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lunes, 11 de mayo de 2015

Y PAGARON SU ENTRADA!




Seb.
Buenos días, Don Hilarión.

Hil.
Buen día, Don Sebastián.

Seb.
Se ha enterado usted, supongo.

Hil.
Enterarme, ¿de qué?

Seb.
¿De qué…? ¿No sabe usted que Madrid ha sido, durante unos días, Capital Mundial de la Ópera?

Hil.
¿Ah, sí? Algo había oído, pero como soy poco operófilo. Ya sabe usted que lo mío es la zarzuela.

Seb.
¡Ay, Don Hilarión! No sea usted tan radical. Ya sé que ópera y zarzuela son cosas distintas, pero …


Hil.
No, si el problema no es la ópera ni la  zarzuela; el problema es la gente, sobre todo los que manejan esto de la cultura musical, que siguen empeñados en que una es superior a la otra … en perjuicio siempre de la misma. El problema es de los que pontifican la primacía de una sobre otra, despreciando lo que, muchas veces, no conocen.

Pero, dejemos ese tema; me da la impresión de que usted quiere habr de otra cosa.

Seb.
Cierto, sí señor. Le decía que estos días se ha celebrado en nuestra capital la Conferencia Europea de Ópera en la que han participado más de 140 teatros y festivales líricos de 35 países, para debatir sobre el futuro del género.

Hil.
¿Con que el futuro del género?

Seb.
Eso he dicho.

Hil.
Y, ¿han llegado a alguna conclusión?

Seb.
Pues, la verdad, ahora mismo no lo sé, pero supongo que nos enteraremos en los próximos días.

Hil.
Si quiere, se lo adelanto yo.

Seb.
¿Cómo?

Hil.
Hombre, es sencillo. Ya sabe usted … reunión de pastores …

Seb.
¡Ay, amigo mío! Le encuentro muy negativo y, perdóneme que se lo diga, no tiene ninguna razón. De estas reuniones siempre sale algo positivo.

Para que vea usted: casi 180 de los participantes en estas jornadas (directores de teatro, productores, gerentes, responsables artísticos, etc.) han asistido a una representación en el Teatro de la Zarzuela.


Hil.
¿En la Zarzuela?

Seb.
Sí señor, en el Teatro de la calle de Jovellanos, como dicen algunos comentaristas. Y han visto una zarzuela.

Hil.
¿Una zarzuela? ¿Cuál?

Seb.
La Clementina, de Don Ramón de la Cruz y Luigi Boccherini.

Hil.
¡Ah, la Clementina! ¡Qué suerte la de Boccherini … para la única zarzuela que escribió…

Seb.
No sea usted tan, tan … Lo importante es que toda esa gente, gente muy importante relacionada con el mundo del teatro, han tenido oportunidad de ver, quizá por primera vez en su vida, una zarzuela. Ahora podrán juzgar por sí mismos. Y es posible que algunos muestren interés por ahondar en nuestro género lírico.

Hil.
Eso ya lo veremos. Habrán ido por compromiso, y, como suele ocurrir en estos casos, invitados. Así cualquiera …

Seb.
Pues no. Se equivoca. Sabía que iba a salir usted por peteneras, pero esta vez, ni el flamenco, ni el canto llano, le sirven. Se ha deslizado usted por la superficie sólida del agua cuando está a menos de cero grados, es decir, “ha dado usted un patinazo! Escuche: Esos señores han pagado cada uno su entrada, de su bolsillo.

Hil.
¿Que han pagado su entrada? ¿Y de su bolsillo?

Seb.
Lo que ha oído

Hil.
¡Me deja usted de rocalla!

Seb.
Pues, licúese, un poco, no sea que le pongan en su casa de adorno.

Hil.
¿Qué me licúe? ¡Me derrito!.


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