Los flamencos,
(Sainete
en dos actos de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, música de Amadeo
Vives). S. Puértolas. A. Font. C.P. Romero. E. Ferrer. F. Sánchez. F.J. Pardo. La buena ventura. (Zarzuela en un acto
de Carlos Fernández Shaw y Luis López Ballesteros. Música de Amadeo Vives). S.
Cordón. M. Rodríguez. A. Font. S. Büyukedes. F. Sánchez. Dramaturgia escénica:
Javier de Dios. Iluminación: David J. Díaz. Coro del Teatro de la Zarzuela (Dtor.:
A. Fauró). Dirección musical: Cristóbal Soler.
La edición
2015 del tradicional Concierto de Navidad de la Zarzuela, ha estado dedicada a
homenajear a dos grandes libretistas: Carlos Fernández Shaw y su hijo Guillermo
Fernández-Shaw, con motivo de cumplirse este año sendas efemérides de ambos. El
homenaje ha consistido en la programación de las zarzuelas anotadas en el
título, en forma de concierto dramatizado. De esta manera, hemos podido
escuchar dos obras prácticamente desconocidas; dos obras que han puesto de
manifiesto –como tantas veces– la calidad de nuestro patrimonio zarzuelero.
Porque la música de Vives es excelente, especialmente en La buena ventura, y los textos son teatralmente válidos, pues
cumplen la intención y el destino con que fueron escritos.
Es una lástima
que no hayamos podido ver escenificadas estas entretenidas obras; la
presentación sin decorado, la presencia estática del magnífico coro y el
vestuario uniforme de los personajes masculinos produce una cierta frialdad en
el auditorio. El tema del vestuario, por ejemplo, no ayuda a identificar a los
personajes, y los espectadores alejados de la escena, pueden tener dificultades
en reconocer quién es quien en algún momento. Hay que añadir, además, que la
falta de caracterización puede dar lugar a situaciones extrañas, como por
ejemplo, que el Cuervo (abuelo de Preciosilla) en La buena ventura resulte de edad muy similar a la de su nieta.
A favor de
esta forma de presentar las zarzuelas hay que decir que la dramatización,
desarrollada por las actrices Teresa Calo y María José Sarrate, tanto en
funciones narrativas como dando cuerpo a algún diálogo del libreto, ayuda, en
general, a comprender la historia que se narra. Faltó, y se echó mucho de
menos, la proyección de los textos de las partes cantadas, porque,
desgraciadamente, a algunos cantantes no se les entiende muy bien.
La ejecución
musical resultó muy adecuada. Comenzaré por el coro, que cantó con gusto
exquisito, con muestra de control dinámico y empaste. Merecen ser felicitados
tanto los cantantes como su director. Cristóbal Soler, llevó la orquesta con eficacia,
destacando el brillante colorido de una partitura como La buena ventura cuyas referencias al folclore murciano y el
elaborado Dúo de Preciosilla y Don Juan merecen ser destacados.
En general los
protagonistas cumplieron bien su cometido, que no presentaba excesivas
dificultades técnicas, salvedad hecha de algunos problemas de dicción en las
voces femeninas. Sabina Puértolas, junto con Amelia Font y Carmen Paula Romero
(componente del Coro) protagonizaron Los
flamencos; Susana Cordón, María Rodríguez dieron vida a los personajes
principales de La buena ventura, junto
con Amelia Font, única voz femenina en ambos repartos. Enrique Ferrer fue el
protagonista de Los flamencos, junto
a Francisco José Pardo (miembro del Coro) y Francisco Sánchez que también
intervino en La buena ventura. Llamó
la atención que el personaje de Don Juan de La
buena ventura fuera interpretado por una mujer, concretamente la soprano
turca Simge Büyukedes; hay que recordar que ya en el estreno de la obra se dio
esta circunstancia, siendo entonces la popularísima Isabel Brú quien personificó
al enamorado de Preciosilla.
A pesar de los
inconvenientes anotados, resultó muy gratificante conocer estas dos estupendas
partituras. El público aplaudió sin reservas como prueba de su interés, lo que
puede considerarse un dato a tener en cuenta para pensar en posibles y futuras
escenificaciones.
La sesión
concluyó con un “fin de fiesta” que nos ofreció una muestra de villancicos
tradicionales, en magníficos arreglos, la vibrante y patriótica “Marcha” de Cádiz, de Chueca, y el revisteril “Tomar
la vida en serio”, de Luna de miel en El
Cairo, del maestro Alonso, que Cristóbal Soler hizo cantar a todo el teatro
puesto en pie.
Vidal
Hernando.
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