Pensamientos
de un barbero.
El
término “optimizar” es definido por el Diccionario de la Real Academia como “buscar
la mejor manera de realizar una actividad”, y se ha introducido en nuestra vida
empresarial, y aún cotidiana, con fuerza. En las empresas todo ha de ser “optimizado” y parece que las ventajas de este proceso son
tan interesantes que de las fábricas ha pasado a otros mundos, donde su
eficacia es más que discutible.
Lean
ustedes el “informe“ realizado por un “figura” tras asistir a un concierto en
el Royal Festival Hall de Londres. Aunque no recuerdo cómo llegó a mis manos,
lo conservo desde hace 22 años porque, a mu modesto juicio, es magnífico. Tiene
que ver con la forme de mejorar el
rendimiento de la productividad de una orquesta.
Para
conseguirlo en “visionario” propone estos diez puntos:
1 – Los cuatro oboes permanecen largo tiempo
sin intervenir. Sería lógico reducir su número y escalonar su intervención a lo
largo de la pieza para eliminar las puntas de actividad.
2 – Los 12 primeros violines tocan al unísono,
es decir notas idénticas: se podría reducir considerablemente su número y
utilizar amplificación electrónica cuando se requiera una fuerte intensidad.
3 – El coeficiente de utilización del triángulo
es extremadamente bajo. Convendría utilizar más ampliamente este instrumento e
incluso poner varios. Dado que su precio de compra es extremadamente bajo, la
inversión resultaría muy rentable.
4 – Tocar las fusas requiere un esfuerzo
considerable y representa una complicación inútil. Se sugiere que todas las
notas se redondeen a la semicorchea más próxima. De esta forma será posible
recurrir en mayor medida a músicos menos cualificados.
5 – Se observa que un mismo pasaje se repite
con demasiada frecuencia, Estas repeticiones pueden reducirse
considerablemente. Por otro lado, es del todo inútil hacer que los instrumentos
de viento toquen un tema que ya ha sido interpretado por las cuerdas. Se puede
estimar que si se eliminasen todas las redundancias, un concierto de 2 horas
cabría en 20 minutos, lo que reduciría los gastos generales, además de la
necesidad de un entreacto.
6 – La sustitución del piano de cola por un
piano vertical, que ocupa mucho menos espacio, permitiría utilizar más racionalmente
la zona de almacenamiento de los instrumentos.
7 – Las técnicas de ejecución, que parecen no
haber evolucionado desde hace siglos, sin ningún avance en la ergonomía,
merecerían un estudio en profundidad. Se observa, por ejemplo, que el pianista,
para interpretar su partitura, necesita de ambas manos y además toca con los
dos pies, que activan unos pedales. A pesar de ello, tiene serias dificultades
con determinadas notas, Es probable que una nueva concepción del teclado que
pusiera al alcance inmediato de su mano las teclas más frecuentemente
utilizadas, podría mejorar lascondiciones de trabajo del intérprete.
8-A muchos otros ejecutantes, una de las manos
les sirve casi exclusivamente para sostener el instrumento; si se emplease un
soporte, la mano ociosa quedaría disponible para realizar otra actividad.
9 – Cabe señalar también el excesivo esfuerzo
que, de vez en cuando, deben hacer los instrumentos de viento, cuando el empleo
de un compresor podría proporcional el aire necesario de una forma adecuada.
10 – La obsolescencia de los instrumentos es un
punto que merece también ser examinado: el programa anunciaba que el
instrumento del primer violinista tenía más de 100 años. Si se hubiera aplicado
correctamente el baremo de amortización, se habría constatado que el valor de
este instrumento era ciertamente nulo y se hubiera podido pensar en la compra
de un instrumento moderno.
No tengo
constancia de que ninguna orquesta haya hecho caso de estas propuestas, lo que
me lleva a pensar que, a lo peor, estos conjuntos no tienen interés en mejorar,
en optimizar su rendimiento, en ponerse al día con las nuevas tendencias de los
procesos creativos. En cierto modo, es creíble esta inmovilidad de las
orquestas; al fin y al cabo, siguen tocando las sinfonías de Mozart o
Beethoven, que ya tienen sus años.
Lamparilla
(Todo esto es consecuencia de que no sólo
de zarzuelerías vive el hombre).
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