Entre los pasados 30 de septiembre y 2 de
octubre se han celebrado en Cuenca las IV Jornadas de Zarzuela, tituladas
genéricamente “Jacinto Guerrero. Amores y amoríos” y dedicadas a glosar
básicamente la figura del compositor toledano.
Durante estos días hemos asistido a 10 apretadas sesiones de
conferencias, 3 conciertos, 3 exposiciones y una serie de actividades incluidas
dentro de un apartado nominado como “Zarzuela para tod@s”.
Los
encuentros.
Además de la presentación del libro de
las Jornadas de 2015, por Antonio Gallego y Alberto González Lapuente (director
de las Jornadas), se han ofrecido una decena de conferencias que han tratado,
con mejor o menor fortuna, muy diversos temas; algunos de ellos sólo tocaban
ligeramente la figura de Guerrero que era el eje de estas sesiones. Destacaría
las de Jon Zabala (“Algunos apuntes sobre la relación del maestro Guerrero con
el cine”), interesante y entretenida; la de Miguel Verdú (“Del Apolo al
Coliseum. Arquitectura teatral en la Gran Vía de Madrid”), aproximación a la
historia de los teatros de esta calle madrileña; la de Fernando Delgado (“Don
Nicanor en el Paralelo. Contexto y recepción en el estreno barcelonés de El sobre verde”); la de Enrique Mejías
(“La fama de Guerrero, el autor de música frente al papel pautado”) y la de
Javier Suárez-Pajares (“Detrás de las tijeras: censuras y censores en el teatro
musical de la posguerra”). Menos interés tuvieron para mí las charlas de Pedro
Villora (“Un dramaturgo musical del siglo XXI”), la de Rubén Gutiérrez del
Castillo (“La industria musical en los felices veinte”), menos económica de lo
que esperaba, y la de Jorge Lozano (“La “garçonne” y lo chic, un problema de
traducción semiótica”), que trató de la influencia de las modas en las
zarzuelas de la época de Guerrero. No pude asistir a dos charlas: la de Iván
Iglesias (“El jazz en el imaginario del teatro musical español”) y la de
Alberto Mira (“Cupletistas, “torch singers” y “soubrettes”: mujer y teatro
musical en los años veinte”), por lo que no puedo emitir opinión alguna.
Conciertos
y representaciones.
El programa de conciertos ofreció tres sesiones.
La primera, bajo el título de “Guerrero Contemporáneo” ofreció una decena de
obras para piano escritas por autores españoles con motivo del 25 aniversario
de la Fundación Guerrero, que se cumplió en 2007. Se pudieron escuchar: partituras
de Raquel Rodríguez Fernández (Improvisaciones
sobre temas de Jacinto Guerrero), Tomás Marco (Quodlibet, sobre dos fragmentos de Jacinto Guerrero). Alicia Díaz
de la Fuente (Homenaje), Miguel del
Barco (Glosando al maestro Guerrero),
Antón García Abril (Variaciones líricas
sobre un tema de “La montería”), Daniel Roca Arencibia (Reflexiones sobre un motivo de Jacinto
Guerrero), Francisco Novel Sámano (Variaciones
libres), José María Sánchez Verdú (Estudio
núm. 2), Luis de Pablo (Caricatura
amistosa) y Pilar Jurado (De campanas
y rosas). Hay que destacar la formidable actuación del pianista Jorge
Robaina, que puso en pie sesenta minutos de música difícil, compleja tanto en
lo técnico como en lo expresivo y, sobre todo, muy distinta entre cada una de
las piezas. Robaina hizo una verdadera demostración de capacidad para exponer
músicas de muy diferente origen, alguna de las cuales me sorprendió muy
gratamente. La sesión fue grabada por RNE y será editada en soporte
discográfico; entonces habrá ocasión de volver a escuchar un magnífico
concierto.
La estrella de las Jornadas era la puesta
en escena de El sobre verde, sainete
con gotas de revista en dos actos, escrito por Enrique Parada y Joaquín Jiménez
con música del maestro Guerrero, que se estrenó en el Teatro Victoria de
Barcelona en 1927 y que se convirtió en un éxito multitudinario, uno de los
grandes éxitos del compositor toledano. Se trata de una obra muy entretenida
cuyo primer acto (el sainete) está lleno de gags de impacto directo en el
público; el segundo acto (la revista) tiene, a mi juicio, menos entidad
literaria, y el ambiente en que se desarrolla no inspiró tanto a los
libretistas.
