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sábado, 15 de octubre de 2016

LAS GOLONDRINAS. INAUGURACIÓN DE LA TEMPORADA.


(Foto. T. Zarzuela)

Las golondrinas. (Drama lírico en tres actos, de  Gregorio Martínez Sierra y María de la O. Lejárraga. Música de José María Usandizaga.). C. Romeu. N.F. Herrera. R. Esteves. Escenografía: William Orlandi. Iluminación: Vinicio Cheli.Vestuario: Jesús Ruiz. Movimiento coreográfico y ayudante de dirección: Barbara Staffolani. Director de escena. Giancarlo del Monaco. Coro del Teatro de la zarzuela (Dtor.: Antonio Fauró). Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Óliver Díaz. Teatro de la Zarzuela, de Madrid, 13 de octubre de 12016.

La primera de las temporadas diseñadas por Daniel Bianco, el nuevo director del Teatro de la Zarzuela, no puede haber comenzado con mejor pie. La presentación de Las golondrinas, magníficamente expuesta por cantantes, coro, orquesta y el resto de elementos que hacen funcionar una función, ha sido un grandísimo éxito aplaudido por los espectadores que, en la función reseñada, la escucharon con un silencio infrecuente, quizá sobrecogidos por la tensión dramática que emanaba del escenario.

Las golondrinas fue primero zarzuela y luego ópera; esta última es la versión que se nos ha ofrecido. No sé si tiene sentido volver a la vieja discusión de si el teatro de Jovellanos debe dedicarse sólo a la zarzuela y dejar que sea el de la Plaza de Oriente el que se ocupe de la ópera; creo que no. Quizá en este mismo blog se aborde algún día el tema. Hoy nos quedamos en que el espectáculo ofrecido fue excelente.


Las golondrinas es un drama en tres actos, aunque no sé si le convendría mejor el calificativo de tragedia, que gira alrededor de un conflicto de amores y celos. Giancarlo del Monaco, responsable de la escena, ha planteado la obra en un ambiente grisáceo, casi de blanco y negro, aunque con algún guiño al cine mudo y un poco de color en la escenas circenses, que centra la atención en el puro problema que se representa. A esa tensión contribuye una escena simple, sin elementos que distorsionen el ambiente y con un movimiento de los actores principales escueto y desnudo. Los intérpretes secundarios, los artistas del circo, forman un entorno que enmarca la historia y que pese a su movimiento y sus ejercicios, no quita fuerza a la trama principal. Todo el conjunto busca generar y mantener la tensión dramática de una obra de primer nivel dramático.

La interpretación que he tenido ocasión de contemplar ha sido modélica.  Obra de sólo tres personajes principales requiere de ellos un gran esfuerzo. La soprano valenciana Carmen Romeu dio vida a Lina, cantando con una calidad indiscutible; potencia y delicadeza en la expresión; capacidad para alcanzar algunos agudos muy exigentes, musicalidad en el discurso … y todo al servicio de una expresión actoral impresionante. Nancy Fabiola Herrera, mezzosoprano de sobrado y contrastado prestigio, dio vida a Cecilia, la orgullosa artista que terminará siendo víctima del irresponsable comportamiento de Puck. Sus intervenciones fueron de primer nivel sobre todo en el primer acto, en el que tiene más presencia. El barítono hispano-brasileño Rodrigo Esteves, fue el protagonista masculino; además de su presencia física, muy adecuada para un personaje dominador y un punto violento, cantó con fuerza y dramatismo concentrado, especialmente el célebre “Se reía, se reía” del tercer acto. Su voz es poderosa, timbrada, potente en los registros extremos y modelada en la expresión. Los tres recibieron un gran aplauso en su salida individual al finalizar la representación.
 
(Foto. T. Zarzuela)
En coro del teatro, que no tiene demasiada presencia, cantó con empaste y hasta elegancia. No se ha descuidado su preparación aunque su papel es poco menos que testimonial salvo en el “Coro de la feria” al final del primer acto.

La orquesta merece párrafo aparte. Ha sonado con delicadeza, sin el volumen de otras ocasiones, ayudando a los cantantes, dando muestra de los numerosos detalles de una instrumentación rica y hasta colorista en algunos momentos.  Óliver Díaz, director titular de la casa, ha hecho un trabajo magnífico, siempre atento a los detalles y controlando la calidad del sonido. Mi felicitación por el trabajo realizado.

En resumen, destacaría el ambiente general, la teatralidad de canto y gesto derrochados por los protagonistas. Se advierte un gran trabajo preparatorio y, estoy seguro, una satisfacción de los intérpretes por la labor bien hecha.

Como se deduce de lo escrito, Las golondrinas ha sido un excelente inicio de temporada. Seguro que esta representación quedará  en la memoria de muchos espectadores que mantuvieron un silencio y una atención no siempre presentes en la Zarzuela. Incluso durante el preludio del tercer acto que es un magnífico fragmento sinfónico. Al final aplaudió con fuerza, aunque yo esperaba más. No sé si sería por la hora; a veces pienso que el público ha caído en un tipo de aplauso que va sólo un poco más allá de la mera cortesía;  no estaría de más recuperar un poquito mas de calor.

Un castizo diría, “ahí queda eso”. Yo sólo expreso un deseo: ¿para cuando el dvd?

Vidal Hernando

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