La guerra de los gigantes (T. Zarzuela, 2016) |
La guerra de los gigantes (Ópera escénica en un acto. Texto anónimo. Música
de Sebastián Durón). C. Alunno. M. Arcuri. G. Bridelli. M. Flores. L.
Martín-Carton.
El imposible mayor en amor, lo vence Amor (Zarzuela en dos jornadas de Francisco
Bances Candamo y José de Cañizares. Música de Sebastián Durón). V. Genaux. B.
Díaz. M.J. Moreno. J. Galán. L. Martín-Cartón. J. Ibarz. Y. Baglietto. C. del
Valle. M.A. Blanco. P.Vázquez. J.L. Alcedo. D. Tenreiro. Dirección de escena: Gstavo
Tambascio. Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda. Vestuario: Jesús Ruiz.
Iluminación: Juan Gómez-Cornejo ((AAI). Asesora de verso: Karmele Aranburu.
Maestro de armas´: Álex G. Robles. Danza barroca: Jaime Puente. Movimiento
escénico: Yolanda Granado. Capella Mediterránea. Coro del Teatro de la Zarzuela
(Dtor. Antonio Fauró). Director musical: Leonardo García Alarcón. Teatro de la Zarzuela, 18-3-2016.
Tres horas de
música, más un generoso descanso, resultan hoy un espectáculo largo, lo cual quizá
justifique la desconsiderada deserción de varios espectadores en medio de la
representación. Quizá con una sólo de las dos obras elegidas, hubiera sido
suficiente para rendir homenaje a uno de nuestros más grandes compositores del
Barroco.
Las dos
partituras elegidas fueron presentadas con muy distintas concepciones. La
primera, La guerra de los gigantes, traslada
la acción a una gran empresa dedicada a la industria pesada y dirigida
únicamente por mujeres y mezcla el texto cantado del siglo XVIII con texto
actual que nada tiene que ver con la obra original. No estoy muy seguro de que
el público que no tuviera conocimiento previo del argumento de la obra antigua,
haya comprendido muy bien lo que ocurre en escena. Sigo pensando que estas
actualizaciones no son necesarias, aunque se justifique argumentando que el
original no tiene suficiente entidad dramatúrgica. En fin, este es un tema
recurrente, en el que hay quien se alinea en un lado o en el otro, y en el que lo
primero que deberíamos tener claro es que una cosa es el espectáculo (que puede
encantar, naturalmente) y otra que ese espectáculo responda al texto y música
originales. Lo dejaremos ahí.
Asistir a la
representación de una obra lírica barroca es hoy un ejercicio difícil para el
espectador no habituado. A la dificultades habituales, hay que añadir la
complejidad de entender un texto escrito en un idioma distinto del que hoy
hablamos: palabras desusados, giros gramaticales desaparecidos de nuestro
idioma actual, estructuras gramaticales forzadas por la versificación, a veces
enrevesada, nombres de personajes que hacen difícil la identificación con el
actor o cantante … hacen muy complicado comprender lo que la palabra quiere
transmitir. Si, además, el tipo de música y, sobre todo, lo que se ve en el
escenario no ayuda (¿qué pintan unos ninjas, o armas de fuego, o la misma
televisión, en una historia de estética barroca que narra una peripecia
mitológica?), el espectador se desconecta y se pierde. Creo que no fueron pocos
los que pasaron por esta experiencia; alguno no debió querer repetir y se marchó
en el intermedio.
El imposible mayor en amor, lo vence Amor (T. Zarzuela, 2016) |
El imposible mayor en amor, le vence Amor, fue
representado como debió verlo el público del teatro de la Cruz de 1710, aunque
con mejores medios técnicos. Desde luego, la idea que nos han transmitidos
musicólogos e historiadores, es, a mi entender, la que se expuso. Decorados
pintados, pero grandiosos, movimientos lentos y solemnes, muy teatralizados,
Quienes resistieron hasta el final mostraron con sus aplausos que esta manera
de contar una historia les gustó más que la otra; a pesar de lo avanzado e inhabitual
de la hora, casi las doce de la noche,aplaudieron más al Imposible que a los Gigantes.
Vayamos ahora a
la interpretación. Las cuatro mujeres protagonistas de La guerra, Cristina Alunno, Mercedes Arcuri, Giuseppina Bridello y
Mariana Flores, excelentes, dominando las dificultades propias del estilo,
sobre todo las complicadas vocalizaciones. Junto a ellas Lucía Martín-Cardón,
que hizo el añadido rol de la Novia. En el reparto de El imposible destacaron la voz cálida de Vivica Genaux, y la pícara
interpretación de Lucía Martín-Cartón, como Siringa, papel cómico al que dio
réplica de gracioso Javier Galán, en el rol de Selvajio. Mención especial merecen quienes defendieron
los papeles no líricos: Javier Ibarz (Acrisio), Ylenia Baglieto (Danae), Carmen
del Valle (Filida), Miguel Ángel Blanco (Polidectes), Pablo Vázquez
(Lisidante), José Luis Alcedo (Celauro) y David Tenreiro (Tritón); todos dieron
muestra de dominar el difícil arte del recitado (sobre todo con textos tan complejos)
y potenciar la fuerza de las palabras con la entonación, acentos e inflexiones
de su interpretación. Un gran trabajo al que, sin duda, no ha sido ajeno el
asesoramiento de Karmele Aranburu.
El
acompañamiento instrumental de la Cappella Mediterranea, a las órdenes de
Leonardo García Alarcón, puso de manifiesto la extraordinaria riqueza de la
música de Durón. Vigor, energía, dinamismo y colorido fueron puestos de
manifiesto en un trabajo que me satisfizo.
Por último, un aplauso destacado para Jesús Ruiz,
responsable del vestuario. Tanto en la obra “moderna” como en la “de época”, ha
diseñado modelos llamativos, espectaculares y llenos de colorido que llamaron
la atención y se ganaron el aplauso.
Vidal
Hernando
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