Buscar este blog

sábado, 25 de abril de 2015

ZARZUELA Y APERITIVO



P. Domingo Losada y órgano del Auditorio Nacional de Música

Seb.
Buenos días, Don Hilarión, ¿qué es de su vida?

Hil.
Buen día, Don Sebastián. Pues nada de particular, como de la suya, supongo.

Seb.
Es que como no nos vemos desde hace un par de semanas…

Hil.
Cosas de la agenda, como se dice ahora.

Seb.
Me lo imagino. Y los asuntos zarzueleros, ¿qué tal?

Hil.
Pues verá usted. La zarzuela, más o menos como siempre. He visto un par de producciones más cerca de la opereta y la comedia musical, bien hechas y presentadas. Pero lo que me ha llamado mucho la atención ha sido un concierto de órgano.

Seb.
¡Pero bueno!, Don Hilarión, ¡Usted en la iglesia!

Hil.
¡Qué iglesia ni que ocho cuartos! Un concierto en el órgano del auditorio de música. ¡Un órgano laico!


Seb.
¿Así que un concierto de órgano? Pero eso no tiene que ver con la zarzuela.

Hil.
¡Como no diga usted otra cosa! Lo sé, pero no sólo de zarzuela vive el espécimen humano melómano-teatral..

Seb.
Ya, ya, pero, en usted me extraña, perdone que selo diga. Deme usted detalles.

Hil.
Allá voy. Un buen amigo me invitó a un concierto de órgano con obras sólo de Juan Sebastián Bach, ese músico alemán …, usted ya sabe. Y como a equino donado no se le periscopea el incisivo …

Seb.
¡Hombre, Don Hilarión! ¡Juan Sebastián Bach! !El padre del contrapunto! ¿Supongo que interesante?

Hil.
Bueno, sí. A mi esto de las integrales me parece un poco místico ¡qué quiere que le diga! Es como darle al músico más culto que a San Lorenzo, porque toda, pero toda la música de un señor … No sé, no sé. Puede uno terminar, no digo harto, pero ahíto, saciado, empachado, …Pero, en fin…

Seb.
Bien, bien. Y, ¿cómo resultó la experiencia?

Hil.
Pues me sorprendió, la verdad es que me sorprendió.

Seb.
¡Cuánto me alegro! A ver si ahora abre usted su intelecto a nuevos caminos musicales. Porque, como usted suele decir, hay que probarlo todo …

Hil.
… `para luego poder criticarlo. En fin, que salí más que sorprendido “choqueado”.

Seb.
¿Cómo?

Hil.
Lo que ha oído, Don Sebastián. “Cho-que-a-do”, de choque, sorpresa, golpe….

Seb.
¡Ah, ya le entiendo! ¡Quiere usted decir que sufrió un “shock”.

Hil.
Eso mismo, pero en cristiano: un choque, porque el llegar al auditorio encontré el vestíbulo abarrotado de gente, alrededor de media docena de puestos en los que podían degustar pinchitos y vinos variados, y hasta espumosos.

Seb.
¡Qué me dice! ¡Un concierto-aperitivo!

Hil.
¡Eso es! Los llaman Bach-vermú y es un ciclo que va a durar un par de temporadas.

Seb.
¡Qué barbaridad! ¡Qué modernidades! ¡Dónde vamos a llegar! Pero, ¿cómo ha reaccionado el público?

Hil.
Pues me parece que bastante bien. El auditorio estaba casi lleno.

Seb.
Es que cuando hay papeo … el personal responde. Vamos, … Se me acaba de ocurrir una idea excelente para que mejore la cuenta de resultados de su botica.

Hil.
¿Cómo, si puede saberse?

Seb.
Organice una o dos jornadas de cata de analgésicos, antiinflamatorios o antipiréticos. Piénselo: aspirinas, ibuprofenos, paracetamoles … presentados de artística manera, destacando sus colores naturales, sus sabores o sus olores peculiares… incluso puede usted sugerir algún combinado…

Déselo todo a probar al personal, de manera gratuita, sin costo alguno, y verá usted cómo vende más pastillas que una fábrica de jabones.

Y si quiere usted más todavía, cobre uno o dos euros por participar, pero –esto es muy importante– destinando lo recaudado a alguna organización solidaria, de ayuda a los necesitados… ¡No sabe usted como se activa la solidaridad cuando hay ingesta de por medio!

Hil.
¡Por Dios, Don Sebastián! ¡Qué gracioso es usted! Pero … quien sabe. Porque la verdad es que el auditorio estaba muy animado. La gente hacía cola ante los puestos, probaba caldos y viandas… Y al sonar el tercer aviso … a escuchar al señor organista.

Seb.
Se dormirían más de cuatro, porque el alcohol … a mí, por lo menos, me da sueño.

Hil.
Pues no puedo aseverarlo; un servidor, desde luego, no, porque entró a la sala abstemio completo.

Seb.
¿Y le gustó el órgano?

Hil.
Pues unas piezas si y otras no tanto.

Seb.
Es lo que tienen las integrales …

Hil.
Pero la gente aguantó.

Total, que parece que la idea funciona, porque después del señor Bach, la cosa del vermú duró otra horita larga.

Muy buena idea,… Como que estoy pensando que podría hacerse algo parecido en la Zarzuela.

Seb.
Pero el Teatro de la zarzuela no tiene el espacio deambulatorio y vestibular del Auditorio.

Hil.
Ya, ya .. Pero no pensaba en el interior, sino fuera, en la calle, a la entrada, en el atrio que hoy ocupan las motos.

Seb.
Ya entiendo. Seis u ocho puestos …

Hil.
Pero puestos de productos cásicos madrileños. Vaya usted haciéndose un croquis mental y disfrute con aromas y sabores: chocolate con churros o suizos; un puesto de café …

Seb.
De café.. tendrían que ser un par de ellos, porque en el mundo cafeteril hay una variedad: solo, con leche, moka, caracolillo, descafeinado, torrefacto, natural, achicoria …

Hil.
Café con gotas, carajillos ….

Seb.
¿Y licores?

Hil.
¡Indispensables! Aunque sólo chupitos, para que el personal no produzca electricidad espontánea, vamos que n se achispe.  Pero no puede faltar el aguardiente, la absenta, el ojén, el ajenjo …

Seb.
Y el anís, Don Hilarión, el anís. No olvide usted esa bebida blanca y dulce, néctar de dioses… Anís del Mono, Castellana, Machaquito .. y Chinchón,  Sobre todo Chinchón.

Hil.
Y qué me dice usted de lo más tradicional y castizo de los madriles: gallinejas, menudos, entresijos …

Seb.
¿Y las señoras? ¿Qué hacemos con las señoras?

Hil.
Pues … un velador de horchata, zarzaparrilla y refrescos varios.

La verdad es que la cosa podría resultar…

Seb.
Seguramente, pero … ¿podría participar todo el mundo?

Hil.
Pues claro, la zarzuela no es clasista como otras cosas.

Seb.
¿Los cantantes y músicos también?

Hil.
¡Ah, amigo mío! ¡Ahí me ha pillado usted! No deberían porque en lugar de interpretar una  zarzuela podrían elegir una melopea.

Claro, que siempre podríamos dejarles algo; digamos los excedentes, los “recortes”.

Seb.
¡Sí, si! ¡Para “recortes” están ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario