Susana Cordón en "EL Pelele" (F. Juan March) |
El pelele. (Tonadilla a solo, de Cipriano Rivas Cherif. Música de Julio Gómez). S.
Cordón.
Mavra. (Ópera cómica en un acto, de Boris Kojnó. Música de Igor Stravisnky).
S. Cordón. M. Makhmoutova. A. Moroz. J.M. Montero. Movimiento escénico y baile:
R. Rivero. Vestuario: G Salaverri. Iluminación: T. Muñoz y F. Lázaro. Máscaras
y pelele: Th Root Puppets. Dirección de escena: Tomás Muñoz. Dirección musical
y piano: Roberto Balistreri. Auditorio de la Fundación Juan March, 4 de abril
de 2016.
Dos obras
prácticamente contemporáneas forman una nueva entrega, en coproducción con la
Fundación Juan March, del programa pedagógico del Teatro de la Zarzuela de esta
temporada 2015-16: El pelele, de 1925
y Mavra, de 1922. Ambas obras presentan
evidentes basamentos en músicas de raigambre popular, aunque presentados con
estéticas diferentes (la primera recuerda el siglo XVIII y la segunda la
modernidad de XX). Las dos tienen una temática parecida: la búsqueda de un amor
deseado; en El pelele, Cayetana la
protagonista, lo encuentra en un muñeco que ella misma fabrica; en Mavra, es el ingenio –y un inocente
engaño (convertir a su novio en criada)– el camino por el que Parasha intentará
alcanzar su objetivo. Una y otra se han ofrecido en versión de canto y piano.
Con estos
mimbres, Tomás Muñoz ha montado un espectáculo dinámico y entretenido, que ha
interesado y divertido a los jóvenes espectadores (la reseñada corresponde a
una de las funciones para escolares). Muchos de estos espectadores asistían,
seguramente, por primera vez a un espectáculo de esta naturaleza y hay que
destacar su comportamiento y su “integración” (no sé si es el término más
adecuado) en el espectáculo. Es, sin duda, el resultado de todo el trabajo de
orden pedagógico que se hace con ellos antes (y espero que después) de llegar
al teatro. Este es el camino para crear y renovar el público.
Susana Cordon,
soprano palmesana de origen, aunque educada inicialmente en Alicante, fue la
protagonista de ambas obras. De amplio registro, lleno y redondo en los graves,
dio vida a una Cayetana alegre y decidida y a la pícara Parasha que introduce a
su novio en casa disfrazado de criada. Sacó adelante con eficacia y musicalidad
sus dos papeles que no la dejan ni un momento de respiro El madrileño José Manuel Montero fie Vasili,
el militar enamorado de Parasha; sacó adelante su papel, con solvencia y
mostrando sobras de recursos; quizá por el tamaño de la sala debería haber
suavizado ligeramente la potencia de su voz. La rusa Marina Markhmoutova y la
ucraniana Anna Moroz, fueron la madre y Petrovna, vecina de Parasha, respectivamente;
cumplieron sin fisura sus cometidos y coadyuvaron a dar solidez interpretativa
al conjunto, que contó con el excelente acompañamiento pianístico de
Roberto Balistreri.
Al final de la
representación hubo un pequeño coloquio con alguno de los intérpretes y con el
director de Escena en el que los jóvenes asistentes les hicieron pregustas de
todas clases; es una buena idea, una manera de acercarse al público, a un
público que, en muchos casos, empieza en esto de la ópera y la música clásica.
Vidal
Hernando
No hay comentarios:
Publicar un comentario