En la versión ofrecida se ha sustituido
la orquesta pedida por Guerrero por una grupo de jazz; de la traslación de ha
encargado Nacho de Paz. Aunque es difícil juzgar por una única audición, la
verdad es que la sonoridad de este grupo instrumental no me pareció la adecuada
para una obra como El sobre verde; demasiada
potencia de los metales y en algunos momentos en la percusión y eché de menos
la cuerda. Como la representación va a ser editada en DVD, quizá haya ocasión
de escucharla con más detenimiento y descubrir las virtudes que pueda tener un
cambio como este.
El
sobre verde fue muy bien interpretado en el papel
estelar (Nicanor) por Jacobo Dicenta, al que acompañaron José Luis Alcobendas
(Simeón) y Lola Casariego, Gerardo Bullón, Carolina Moncada, Balbino Lacosta,
Laura Plano, Ana Cristina Marco, Soledad Vidal y Sagrario Salamanca, dando vida
a distintos personajes. Todos ellos se aplicaron con entusiasmo y nos consta
que han trabajado mucho para conseguir una representación de verdadera calidad.
Aunque la obra se interpretó sin interrupción (caso dos horas de función)
interesó al público que aplaudió con intensidad.
La escenografía, responsabilidad de Anna
Tusell, sencilla, pero funciona bien; el vestuario de Arantxa Ezquerra, la
iluminación de Nicolás Fichtel, el vestuario de Arantxa Ezquerro y la
coreografía de Cistina Guadaño, respondieron a las concepciones clásicas de
estas obras. Alberto Castrillo-Ferrer, como director de escena, dio movilidad y
agilidad a la zarzuela y Nacho de Paz, al frente del conjunto instrumental
acompañó con sumo cuidado; estuvo atento a todos los detalles y, quizá, se
excedió en intensidad en algún momento.
El tercer concierto, bajo el título de
“Guerrero popular”, fue protagonizado por la Banda Municipal de Música de
Cuenca, bajo la dirección de Juan Carlos Aguilar con la colaboración de los
actores Rafa Núñez y Patricia González. El lugar elegido fue el exterior del
auditorio en el que se pudo degustar un aperitivo. La banda interpretó una docena
de fragmentos, la mayoría desconocidos, del maestro Guerrero que no pudieron
ser disfrutados porque el ambiente no es el adecuado para escuchar música:
gentes charlando, niños corriendo, movimiento de las personas de un lugar a
otro … en fin. Aunque se que las bandas tocan al aire libre y en similares
circunstancias, no me parece la situación más adecuada para disfrutar de la
música.
Otras
actividades.
Además de este apretado programa, las
Jornadas ofrecieron otros espectáculos dedicados al público en general, a los
que no pude asistir por celebrarse simultáneamente a las conferencia de los
encuentros. No obstante debo dar cuenta de ellos: “Encantos de mujer”, un
espectáculo que refleja la vida de tres mujeres inmersas en el papel de otras
zarzuelas”; “Cervantes tiene un sueño”, viaje del escritor por las obras de
Jacinto Guerrero, espectáculo para niños de Zarzuguiñol; proyección de El sapo enamorado y El corregidor y la molinera, las funciones ofrecidas en las
Jornadas de 2015;.
Hubo, además, tres exposiciones: “La
fortuna viaja en sobre verde”, relacionada con esta simpática obra; “El
escenario del pudor”, alrededor de las actuaciones de la censura, y “ Un
ritual, una procesión: Encontrando La
rosa del azafrán”, expresión de la obra a base de dibujos. No faltó el
concurso de dibujos entre los más pequeños y hubo también otras actividades en
la Escuela Musical de Música y Artes Escénicas Ismael Martínez Marín, la
Biblioteca Pública del Estado en Cuenca Fermín Caballero y el Museo de Cuenca.
En resumen, un festival zarzuelero denso,
cargado de actividades para expertos, aficionados y público en general, que
está colocando a Cuenca en el panorama nacional de la zarzuela en un lugar
destacado.
Vidal
Hernando
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