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sábado, 14 de mayo de 2022

Adiós Teresa.

 

 

Ayer, 13 de mayo de 2022, nos dejó la insigne cantante madrileña Teresa Berganza, a los 89 años de edad, discretamente y sin hacer ruido. En vida dejó dicho que no quería llamar a atención, ni velatorio ni capilla ardiente. Lástima, porque de lo contrario, hubiera recibido el último aplauso de sus miles de admiradores. Estoy seguro de que, a pesar de su deseo, han sido muchísimos los que han elevado sus ojos al cielo y, en silencio, la han enviado un saludo, un recuerdo, unas palmadas en las que iba su cariño y agradecimiento.

Teresa Berganza nació en Madrid, en la calle de San Isidro, en 1933. En esta ciudad estudió y se preparó y siempre fue una madrileña de casta y una de las mejores voces de la historia mundial del canto. Su debut oficial tuvo lugar en 1957 en el Ateneo de Madrid, donde cantó el ciclo de lieder Amor y vida de mujer de Schumann, pero ya antes, en su etapa formación, formó parte del Coro Cantores de Madrid, e intervino como solista en la grabación de muchas zarzuelas, a las órdenes de Ataúlfo Argenta.  En esta época nació su interés por la zarzuela, género que defendió siempre y que incluyó en sus recitales con mucha frecuencia, aunque nunca intervino en representación alguna.

Gracias a su vehemencia, su sentido de la libertad y su exigencia profesional, se convirtió en un modelo y un ejemplo.  Abordó un repertorio no demasiado extenso, pero siempre expuesto en sus intervenciones con el mayor rigor. Es conocida su respuesta al director de orquesta Sir Charles Mackerras, que, a propósito de una ópera de Rossini le dijo: 

- "He encontrado papeles donde queda claro lo que quería Rossini".

- "Pues yo lo sé mejor, porque anoche cené con él y me lo dijo", respondió Teresa.

 Teresa fue una gran mozartiana, una gran rossiniana, pero, sobre todo, una Carmen especial. Para muchos aficionados, la única Carmen, la auténtica, la verdadera. Pudiéramos decir que Teresa convirtió el personaje de Carmen en la persona de Carmen; o quizá fue ambas cosas a la vez.

 A lo largo de su carrera recibió numerosos honores y destacados galardones: el Premio Príncipe de Asturias; el Premio Nacional de Música, la Medalla de Oro de Bellas Artes, y fue distinguida como Comandante de las Letras y las Artes Francesas, y tantos otros.

 Teresa fue una cantante muy exigente, capaz de cancelar cualquier recital si consideraba que podría estar al nivel que ella misma se exigía. Fueron conocidas y sonadas sus cancelaciones porque la madrileña era una perfeccionista. Ella misma confesó que "ni delante de un presidente de la república, ni delante de un rey, se queda una sin voz. Hay que saber decir que no". No se trataba de soberbia, sino de rigor para la interpretación de la música.

Teresa, además de exigente, fue siempre castiza; de ambas cualidades da muestra su plante a la Filarmónica de Berlín y al mismísimo Herbert von Karajan que llegó a acusarla de poca musicalidad. La reacción de Teresa fue inmediata: "Maestro, usted podrá  decirme que no está de acuerdo en cómo canto, pero que no soy musical... Soy más musical que usted y que todos estos señores que hay aquí". Genio y figura.

Hoy es un día triste para nosotros, pero nos queda el consuelo de poder escuchar tu voz y disfrutar de la elegancia, de la picardía, de la fuerza, del magisterio de tus grabaciones.  Gracias por este legado. José Prieto Marugán.

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