (28 y 30; 3, 5, 7, 10, 13 y 14) y

Leonor Bonilla (29 y 31; 4, 6, 11 y 12).

Jorge de León (28 y 30; 3, 5, 7, 10, 12 y 14) y

Alejandro del Cerro (29 y 31; 4, 6, 11 y 13)

Doña Mariana: María José Suárez. Rosita: Nuria García-Arrés.

Don Florito: Emilio Sánchez. Luis Nogales: Antonio Torres.

Aníbal: Didier Otaola. Jerónimo: Rafael Delgado.

 

Equipo técnico:

Dirección de escena: Davide Livermore,

Escenografía: Giò Forma.

Vestuario: Mariana Fracasso.

Iluminación: Antonio Castro.

Coreografía: Nuria Castejón.

Diseño audiovisual: Pedro Chamizo.

Coro titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor. Antonio Fauró).

Orquesta de la Comunidad de Madrid.

Dirección musical: Karel Mark Chichon (28, 29, 30, 31; 6, 7, 10, 11, 12, 13 y 14 y

David Gómez Ramírez (3, 4 y 5 de febrero).

 

14 funciones

Del 28 de enero al 14 de febrero de 2001.

 

Funciones especiales:

Con audiodescripción: 6 de febrero.

Transmisión por Radio Clásica: 10 de febrero.

Duración del espectáculo: 105 minutos, sin pausa.

 

 

Personajes e intérpretes principales del estreno. Luisa Fernanda, soprano (Selica Pérez Carpio). Duquesa Carolina, camarera de la reina y monárquica, soprano (Laura Nieto). Mariana, posadera, actriz con parte cantada (Ramona Galindo). Rosita, encargada de un taller de costura, soprano (Soledad Escrich). Vidal Hernando, hacendado extremeño, barítono (Emilio Sagi Barba). Javier, coronel de húsares, tenor (Faustino Arregui). Aníbal, mozo de la posada, actor con parte cantada (Manolo Hernández). Don Florito, padre de Luisa Fernanda, actor (Eduardo Marcén).

Números musicales.  Acto I.  Introducción y escena. Rosita, Mariana, Vendedor, Nogales, Carolina (“Mi madre me criaba”). Habanera. Saboyano (“Marchaba a ser soldado”). Dúo y Romanza. Javier, Mariana (“Buenos días Mariana / De este apacible rincón”). Dúo de Vidal y Luisa Fernanda (“En mi tierra extremeña”). Dúo de la flor. Carolina y Javier (“Caballero del alto plumero”). Final acto I. Luisa Fernanda, Aníbal, Nogales, Vidal, Mariana, Carolina, Javier (“Abrasado en la llama”).

Acto II. Cuadro primero. Introducción. Músicos, Vendedora, Vendedor, Mariana, Rosita, Bizco (“El soldadito no la contesta”).  Mazurca de las sombrillas. Damiselas, Pollos, Javier, Carolina (“A San Antonio”). Dúo de Vidal y Carolina (“Para comprar a un hombre”). Cuarteto y subasta. Javier, Mariana, Luisa Fernanda, Vidal, Don Florito, Carolina, Don Lucas, Hombres, Pollos, Coro (“¿Dónde está Carolina?”).

Acto II. Cuadro segundo. Romanza. Vidal, Coro (“Luché la fe por el triunfo”). Fin II acto. Luisa Fernanda. Mariana, Coro. Javier, Aníbal. Vidal. Capitán Nogales, Carolina (“¡Javier! / ¡Muera el prisionero!”).

Acto III. Introducción instrumental. Coro de vareadores. Coro, Vidal. (“Si por el rido, si por la vera”). Dúo. Coro. Aníbal, Javier. Luisa Vernanda. Mariana. Vidal (“¡Cállate, corazón!”), Fin III acto.Coro, Aníbal, Javier, Luisa Fernanda, Mariana, Vidal, (“El cerandero se ha muerto”),

Argumento. Acto I. Madrid, Plazuela de San Javier. En la escena de ambiente aparecen Carolina que atraviesa la plaza, un saboyano cantando, Aníbal que habla con Nogales sobre la futura insurrección...  Luisa Fernanda desoye los consejos que tratan de convencerla de que acepte las proposiciones de Vidal Hernando, pero la joven confiesa estar enamorada de Javier, un apuesto coronel de húsares. Javier aparece en escena, pero antes de que Luisa Fernanda pueda hablarle se dirige al palacio de la Duquesa Carolina. Es ahora Vidal Hernando quien de nuevo se declara a la protagonista. Ésta, una vez más también, le rechaza.

