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sábado, 17 de marzo de 2018

Sorozábal - Música de danza.


Pablo Sorozábal. Los 5 ballets.
Orquesta de Córdoba. Director: José Luis Temes. Cezane. CZ045. CD.

Una novedad discográfica de la música española, desconocida para la mayoría de los aficionados, acaba de editarse. Son las cinco obras que Sorozábal compuso para la danza. El compositor donostiarra (1897-1988), es más que conocido por su producción para la zarzuela, donde dejó un buen puñado de títulos encabezados por Katiuska, La del manojo de rosas y La tabernera del puerto, además de su ópera Juan José, que nunca tuvo ocasión de ver en escena y que se ha podido contemplar en la Zarzuela en febrero de 2916.

Lo que nos presenta esta grabación, realizada en el Gran Teatro de Córdoba en 2010, son cinco obras escritas, muy espaciadamente, a lo largo de toda su vida creativa. Cronológicamente son: Capricho español (1920), Paso a cuatro (1955), Comedieta (1959), Vino, solera y salero (1979), y Paso a dos (1984). En todas ellas puede apreciarse el conocimiento de la orquestación  y de la composición que el maestro pudo aprehender en su etapa formativa en Leipzig. En todos ellos, además, se escuchan aires españoles y los ritmos más clásicos de fandango o de bolero.

En Capricho español, destaca la melodiosa inspiración del músico; en Paso a cuatro, obra más ambiciosa, con seis fragmentos, se escuchan músicas que nos son conocidas, lo cual representa una grata sorpresa; Comedieta, es también partitura consistente, en tres tiempos, con 27 minutos de duración; el Paso a dos, está inspirado y basado en temas de Pepita Jiménez, de Albéniz, obra especialmente querida por Sorozábal, y fue escrita con destino a la bailarina y coreógrafa Luisa Aranda y a José Antonio Ruiz; Vino, solera y salero, por último, es una reelaboración del Capricho español, con tres protagonistas instrumentales: el violonchelo, el clarinete y el fagot.

La interpretación del maestro Temes, al frente de la orquesta cordobesa, es brillante y efectiva. Destaca siempre los planos sonoros, la intervención de los instrumentos que colorean la música y la dan vida a través de los ritmos de danza. El tempo de la música nos parece adecuado (es el ballet, es fundamental que la música “baile”), no en balde Sorozábal conocía bien la base fundamental de nuestro folclore, y rendía tributo en sus obras a los pasodobles o pasacalles, a los fandangos y a los ritmos de la más rancia escuela bolera. 

La grabación suena bien, algo que hay que agradecer a la labor del ingeniero de sonido, aunque en algún momento me ha dado la impresión de que los instrumentos más graves están demasiado presente o cercanos. Se incluyen documentadas notas del propio Temes, sobre el programa grabado.
José Prieto Marugán



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