A. Viribay - C. Solís - C. Crooke (Foto: Fundación Juan March) |
Obras de Guridi, Rosillo, Guerrero, Valverde, Barrera, Serrano,
Chueca, Chapí, Moreno Torroba y Barbieri.
Carmen Solís, soprano. Carlos Crooke, tenor. Aurelio
Viribay, piano. Fundación Juan March. 16-5-2015.
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Dentro del
ciclo “Conciertos del Sábado”, de la Fundación Juan March asistí a un recital
de zarzuela en homenaje al libretista madrileño con ocasión de cumplirse en
este 2015 el 50 aniversario de su fallecimiento. Hay que decir que, además de
por el propio significado que para la zarzuela del siglo XX tiene el nombre de
Guillermo Fernández-Shaw, la Fundación March conserva todo su archivo, además
del de su padre, Carlos, y el de su hermano, Rafael. Estos importantísimos
legados con más de cinco mil documentos y unas 87.000 páginas, han sido digitalizados
y puestas al servicio de investigadores y curiosos en la página web de la
Fundación. (http://www.march.es/bibliotecas/repositorio-fernandez-shaw).
El concierto
referenciado incluía una docena de números musicales pertenecientes a nueve
zarzuelas; música de repertorio hermanada con números desconocidos para la
mayoría de los aficionados. Del homenajeado, junto a su colaborador Federico
Romero, se escucharon fragmentos de El caserío, La canción del olvido, La
chulapona y de Las delicias de Capua,
con música de Ernesto Pérez Rosillo y Las
alondras, del toledano Jacinto Guerrero, obras novedosas en estos tiempos.
Además, se interpretó un dúo de Las bravía,
texto de José López Silva y Carlos Fernández Shaw, música de Chapí, los
cuplés y el dúo de Virginio, de El bateo,
de Antonio Domínguez y Antonio Paso, con partitura de Chueca, y un dúo
desconocido de La señora capitana, escrita
por José Jackson Veyán con música de Quinito Valverde y Tomás Barrera. Cerraron
la sesión tres fragmentos de El
barberillo de Lavapiés.
El recital
contó con un guión, preparado por Carlos Crooke, que, con gracia, picardía y
oportunidad, introducía cada una de las piezas del concierto, algo que fue
aplaudido y agradecido por el público y que dio mucha vida a la velada, creando
entre artistas y asistentes una comunicación especial, un ambiente de confianza
y, casi de camaradería. Además sirvió al tenor para dar muestra de su excelente
vis cómica y hasta a su habilidad para salir de un imprevisto, con gracia y
soltura.
En lo vocal,
la soprano pacense Carmen Solís lució una voz potente y de graves poderosos,
además de una buena dicción (algo que no siempre está presente). Carlos Crooke,
por su parte, además de cantar como es debido, dio muestras de ser un
“showman”, algo que para el repertorio cómico resulta muy adecuado. Aurelio
Viribay, por su parte, al piano, fue el acompañante pendiente de cada detalle
de los solistas, mostrando durante todo el recital el conocimiento que tiene de
esta especialidad pianística.
En resumen, un
concierto interesante, entretenido y simpático; un concierto en el que Guillermo,
de haber estado presente, hubiera disfrutado esbozando una sonrisa discreta,
pero cómplice.
La sesión está
disponible en internet en esta dirección:
Vidal
Hernando.
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