Aníbal comunica a Vidal que ha convencido a un militar de que participe con ellos en la revuelta que se prepara y Vidal Hernando se declara monárquico por despecho, sólo porque Javier, que es el militar aludido, es también su oponente en el amor de Luisa Fernanda.

Acto II. Se celebra la romería de San Antonio. El ambiente es festivo y las jóvenes casamenteras invocan los favores del Santo, acción a la que se unen Javier y Carolina. Las vecinas comentan la desvergüenza de la pareja y les falta tiempo para contárselo a Luisa Fernanda que intenta disimular su rabia y sus celos.

Vidal y Carolina mantienen una conversación en la que la mujer trata de atraer al hombre al bando realista. La situación es interrumpida por Luisa Fernanda que, ante la actitud de Javier hacia la Duquesa, ha aceptado a Vidal como pretendiente.

Reunidos Luisa, su padre y Vidal, aparece Javier que exige a la joven que abandone el lugar. Vidal se interpone con tanta cortesía como firmeza. El enfrentamiento culmina cuando la Duquesa Carolina subasta un baile con ella para obtener fondos para el cepillo del santo. Vidal ofrece una puja inalcanzable por ninguno de los presentes y regala el baile, con desprecio a Javier, el cual, sintiéndose humillado, le arroja el guante con arrogancia. 

Ha estallado la revolución. Todos creen que Vidal lucha por la libertad, pero él mismo aclara que lo hace por el amor de Luisa Fernanda y que aprovechará la refriega para devolver el guante a Javier. Este ha sido hecho prisionero y cuando los revolucionarios están dispuestos a agredirle, Luisa Fernanda se interpone defendiéndole. Al poco aparecen un capitán y soldados para liberar a Javier porque la revuelta ha terminado con el triunfo monárquico. Nogales es detenido.

Acto III. En la dehesa extremeña de Vidal, cerca de la frontera portuguesa, Luisa Fernanda espera su próxima boda con el hacendado extremeño, aunque continúa enamorada del coronel. Se rumorea que Javier ha resultado muerto en la batalla de Alcolea en la que han triunfado los revolucionarios. 

Vidal organiza una fiesta y en medio de la alegría aparece Aníbal que había sido enviado a Portugal para comprar el vestido de la novia, pero viene sin él, aunque le acompaña Javier. El derrotado militar, maltrecho y abatido, suplica a Luisa Fernanda que le perdone. Ella lo rechaza con timidez pero Vidal advierte que la muchacha sigue amándole y en un rasgo generoso permite que los dos jóvenes partan en pos de la felicidad.  

Comentario.  Moreno Torroba, músico, empresario en ocasiones y Presidente de la Sociedad de Autores escribió muchas obras de distintos géneros, pero es, sin duda, Luisa Fernanda, la página que le ha dado más popularidad y una de las que le proporcionó más satisfacciones.  Tanto en España como en América, esta zarzuela es constantemente bien recibida y apreciada.

Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, pareja de libretistas fundamental para la historia del género, crearon para Luisa Fernanda una serie de personajes muy bien delineados: Una madrileña humilde, leal y honrada (Luisa Fernanda), una aristócrata intrigante (la Duquesa Carolina), un soldado ambicioso (Javier), un romántico de la libertad (Nogales) y  un campesino noble, serio y formal (Vidal Hernando). Con ellos construyen una historia intensa que proporciona al músico muchas situaciones para su lucimiento. 

La verdad es que Moreno Torroba no desaprovechó estas oportunidades. Todos los números de Luisa Fernanda son conocidos y tratar de destacar los más relevantes significa reproducir casi la relación completa. Desde la bien orquestada introducción y la melancólica “Canción del saboyano” (“Marchaba a ser soldado”), cantada por todos los rincones de Madrid desde el primer día. Inmediatamente aparece la primera gran romanza, la de Javier (“De este apacible rincón de Madrid”), y dos importantes dúos: el de Vidal y Luisa Fernanda (“En mi tierra extremeña” y el de Carolina y Javier (“Caballero del alto plumero”). 

