Romance
marinero en tres actos. Libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Música
de Pablo Sorozábal. Estreno: 6 de mayo de 1936, en el Teatro Tívoli, de
Barcelona. Acción en Cantabreda, ciudad imaginaria del Norte de España, época
del estreno.
Intérpretes: L. Bonilla. R. González. V.
Peña. A. Ódena. M. Puente. R. Amoretti. P. Molina. A. Ruiz. X. Ribera-Vall.
Equipo técnico y artístico: Director de escena: Mario Gas. Movimiento escénico: Aixa Guerra. Iluminación Vinicio Cheli. Vestuario: Franca Squarciapino. Escenografía: Ezio Frigerio (con Riccardo Massironi). Videoescena: Álvaro Luna,
Coro Titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor. Antonio Fauró). Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dirección musical: José Miguel Pérez-Sierra. Teatro de la Zarzuela, de Madrid, 12 de mayo de 2015
La tabernera del puerto ha sufrido varias peripecias en el Teatro de la Zarzuela. En su estreno en este local en 1940, llegó a intervenir la policía para desalojar a unos alborotadores; en 2018, se suspendieron algunas funciones como consecuencia de la huelga de empleados por el intento de absorción de la Zarzuela por el Teatro Real; en 2020, suspensión de funciones por el confinamiento; en noviembre de 2021 volvió a reponerse esta lectura de Manolo Gas, la cual podemos volver a contemplar. Esta Tabernera fue galardonada, en 2022, con el Premio al Mejor Espectáculo Musical o Lírico de los Ppremios MAX en su XXV edición.
A estas alturas, sobra decir que La tabernera del puerto, es una de las grandes zarzuelas del repertorio gracias a sus valores dramatúrgicos y musicales. Los personajes están muy bien delineados y la música es excelente.
Pero respiremos hondo y vayamos al comentario. Lo primero que hay que decir es que La tabernera se presentó como debe ser. Mario Gas planteó una obra de acuerdo con lo escrito por los libretistas, tanto en ambientación como en el respeto al texto original, sin buscar argumentaciones o situaciones que no sabemos que estuvieran en la mente de los autores. El público se sintió satisfecho con el planteamiento, a juzgar por los aplausos que dedicó a la producción. Lo mismo puede decirse del vestuario y la escenografía. Espectacular el cuadro de la galerna.
La tabernera requiere un reparto de primer nivel y lo tuvo. En los papeles femeninos, Marola, cantado por la sevillana Leonor Bonilla, convenció por su buena línea de canto, por la limpieza de sus agudos y por la vistosidad de su coloratura. Abel (papel masculino tradicionalmente cantado por una soprano), fue defendido por la tinerfeña Ruth González con gran convencimiento e intensidad interpretativa, elevando el componente dramático de un rol que algunos pudieran considerar menor. La barcelonesa Vicky Peña, hizo una Antigua muy atractiva, quizá algo exagerada en algún momento, pero convenció al auditorio.
Ellos han de ser cantantes de fuste. En primer lugar Ángel Ódena fue un Juan de Eguía poderoso y duro, su voz grande y potente llenó cada rincón del teatro y su figura aumentó la sensación de indefensión de una Marola físicamente más delicada. Marcelo Puente, argentino, dio vida a Leandro, el joven enamorado capaz de arrostrar cualquier peligro si la recompensa es su amada; cantó con fuerza y convicción la romanza “No puede ser”, una de las más interpretadas del repertorio. Rubén Amoretti, bajo burgalés, fue un Simpson muy convincente en la parcela teatral y, además, dominó la célebre romanza “Despierta negro”, que le valió una gran ovación.
Mención especial merecen los protagonistas de la pareja cómica: la barcelonesa Vicky Peña, como Antigua y el alcoyano Pep Molina, como Chinchorro. Tanto él como ella dieron vida a unos personajes que dignifican estos tipos, pues no son meros comparsas de la acción, ni simples “graciosos”, sino figuras de primer nivel teatral. La sabiduría refranera de Chinchorro arrancó risas en el auditorio en sus intervenciones.
El coro titular, como siempre, estupendo. Afinación, redondez, colorido, ajuste, buen gusto musical y capacidad para el movimiento en escenas, son cualidades que siempre están presentes en este conjunto. En La tabernera dieron verosimilitud y naturalidad a sus intervenciones.
La dirección musical, a cargo del director titular del Teatro, José Miguel Pérez-Sierra, estuvo a la altura de la representación. Supo destacar el colorido de la brillante orquestación de Sorozábal, darle a las músicas habaneras y antillanas la gracia y el punto adecuado, cantar las ondulaciones marinas en el comienzo del tercer acto y retratar la fuerza de la galerna en la escena correspondiente. José Prieto Marugán. Fotos: Teatro de la Zarzuela.
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