(Foto. T. Zarzuela) |
Las golondrinas. (Drama lírico en tres actos, de Gregorio Martínez Sierra y María de la O.
Lejárraga. Música de José María Usandizaga.). C. Romeu. N.F. Herrera. R.
Esteves. Escenografía: William Orlandi. Iluminación: Vinicio Cheli.Vestuario:
Jesús Ruiz. Movimiento coreográfico y ayudante de dirección: Barbara
Staffolani. Director de escena. Giancarlo del Monaco. Coro del Teatro de la
zarzuela (Dtor.: Antonio Fauró). Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director
musical: Óliver Díaz. Teatro de la Zarzuela, de Madrid, 13 de octubre de 12016.
La primera de
las temporadas diseñadas por Daniel Bianco, el nuevo director del Teatro de la
Zarzuela, no puede haber comenzado con mejor pie. La presentación de Las golondrinas, magníficamente expuesta
por cantantes, coro, orquesta y el resto de elementos que hacen funcionar una
función, ha sido un grandísimo éxito aplaudido por los espectadores que, en la
función reseñada, la escucharon con un silencio infrecuente, quizá sobrecogidos
por la tensión dramática que emanaba del escenario.
Las golondrinas fue primero zarzuela y luego ópera; esta última es la
versión que se nos ha ofrecido. No sé si tiene sentido volver a la vieja
discusión de si el teatro de Jovellanos debe dedicarse sólo a la zarzuela y
dejar que sea el de la Plaza de Oriente el que se ocupe de la ópera; creo que
no. Quizá en este mismo blog se aborde algún día el tema. Hoy nos quedamos en
que el espectáculo ofrecido fue excelente.
Las golondrinas es un drama en tres actos, aunque no sé si le
convendría mejor el calificativo de tragedia, que gira alrededor de un
conflicto de amores y celos. Giancarlo del Monaco, responsable de la escena, ha
planteado la obra en un ambiente grisáceo, casi de blanco y negro, aunque con
algún guiño al cine mudo y un poco de color en la escenas circenses, que centra
la atención en el puro problema que se representa. A esa tensión contribuye una
escena simple, sin elementos que distorsionen el ambiente y con un movimiento
de los actores principales escueto y desnudo. Los intérpretes secundarios, los
artistas del circo, forman un entorno que enmarca la historia y que pese a su
movimiento y sus ejercicios, no quita fuerza a la trama principal. Todo el
conjunto busca generar y mantener la tensión dramática de una obra de primer
nivel dramático.
La interpretación que he
tenido ocasión de contemplar ha sido modélica.
Obra de sólo tres personajes principales requiere de ellos un gran
esfuerzo. La soprano valenciana Carmen Romeu dio vida a Lina, cantando con una
calidad indiscutible; potencia y delicadeza en la expresión; capacidad para
alcanzar algunos agudos muy exigentes, musicalidad en el discurso … y todo al
servicio de una expresión actoral impresionante. Nancy Fabiola Herrera, mezzosoprano
de sobrado y contrastado prestigio, dio vida a Cecilia, la orgullosa artista
que terminará siendo víctima del irresponsable comportamiento de Puck. Sus
intervenciones fueron de primer nivel sobre todo en el primer acto, en el que
tiene más presencia. El barítono hispano-brasileño Rodrigo Esteves, fue el
protagonista masculino; además de su presencia física, muy adecuada para un
personaje dominador y un punto violento, cantó con fuerza y dramatismo
concentrado, especialmente el célebre “Se reía, se reía” del tercer acto. Su
voz es poderosa, timbrada, potente en los registros extremos y modelada en la
expresión. Los tres recibieron un gran aplauso en su salida individual al
finalizar la representación.
En coro del teatro, que
no tiene demasiada presencia, cantó con empaste y hasta elegancia. No se ha
descuidado su preparación aunque su papel es poco menos que testimonial salvo
en el “Coro de la feria” al final del primer acto.
La orquesta merece
párrafo aparte. Ha sonado con delicadeza, sin el volumen de otras ocasiones,
ayudando a los cantantes, dando muestra de los numerosos detalles de una
instrumentación rica y hasta colorista en algunos momentos. Óliver Díaz, director titular de la casa, ha
hecho un trabajo magnífico, siempre atento a los detalles y controlando la
calidad del sonido. Mi felicitación por el trabajo realizado.
En resumen, destacaría
el ambiente general, la teatralidad de canto y gesto derrochados por los
protagonistas. Se advierte un gran trabajo preparatorio y, estoy seguro, una
satisfacción de los intérpretes por la labor bien hecha.
Como se deduce de lo
escrito, Las golondrinas ha sido un
excelente inicio de temporada. Seguro que esta representación quedará en la memoria de muchos espectadores que
mantuvieron un silencio y una atención no siempre presentes en la Zarzuela.
Incluso durante el preludio del tercer acto que es un magnífico fragmento
sinfónico. Al final aplaudió con fuerza, aunque yo esperaba más. No sé si sería
por la hora; a veces pienso que el público ha caído en un tipo de aplauso que
va sólo un poco más allá de la mera cortesía;
no estaría de más recuperar un poquito mas de calor.
Un castizo diría, “ahí
queda eso”. Yo sólo expreso un deseo: ¿para cuando el dvd?
Vidal
Hernando
No hay comentarios:
Publicar un comentario