Ya en el segundo acto se escucha otro tema de ambiente, la celebérrima “Mazurca de las sombrillas”, de inspiración madrileña. El conflicto dramático vuelve en el Dúo de Carolina y Javier (“Para comprar a un hombre”), continúa con el Terceto de Luisa Fernanda, Javier y Vidal (“¡Cuánto tiempo sin verte!”) y alcanza el clímax con la “Escena de la subasta” (“Señoras y caballeros”). Una nueva romanza de Vidal (“Luché la fe por el triunfo”) prácticamente cierra el segundo acto, pues la escena de la batalla final resulta más bien pobre en comparación con el resto de la música. 

El tercer acto es más corto que los anteriores y en lo musical sólo merece destacarse el magnífico “Coro de vareadores” (“Si por el rido, si por la vera”), el Dúo de Luisa Fernanda y Javier (“Cállate, corazón”) y una última intervención coral que interpreta un tema popular (“El cerendero se ha muerto”). JPM.

 

 

viernes, 15 de enero de 2021

Disco. RUTAS. Canciones españolas.



 Rutas.

Canciones de Eduardo Toldrá. Óscar Esplá. Joaquín Reyes. Ramón Medina. Pablo García-López, tenor. Aurelio Viribay, piano. La Cupula Music.

Poco a poco vamos conociendo más música vocal de autores españoles, en gran parte gracias al esfuerzo de músicos jóvenes que, en la medida de sus posibilidades, han tomado como tarea prioritaria de su trabajo el dar a conocer una música que es patrimonio para convertirla en repertorio. Mientras algunos intérpretes y organizadores, siguen ofreciendo la música más conocida que asegura una asistencia mayoritaria, otros insisten en mostrar al público aunque sea sólo una parte que, merece ser conocida.

A este último grupo pertenece el disco que comentamos: “Rutas” interpretado por el tenor cordobés Pablo García-López, con la colaboración del pianista Aurelio Viribay. Componen la grabación Seis canciones, de Eduard Toldrá, cuatro canciones de las Canciones playeras y dos de Lírica  española, Canciones para niños, de Joaquín Reyes,  y dos canciones de Ramón Medina. La aportación más novedosa es la de estos dos últimos compositores. El jienense Joaquín Reyes (1914-2005), pianista, compositor y docente, afincado en Córdoba, firma Canciones para niños, cinco temas sobre textos de García Lorca y uno (“Caballito soñado”) sobre poema de Antonio Machado. De este conjunto destacamos la interpretación del melancólico “Paisaje” y la alegría danzarina de “Cancioncilla sevillana”. Ramón Medina, cordobés (1920-2012) escribió las dos piezas que cierran el CD: Se peinaba la niña”, con letra de Pablo García Baena y La adelfa, página con reminiscencias impresionistas, con texto de Carlos Clementson. Estas ocho canciones muestran la vigencia de la canción de concierto en la ciudad andaluza.

 El disco se abre con Seis canciones de Eduard Toldrá, sobre antiguos textos castellanos de Garcilaso de la Vega, Pablo de Jérica, Lope de Vega y Quevedo, las cinco Canciones playeras, y dos canciones (“Castellana” y “Mediterránea”) pertenecientes al amplio ciclo titulado Lírica española, de Óscar Esplá. Entre estas trece canciones podemos destacar la simpatía que desprende “Las 12”, con su curioso diálogo entre la voz y el piano, y la danzarina “Coplilla”. En todo el conjunto destaca la escritura para el piano con entidad propia, no se trata de un simple soporte armónico, sino que el instrumento aporta colores, dinámicas y figuraciones que enriquecen el conjunto.

 El tenor Pablo García-Lopez, formado en sus comienzos en la ciudad del Califato, amplió estudios en distintos centros de primer nivel. Su voz resulta clara, rica en sonoridad, afinada y con un registro más que suficiente para solventar este repertorio, que, por otra parte, no exige virtuosismos exagerados, sino expresividad y, sobre todo, dicción. Ambas características están presentes en su lectura con lo que, además de las cualidades musicales, se disfruta del “mensaje” de los textos cantados. Es un trabajo muy recomendable que, a sus virtudes sonoras, use la posibilidad de deleitarse con un puñado de atractivas canciones.

La grabación suena muy bien, con presencia tanto del solista como del piano, perfectamente desempeñado por el pianista Aurelio Viribay, experto en estas lides y gran conocedor de la canción de concierto española. J.P.M.